El álbum de fotos Alexandra de Hannover en su viaje a La Habana junto a Carolina de Mónaco y su novio alemán

Durante el pasado fin de semana, la princesa Carolina de Mónaco viajó a La Habana con una intensa agenda. No lo hizo en solitario, ya que junto a ella se encontraba su hija pequeña, Alexandra de Hannover, completamente ajena al nuevo ingreso de su padre, y Ben-Sylvester Strautmann, el joven alemán con el que sale desde hace varios años.

Justo la benjamina compartió a través de las redes sociales su propio álbum recordando su experiencia esos días. Aunque acompaño a su madre en todo momento, entre acto y acto también tuvo tiempo para aprovechar y disfrutar del ocio y cultura del país. En las fotografías, se la ve posando con Ben en una de las calles de La Habana, donde luce un estilismo ‘coquette’. Debido a las altas temperaturas, apostó por un vestido corto rosa y bailarinas clásicas a juegos con las gafas de sol.

A nivel más institucional, ya fue cuando se decantó por un estampado floral para lucir un vestido camisero. Sin embargo, continúo llevando unas bailarinas clásicas, aunque esta vez en negro. Finalizando el look para su reunión con presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, lo combinó con un bolso de mano de ganchillo en amarillo pastel.

En el álbum fotográfico también recoge un curioso homenaje a su madre. En 1977, el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín obsequió al príncipe Rainiero III una de sus obras durante una visita a Ecuador en la que también estuvo presente la princesa Carolina. Esta pieza formó parte de la colección privada de la familia Grimaldi hasta que la hermana de Alberto de Mónaco decidió donarla a la Casa Museo Oswaldo Guayasamín, un centro cultural dedicado al artista en La Habana desde 1993, al cual visitó durante este viaje.

La publicación la acompañó con una canción de Taylor Swift, ‘The last great american dynasty’ (o en español, «La última gran dinastía americana»). “Dicen que, en ocasiones, se la ha visto paseando por las rocas con la mirada fija en el mar de medianoche”, rezaba, con letra inspirada en la vida de la compositora y escultora estadounidense Rebekah Harkness. Un viaje que, tal y como publica Alexandra, ha disfrutado tanto profesional como personalmente, consolidando así su papel al lado de su madre.