Charlène de Mónaco y su cambio de look, de un conjunto de día a un traje de noche para brillar junto a su marido
Dos citas en el mismo día, con el mismo objetivo, pero muy diferentes y en las que Charlène sigue demostrando cómo los dos piezas son sus grandes aliados
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Mismo día y muy pocas horas de diferencia para dos citas que han dejado claro que el dos piezas es el gran aliado de Charlène de Mónaco. Porque aun con cambio de look, de un conjunto de día a un traje de noche, la esposa de Alberto de Mónaco sabe cuál es su zona de confort y con qué prendas se siente más segura.
Junto a su marido, el príncipe Alberto, visitó este jueves las instalaciones de la de la Cruz Roja para el Gran Premio de Fórmula 1 que se celebra estos días en el Principado de Mónaco. Un compromiso para el que escogió, sin complicarse mucho, un conjunto de chaqueta cruzada y pantalón tobillero tipo oversize en color beis. La blazer presenta doble botonadura en color negro, que combinaba con el top y los zapatos, en el mismo color.
Hemos visto que, últimamente, para sus citas diurnas, la sudafricana elige un zapato plano destalonado. Un modelo que parece haberse convertido en su favorito. Como decimos, tiene claras cuáles son esas prendas y accesorios con los que se siente más cómoda.
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Tocaba reunirse de nuevo unas horas después para celebrar el Gran Premio de Mónaco, una cita que desde palacio se apoya cada año y por la que muy probablemente volveremos a ver a Charlène el domingo, durante la entrega de trofeos. Pero esta nueva cita era en palacio y por la noche, por lo que hubo un cambio de look de la princesa, muy sencillo, pero efectivo.
La sudafricana apostó por el color de gala por antonomasia, el negro, pero no salió de su zona de confort, optando de nuevo por un conjunto de chaqueta y pantalón de seda, con bordados en la pieza superior, en la zona del escote y los puños.
En este caso no se trata de un diseño tan estructurado, sino que va cruzado y sin botones, cerrándose con un cinturón que acaba en flecos y también lleva bordados, con algunos destellos metálicos que ponían el brillo. Da la impresión de que el escote está ligeramente modificado y cosido para que no se abra demasiado. El calzado, también negro y también sin grandes complicaciones, escogiendo unos salones básicos.
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Pero más allá del negro, Charlène puso el acento a ese look de noche con otros elementos, como los pendientes y el maquillaje, con los que podemos decir que sí salió de lo que es habitual. Porque es mucho más frecuente que la sudafricana opte por tonos mucho más naturales, quizá dando algo de color a sus labios. Pero en esta ocasión, ha hecho completamente lo contrario.
En vez de apostar por sus clásicas sombras de ojos en color champán, ha introducido tonos más oscuros y fríos. A través del combo de un smokey eye en tonos tierra y un delineado a ras de pestañas, no solo ha conseguido rasgar más su mirada, sino que también obtiene un efecto lifting muy favorecedor. El resto del maquillaje se mantenía en tonos muy naturales, a base de rubor melocotón y labios a juego, sin perder de visita las tendencias del momento: perfilar y rellenar para lograr un acabado más profesional.
Charlène también acentuó más este look de fiesta con los pendientes, saliendo con ellos también de su patrón habitual. En lugar de apostar por los habituales chatones de diamantes o discretas joyas, escogió un modelo de tamaño considerable con una pieza redonda de la que colgaba una piedra blanca en forma de lágrima. Una imagen un tanto diferente y muy efectiva de la princesa.
Mismo día y muy pocas horas de diferencia para dos citas que han dejado claro que el dos piezas es el gran aliado de Charlène de Mónaco. Porque aun con cambio de look, de un conjunto de día a un traje de noche, la esposa de Alberto de Mónaco sabe cuál es su zona de confort y con qué prendas se siente más segura.