Charlène de Mónaco y su elegante y feminista cita con la actriz Robin Wright: vestidos nude, chaqueta de cuero y taconazos

Es de lo más habitual que los miembros del clan Grimaldi se codeen con estrellas de Hollywood. De hecho, tenían a una gran celebritie en la familia, la mismísima Grace Kelly, y el principado recibe anualmente las visitas de rostros muy conocidos, como es el caso de Robin Wright, conocida por su trabajo en 'House of Cards', entre otros. La actriz mantuvo un encuentro con la princesa Charlène en el Café de París de Mónaco, dejándonos con unas bellas imágenes de ellas juntas.

Con motivo del 64º Festival de Televisión de Montecarlo, Charlène acudió el lunes al almuerzo 'Mujeres con Propósito' un evento organizado Akris, la firma suiza de la que la princesa es una gran fan. El objetivo de este encuentro era ensalzar a mujeres relevantes que, con su dedicación, están construyendo un mundo más justo, inclusivo e igualitario. Un tributo vivo al legado de Alice Kriemler-Schoch, la visionaria fundadora de la maison en 1922, cuyo espíritu sigue vigente hoy bajo la dirección artística de su nieto, Albert Kriemler.

Durante el almuerzo, Akris quiso contar con la presencia de Robin Wright, actriz, directora y productora estadounidense, quien se mostró de lo más cercana con Charlène. De hecho, la noche de este martes, en la ceremonia de clausura del Festival, la estrella recibirá la prestigiosa Ninfa de Cristal, que será entregada por la propia princesa.

Como no podía ser de otra manera, las dos mujeres vistieron de la firma Akris, además con vestidos nude, aunque cada una fiel a su estilo. La esposa de Alberto optó por un romántico diseño con cuello camisero, manga larga, botonadura en los puños, ligero drapeado en la zona central y largo midi. Lleva incorporado un cinturón para remarcar silueta. Su precio es de 2.590 euros.

La princesa combinó su vestido con unos slingback en color nude de Gianvito Rossi, el modelo Ascent, que presenta un elegante tacón de reloj de arena de 8,5 centímetros y la icónica hebilla Ribbon de metal dorado, sello distintivo de la marca. Esán hechos a mano en Italia, y Charlène tiene el mismo diseño en rojo y en negro, por lo que parece que se siente muy cómoda con él.

En cuanto a Robin Wright, optó por un vestido también en color crudo, en un tono más oscuro que el de Charlène, de cuello redondo y largo midi, un diseño que realzaba su figura y que combinó con una cazadora de cuero negra, dándole así un toque distinto. Completó el estilismo unas sandalias tipo cuñas en negro, y unas gafas de sol que no se quitó en ningún momento.

Sin duda, este encuentro en el corazón de Mónaco ha vuelto a demostrar que la elegancia y el compromiso social pueden ir de la mano. Charlène y Robin Wright, dos mujeres con un propósito común, brillaron no solo por su estilo impecable sino también por su dedicación a causas que transforman nuestro tiempo.