En fotos | La acelerada recuperación de Ernesto de Hannover: los planes junto a su hijo Christian en Madrid

Han sido varias semanas de entradas y salidas hospitalarias, pero parece que las aguas en el terreno de la salud están en calma. Ernesto de Hannover ha vuelto a la vida normal y a una rutina que seguro ha echado de menos durante estos dos meses. En plena recuperación, hemos visto al príncipe alemán disfrutando de algunos planes con su hijo Christian por Madrid, ciudad que es ya su hogar.

Es la primera salida de la que las cámaras han podido ser testigos después de numerosos ingresos hospitalarios, todos ellos en la clínica Ruber de Madrid y todos ellos con el apoyo, por un lado, de su novia, Claudia Stilianopoulos, y por otro, de su hijo Christian, el único que vive en la capital y, por tanto, el único que puede estar pendiente de él de forma constante.

El todavía marido de Carolina de Mónaco recibía el alta hospitalaria hace unos días, después de ser ingresado nuevamente, y ha estado recuperándose en la tranquilidad de su domicilio. Fue a principios de abril cuando conocimos que sus problema de salud le habían llevado a la Ruber internacional, teniendo que pasar unos días incluso en la Unidad de Cuidados Intensivos, tal y como contó su pareja a algunos medios de comunicación.

Pero tras semanas complicadas, llega la calma y la tranquilidad. Una tranquilidad de la que disfruta también junto a su hijo Christian, una constante ya de su nueva vida en Madrid. El marido de Sassa de Osma estaba recién llegado de unas vacaciones en Menorca, pero la visita a su padre fue prácticamente el primer punto del orden del día nada más aterrizar de nuevo en la capital.

Así, pudimos ver a padre e hijo saliendo del domicilio que Ernesto de Hannover comparte con la artista madrileña, disfrutando de tiempo juntos. Es un gesto claro de apoyo por parte de Christian y que refleja la cercanía de ambos, algo que el príncipe alemán no tiene con su hijo mayor, con el que la distancia sigue siendo grande, tanto física como emocional.

Christian quiso pasar toda la mañana con su padre, acompañándolo en esta primera jornada fuera de casa tras esos sustos de salud, que no han sido pocos. Ernesto de Hannover, bien por la compañía, bien por sentirse más recuperado, se mostró muy positivo y animado, incluso sonriente en algún momento, aunque no sea su gesto más habitual.

Cierto es que se le ve algo más delgado de lo habitual, algo bastante lógico si tenemos en cuenta que en los dos últimos meses ha pasado más tiempo dentro de los hospitales que en casa.

Eso sí, el apetito no lo ha perdido. De hecho, durante esta jornada, no faltó una buena comida, decantándose por el restaurante oriental del hotel Rosewood Villa Magna, uno de los más exclusivos y deseados de Madrid. Especializado en alta cocina asiática, lleva más de 25 años siendo uno de los referentes del sector. Lo hizo una vez que se había despedido de su hijo Christian, disfrutando de un almuerzo en solitario.

En todo momento, Ernesto pudo subirse al vehículo que los trasladaba por su propio pie, solo apoyándose en su hijo para los movimientos que, en plena recuperación, le resultaban más complicados.

Ese es precisamente otro de los detalles que indican que los asuntos de salud no son tan preocupantes como en las últimas semanas. Tras la operación de cadera a la que tenía que someterse hace unos meses, el príncipe tuvo que ayudarse de un andador para poder caminar. Ahora, puede prescindir de él y solo se ayuda de un bastón para esos paseos que ya podrán ser cada vez más frecuentes.

Esta salida marca no solo su recuperación fisica, sino también un retorno progresivo a su vida social y rutina habitual. La reaparición de Ernesto ha sido recibida con alivio por su círculo cercano, después de la preocupación generada por su estado de salud. Su actitud tranquila y su aspecto favorable son una muestra clara de que la recuperación va por buen camino.

Fue el pasado 3 de abril cuando Vanitatis supo que Ernesto de Hannover se encontraba ingresado. La situación duró tres semanas, con algunos momentos de gran preocupación. Finalmente, gracias a los cuidados médicos y tratamiento, lo veíamos saliendo de la clínica Ruber por su propio pie y con su inseparable novia, Claudia, siempre pendiente de él.

Pero la alegría duraba poco y no tardaba en ser ingresado, aunque en esta ocasión, según la agencia que nos proporcionó las imágenes e información, no era de urgencia, sino que parecía algo programado. Días después se repetía el movimiento, con un nuevo ingreso tras el alta, aunque de esta última estancia en el hospital no trascendió mucho más.

Ahora, sabemos que Ernesto de Hannover puede celebrar su recuperación y que ha retomado sus rutinas y su vida social. Y qué mejor compañero que su hijo pequeño, Christian, que se ha mostrado como un apoyo incondicional del príncipe alemán, también en sus peores y más polémicos momentos.