En el Gran Ducado es tradición que el heredero no acceda al trono tras la muerte del soberano, sino que éste abdique en favor de su hijo mayor. Sin embargo, Henri ha roto con la regla no escrita de esperar casi hasta los 80 años para renunciar a la jefatura del Estado. Ha decidido dar el paso con 70 años, dejando más tiempo para disfrutar sin responsabilidades. Y ese momento está cada vez más cerca: el próximo 3 de octubre cederá oficialmente el trono a su hijo Guillermo.
A falta de poco más de un mes para ese día, la Gran Casa Ducal de Luxemburgo ha compartido los retratos oficiales del príncipe heredero, Guillermo, y su esposa, Stéphanie. Es la primera vez que la princesa posa como futura gran duquesa consorte, en la que ha apostado por un vestido blanco.
Los nuevos retratos oficiales del futuro gran duque y de la futura pareja gran ducal. (courgrandducale)
Stephanie de Luxemburgo seleccionó un vestido de cuello bardot, manga tres cuartos y falda recta. Aunque sin duda, en su posado, resaltaron las joyas que ha utilizado. En un primer lugar, los pendientes de esmeralda, vinculados a la familia gran ducal desde hace décadas, son una de las piezas más emblemáticas del joyero luxemburgués y han acompañado a varias generaciones de grandes duquesas en actos oficiales.
En segundo lugar, la pulsera a juego, que era visible en su muñeca izquierda. Un conjunto que lució Stephanie durante su aparición en la cena de gala que ofrecieron los Grandes Duques en el Palacio Gran Ducal, en honor al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella.
Su boda, en octubre de 2012, estuvo marcada por el reciente fallecimiento de su madre, Alix della Faille de Leverghem, apenas tres meses antes del enlace. Por ello, tanto la ceremonia civil como la religiosa estuvieron llenas de recuerdos y pequeños homenajes a su progenitora. Uno de ellos fue la tiara que eligió Stéphanie para casarse, tomada del joyero de la familia Lannoy y no del ducal, rompiendo así la tradición. Ahora, un mes antes de asumir oficialmente el rol de primera dama de Luxemburgo como esposa del jefe del Estado, aquel símbolo de homenaje y distinción cobra un nuevo significado en su vida pública.
En el Gran Ducado es tradición que el heredero no acceda al trono tras la muerte del soberano, sino que éste abdique en favor de su hijo mayor. Sin embargo, Henri ha roto con la regla no escrita de esperar casi hasta los 80 años para renunciar a la jefatura del Estado. Ha decidido dar el paso con 70 años, dejando más tiempo para disfrutar sin responsabilidades. Y ese momento está cada vez más cerca: el próximo 3 de octubre cederá oficialmente el trono a su hijo Guillermo.