La reina Sofía y la fiel amiga de origen griego, las incondicionales que no se separan de la princesa Irene
Sonia Catris es amiga de toda la vida de la hermana de la reina madre y trabajaba con ella en sus labores solidarias. La acompañan estos días en los que no sale de casa
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Hasta hace no tanto, los viernes eran sagrados para la princesa Irene de Grecia. Ese día de la semana lo reservaba siempre para comer con su gran amiga Sonia Catris. Una costumbre que, con el paso de los años, han tenido que abandonar: la hermana menor de la reina Sofía se cansa con facilidad y prefiere ya no salir de la Zarzuela.
Allí, en el palacio que desde hace décadas se ha convertido en su hogar, pasa sus días tranquila y acompañada. A veces de su inseparable hermana, y otras muchas de su confidente de toda la vida, Sonia.
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Entre ambas se ha tejido una amistad de las que se cuentan con los dedos de una mano. Son confidentes, cómplices y apoyos mutuos, especialmente en esta etapa en la que la llamada cariñosamente 'Tía Pecu' -así la bautizaron sus sobrinos, el actual rey Felipe VI y las infantas Elena y Cristina- atraviesa una vejez delicada, marcada por problemas de salud que la han obligado a reducir su actividad al mínimo.
No sale de Zarzuela
Con 83 años cumplidos, la princesa Irene se mueve poco. Sus paseos se limitan a los jardines de la Zarzuela y siempre necesita ayuda. Poco más. Pero nunca está sola. O la acompaña la reina Sofía o lo hace Sonia Catris, esa mujer elegante y discreta que lleva décadas a su lado.
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La relación se forjó mucho tiempo atrás, en paralelo al éxito empresarial de la familia Catris. Sonia se casó con el francés de origen griego Michel Catris, un empresario con quien levantó un pequeño imperio textil en Barcelona, que entonces era el epicentro de la industria en España.
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Desde el puerto llegaban los tejidos de lujo que después se transformaban en accesorios codiciados por los grandes diseñadores del momento. Pierre Cardin, Loewe y Lacroix, eran algunos de los nombres que encargaban a Catris sus corbatas, hasta el punto de que Michel fue bautizado como “el rey de la corbata”.
Legado familiar
Viuda y madre, Sonia legó su saber y su elegancia a sus descendientes. Una de sus nietas, Alexia, tomó el relevo y fundó su propia empresa de moda, Richel, nombre homenaje a la empresa de sus abuelos, Richel París. Para promocionar la aventura, nacida en 2021, utilizó incluso la imagen de su abuela en sus campañas.
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En una de esas escasas fotografías públicas, Sonia Catris aparece impecable en un patio de estilo andaluz, dando palmas, radiante y sofisticada. Lo contamos porque es una de las pocas imágenes que existen de esta señora discreta, a la que en Vanitatis hemos intentado entrevistar sin éxito.
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Ella misma se ha prodigado muy poco en los medios. La única vez que habló en público fue para un reportaje en Vanity Fair, en el que se limitó a decir una frase sobre su amiga Irene: “Es una mujer incansable, trabajadora y entregada a muchas buenas causas. Ayuda en silencio. ¿A eso le llaman ser excéntrica? Pues entonces sí lo es”.
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Con esas palabras resumía la esencia de una princesa que, a lo largo de su vida, se volcó en proyectos solidarios. Sonia Catris compartió con ella esa vocación, como vicepresidenta y directora de la Fundación Mundo en Armonía, creada por Irene de Grecia y con la que impulsaron iniciativas humanitarias en todo el mundo. Con el tiempo, aquella labor se fue apagando, igual que la vida pública de la princesa. En diciembre de 2023 la fundación cerró sus puertas definitivamente.
Más que hermanas
Hoy, Irene de Grecia ha dejado atrás casi toda vida social. Vive pegada a la reina Sofía, con la que no solo comparte lazos de sangre, sino también una complicidad a prueba de todo. Más que hermanas, son amigas íntimas, confidentes, sostén la una de la otra.
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La tía Pecu nació en Sudáfrica, creció en un ambiente cosmopolita y pasó años en la India junto a su madre, la reina Federica, donde vestía con sari y aprendió a sentir el hinduismo como algo natural. Esa espiritualidad, que siempre compartió con la reina Sofía, sigue acompañándola hoy como un modo de vida sereno. Una filosofía que ayuda a sobrellevar con calma los inevitables pasos de la edad, una bonita manera de vivir que sirve para los años en los que la vejez camina hacia momentos de incertidumbre.
Hasta hace no tanto, los viernes eran sagrados para la princesa Irene de Grecia. Ese día de la semana lo reservaba siempre para comer con su gran amiga Sonia Catris. Una costumbre que, con el paso de los años, han tenido que abandonar: la hermana menor de la reina Sofía se cansa con facilidad y prefiere ya no salir de la Zarzuela.