Máxima de Holanda da una nueva vida a un vestido de hace 14 años para el Prinsjesdag, con un tocado fiel a su estilo y perlas grises

El tercer martes de septiembre hay una cita ineludible para la familia real de Países Bajos con la celebración del Prinsjesdag, que este año ha venido marcada por el debut de la princesa Ariane. Esta jornada es muy protocolaria, pero da lugar a un auténtico despliegue de estilismos de las damas holandesas. Aunque, a diferencia de sus hijas, Máxima de Holanda no ha estrenado y ha dado una nueva vida a un vestido de hace 14 años, combinándolo con un tocado fiel a su estilo y perlas grises.

Es su primera gran cita tras las vacaciones y es rara la ocasión en la que Máxima defrauda, principalmente porque suele seguir esos patrones que tanto le gustan de volúmenes y complementos de gran tamaño. Y tampoco es raro que prefiera rescatar un diseño de su armario a lucir uno nuevo. Por eso tampoco podemos decir que sea novedoso el hecho de que haya elegido el mismo vestido que eligió para la celebración de 2011 y que lució dos años después en Brunéi, siendo aún princesa.

Se trata de un vestido gris con el que ha formado un look completamente monocolor, una opción por la que también han apostado sus tres hijas. Es un diseño de escote drapeado y algo de cola. Confeccionado en una delicada tela con hilos metalizados, presenta escote y mangas semitransparentes. El único contraste lo encontrábamos en su clutch, de un tono algo más oscuro.

Eso sí, la reina Máxima de Holanda ha querido darle una nueva vida con un pequeño truco. Lo que ha hecho, sencillamente, ha sido cambiar el cinturón que venía en la creación original por uno tipo cordón, ororgándole así cierta diferencia con esa primera aparición con él, hace ahora 14 años.

Lo que no ha faltado en este look del Prinsjesdag ha sido un enorme tocado de esos que son seña de identidad de la argentina. Los guarda en su vestidor de todos los tipos, tamaños y colores y los lleva como nadie, por muy grandes que sean. En este caso, ha elegido uno con una pieza plana lateral apoyada en un volumen de flores y plantas, también en el mismo color.

Esta celebración del Prinsjesdag es una cita muy protocolaria, por lo que cada año se repiten los mismos movimientos, solo cambiando los protagonistas. De hecho, desde el 2022 las imágenes que nos ha dejado la jornada nos ha dejado las distintas incorporaciones de las tres hijas de Guillermo y Máxima hasta este año, cuando Ariane ha sido la última en unirse.

La familia real está preparada a la una de la tarde para que los distintos carruajes de los Orange los recojan e inicien un desfile por las calles de La Haya hasta llegar al Binenhoff, el edificio histórico que sirve cada año como escenario. A los reyes y sus hijas también se unen los príncipes Laurentien y Constantine, para los que la jornada es cita obligada, a pesar de que ellos no tienen funciones institucionales y sueldo público.

Tras la protocolaria ceremonia, que Guillermo y Máxima presiden sentados en imponentes tronos, y la lectura del discurso por parte del monarca, la familia vuelve al palacio de Noordeinde, el punto de inicio. Allí tiene lugar una de las imágenes más emblemáticas de este día, con todos los Orange asomados al balcón para saludar al público que se congrega en los alrededores, que no es poco.