Don Juan Carlos reina en Nueva York: cena de etiqueta y un nuevo trofeo en su honor

Pocas cosas impresionan más a un americano de clase alta que las casas reales europeas. Y eso ha quedado claro este fin de semana en Oyster Bay, en concreto en el Seawanhaka Corinthian Yacht Club, uno de esos clubes que huelen a tradición y a madera pulida por antiguas historias de mar.

Allí han recibido este fin de semana y con honores al “rey de España” Juan Carlos I, quien ha mantenido cierta agenda social antes de empezar las regatas del Mundial de Seis Metros 2025. Este fin de semana se ha producido una cita muy especial: el viernes, en un cóctel con cena, el padre de Felipe VI presentó la Copa Rey Juan Carlos, un nuevo trofeo que llevará para siempre el nombre del monarca español y que premiará al vencedor de la categoría clásica de esta prestigiosa competición.

La cita fue el viernes por la noche, con el club engalanado para la ocasión, así como los asistentes. La cena fue tipo cóctel, los invitados de etiqueta y un ambiente de esos que combinan la elegancia del deporte con la camaradería marinera. Entre los asistentes, armadores y regatistas llegados de medio mundo, todos en pie con una copa en la mano y muchas ganas de charlar con Juan Carlos I, que se mostró distendido, repartiendo sonrisas y anécdotas.

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El fin de semana, antes de que empezaran las regatas, se ha convertido en una especie de prólogo social de alto nivel: cenas, brindis y ese toque internacional. La presentación del trofeo tuvo, además, su punto de humor. Louis Heckly, presidente de la International Six Metre Association y veterano regatista, bromeó con el padre del Rey: “Majestad, usted ha ganado tres veces el Mundial Clásico… yo solo una. Pero espero que la primera inscripción en esta copa lleve mi nombre y no el suyo”. Risas compartidas, complicidad de quienes llevan años coincidiendo en muelles, travesías y entregas de premios.

Vocación de perpetuidad

La Copa Rey Juan Carlos "es una pieza de plata brillante, elegante y con vocación de perpetuidad", señalan desde el mismo club. A partir de ahora, añaden desde la organización de la competición, se entregará como nuevo galardón junto al histórico Trofeo Djinn. Con este regalo, don Juan Carlos deja un legado para siempre: simboliza no solo su pasión por la vela sino también la revitalización de esta clase en España, donde el Rey ha sido uno de sus grandes impulsores, tal como señalan desde el club náutico norteamericano.

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Este año compiten 12 barcos en la categoría clásica, mientras que otros 17 pelean por la victoria en la categoría Open. El campeonato, que arranca este lunes en las aguas de Oyster Bay, concluirá el viernes con una gala final donde se entregarán ambos trofeos y, quién sabe, quizá también alguna que otra broma más sobre quién graba su nombre primero en la flamante Copa Rey Juan Carlos.

Porque en este mundial, sí, hay competición y estrategia, pero también hay amistad, tradición y ese espíritu marinero que mezcla la rivalidad deportiva con noches de cócteles, cenas al aire libre y la certeza de que en la vela clásica, ganar no es solo cruzar la línea de meta. Para estos marineros, lo crucial es mantener viva una forma de entender el deporte con historia y con ese punto chic muy propio de estas aguas.