El regreso del vestido más elegante y llamativo de Máxima de Holanda: diseño prêt-à-porter, bordados vegetales y tocado con forma de semilla

Durante la ceremonia de advenimiento del nuevo Gran Duque Guillermo de Luxemburgo, Máxima de los Países Bajos volvió a acaparar todas las miradas con su inconfundible elegancia. En la cena de gala deslumbró con un vestido de satén bordado con corte láser firmado por Natan Couture, mientras que para los actos diurnos optó por un sofisticado diseño verde oliva con lazo y capa superpuesta de Claes Iversen. Aunque ambos estilismos se caracterizaron por su paleta de tonos neutros, a su regreso a los Países Bajos la reina sorprendió con un giro estilístico al apostar por un color mucho más vibrante y atrevido.

La reina Máxima reapareció en la vigésima edición de la Feria de Comercio de Tilburgo, centrada en impulsar la cooperación entre el ámbito empresarial y las organizaciones sociales. Antes de la apertura, mantuvo conversaciones con representantes de empresas, asociaciones, empleados y voluntarios sobre el valor de la responsabilidad social. Tras inaugurar la jornada, la esposa de Guillermo Alejandro recorrió la exposición, interesándose por las iniciativas de colaboración y compromiso comunitario.

Un recorrido que no pasó desapercibido gracias al estilismo de la reina Máxima. Para la ocasión, rescató uno de sus diseños más impactantes: un vestido midi de la colección prêt-à-porter Otoño/Invierno 2018 de Óscar de la Renta. La prenda, de manga larga y bordada con delicados motivos vegetales en negro, destacó por su elegancia y sofisticación. Se trata de una elección poco habitual en su vestidor, ya que no lo lucía desde 2019 y, en aquella ocasión, solo lo había llevado en dos compromisos oficiales.

Máxima eligió este vestido de Oscar de la Renta durante la histórica visita de Estado a Reino Unido en 2018, la primera de unos reyes holandeses en Inglaterra en 40 años. Para la ocasión, optó por un look llamativo que llevó en sus encuentros con la reina Isabel II y el entonces príncipe Carlos en el Palacio de Buckingham, destacando por su elegancia y presencia en un momento tan significativo para la monarquía holandesa.

Al igual que en aquella ocasión, lo acompañó con un tocado negro de Philip Treacy, inspirado en la forma de una semilla, que combinó con un recogido bajo, dejando a la vista sus pendientes. Probablemente, este fue el único accesorio que varió, ya que eligió piezas con motivos florales para completar el conjunto.