Así ha crecido la incalculable fortuna del rey Rama de Tailandia, nueve años después llegar al trono: más de 300 coches, 40.000 alquileres y 38 jets
Fue coronado meses después por el luto que guardó a su padre y antecesor, pero desde el 13 de octubre de 2016, Rama X ya dejó claro que iba a ser un rey poderoso, amante de los lujos y la exclusividad
Desde el momento en que Maha Vajiralongkorn ascendió al trono como Rama X, en 2016, su figura no ha dejado de generar titulares. No solo es un poderoso monarca que puede cambiar leyes o conmutar sentencias de pena de muerte, sino que no ha disimulado cuánto le gusta el lujo y la opulencia, que además tiene a su alcance. La fortuna del rey de Tailandia ha crecido exponencialmente en estos nueve años en el trono, llegando a acumular más de 300 coches, 38 jets y 40.000 contratos de alquiler que le reportan suculentos beneficios.
Tal es su riqueza que no hay datos exactos, aunque sí se estima entre 30.000 y los 43.000 millones de dólares, cifras que lo sitúan entre los reyes más ricos del planeta. Para entender el por qué de este inmenso patrimonio, hay que familiarizarse con el Crown Property Bureau (CPB), que es la entidad que administra los bienes de la Corona tailandesa.
En 2017, una reforma legal -firmada por él mismo, claro está- concedió al rey el control total sobre estos activos, algo que hasta entonces gestionaban parcialmente organismos estatales, por lo que estaba algo más controlado. Pero desde ese año, sin fijarse en las políticas que había llevado a cabo su padre hasta 2016, cuando murió, el CPB ha sido propiedad directa del soberano.
Y no es poco lo que incluye el Crown Property Bureau. Estamos hablando, para empezar, de 6.500 hectáreas de terrenos arrendables en todo el país, con alrededor de 40.000 contratos de alquiler vigentes. De estos, casi la mitad se concentran en Bangkok, la capital, y en zonas muy cotizadas. Y claro, todos ellos generan una buena renta que alimenta la maquinaria financiera del reino y del propio rey.
Esta figura nos recuerda mucho al patrimonio del príncipe Guillermo y el rey Carlos, quienes han amasado una buena fortuna a través del ducado de Cornualles y los cuantiosos beneficios que generan cada año todas las rentas. Pero también hay otras fuentes de ingresos del rey Rama de Tailandia similares a las de algunos de sus homólogos.
Hablamos, por ejemplo, de Alberto de Mónaco, que puede presumir de tener unas cuentas corrientes más que holgadas gracias a su participación en el SBM, la sociedad que gestiona los beneficios del casino de Montecarlo y que luego se amplió a hoteles y restaurantes, que no faltan en el Principado.
En el caso el rey tailandés, él tiene una participación de 23% en el Siam Commercial Bank, uno de los mayores bancos de Tailandia, y un 33 % en Siam Cement Group, el principal conglomerado industrial. Estas inversiones le garantizan ingresos regulares y presencia decisiva en sectores clave de la economía tailandesa, lo que se traduce irremediablemente en más dinero para su cuenta corriente.
Pero las cifras no terminan en inmuebles y acciones. Su flota personal incluye más de 300 coches de alta gama, 38 aviones privados —entre jets y helicópteros— y medio centenar de embarcaciones ceremoniales conocidas como 'barcos reales'. Si han visto imágenes de desfiles o celebraciones con el rey como protagonista principal -no suele haberlas de otro tipo- seguro que las han visto: se trata de barcazas doradas utilizadas en procesiones fluviales que simbolizan la continuidad de la monarquía.
Lo más fascinante y desconcertante es que el rey ha convertido lo que en muchas monarquías es patrimonio de Estado en patrimonio personal. Esa decisión, legalizada en 2017, como decíamos, no solo le otorgó control absoluto sobre los bienes reales, sino que abrió la puerta a una gestión independiente, con implicaciones fiscales y de transparencia que apenas se conocen.
Todo está envuelto en un halo de hermetismo y opacidad, porque además muchas operaciones financieras se manejan a través de estructuras corporativas opacas. Lo que se ve, con su despliegue de diamantes y oro, es solo una muestra pequeñita de la fortuna que acumula el rey Rama de Tailandia.
Pero claro, hay una parte de ese lujo y exclusividad que no se puede ocultar, especialmente cuando se trata de estancias lujosas en el extranjero, con exclusivos hoteles alquilados al completo para él y su séquito y continuos viajes en sus jets. El rey gobierna un nación con profundas desigualdades y contrastes: mientras millones viven con salarios ajustados, el monarca resguarda un patrimonio superior al de muchos países pequeños.
La cuestión es que, aunque para muchos sea evidente, no se puede criticar públicamente al monarca, bajo amenaza de penas severas por la ley de lesa majestad. Una ley que, por el poder que tiene Rama X, no tiene pinta de poder revocarse en un futuro próximo.
Desde el momento en que Maha Vajiralongkorn ascendió al trono como Rama X, en 2016, su figura no ha dejado de generar titulares. No solo es un poderoso monarca que puede cambiar leyes o conmutar sentencias de pena de muerte, sino que no ha disimulado cuánto le gusta el lujo y la opulencia, que además tiene a su alcance. La fortuna del rey de Tailandia ha crecido exponencialmente en estos nueve años en el trono, llegando a acumular más de 300 coches, 38 jets y 40.000 contratos de alquiler que le reportan suculentos beneficios.