Doña Sofía, de riguroso luto en la Embajada de Tailandia tras la muerte de su homóloga, la reina Sirikit

La relación entre las dos casas reales tiene una historia larga, de casi dos siglos, así que de alguna forma tenía que dejar patente el respeto por el reciente fallecimiento de la reina Sirikit de Tailandia. Y se ha hecho a través de doña Sofía, que ha visitado, de riguroso luto, la embajada tailandesa para mostrar sus condolencias por la muerte de su homóloga.

La madre del rey Felipe ha llegado puntual a las tres de la tarde, fiel a esa etiqueta, si se puede llamar así, que se requiere en estas ocasiones. Es decir, sin dar ninguna importancia a la ropa, con prendas sobradas de discreción y con una sola nota de color sobre el habitual negro, con el broche, que nunca falta en sus looks, y el collar, de perlas naturales de color gris.

Una vez allí, ha dado el pésame a los responsables de la institución encargados de recibirla con las protocolarias reverencias. Todos vestían el uniforme diplomático, de un blanco impoluto, creando con el traje de chaqueta de la reina Sofía un curioso contraste. Una vez en el interior, ha presentado sus respetos a una imagen de la reina Sirikit, situada en un pequeño altar con flores blancas, antes de sentarse para firmar el libro de condolencias.

Las condolencias al rey Rama X de Tailandia han llegado de todas partes del mundo, incluso de forma presencial. De hecho, los reyes de Bután visitaban el país este miércoles para dar el pésame en persona al actual monarca y su esposa. Y lo hacían, como es lógico, cambiando sus coloridos y habituales atuendos por ese negro requerido para estas situaciones de pérdida familiar.

La reina Sofía, de una generación de reyes anterior, tenía mucha más relación con los padres del actual monarca, no solo por la similitud de edades, sino porque han compartido varios momentos y citas en las últimas décadas, incluyendo varios viajes oficiales, algo que de momento no está contemplado a corto plazo en las relaciones bilaterales actualmente.

Curiosamente, Sirikit asistió, junto a su marido Rama IX, al enlace en Atenas en 1964 del rey Constantino II de Grecia con la princesa Ana María de Dinamarca, siendo la única boda real a la que asistieron en todo su reinado. Pero fue en 1987 cuando los reyes Juan Carlos y Sofía estrecharon lazos con sus homólogos tailandeses, al realizar una visita de Estado al país, acompañados de la infanta Cristina.

Dos décadas más tarde, en febrero de 2006, los entonces reyes de España regresaron a Tailandia en el marco de las conmemoraciones por el 60º aniversario de la ascensión al trono de Rama IX. Y no tardó en regresar doña Sofía al país, ya que asistió a unas nuevas celebraciones de ese mismo aniversario, en las que aprovechó para entregarle al rey Bhumibol el Toisón de Oro que se le había concedido ese mismo año.

Y tal como ha hecho este jueves, aunque en la distancia, doña Sofía fue la encargada de representar a la Casa Real por el fallecimiento del entonces monarca, en 2016. En esa ocasión viajó a Bangkok para asistir a las ceremonias por su muerte y acompañar así a la viuda, la reina Sirikit, a la que hoy ha homenajeado, de riguroso luto y desde Madrid.