Los complejos de Victoria Beckham

Quién iba a pensar que Victoria Beckham podía tener algún complejo, pero así es. Ella misma ha reconocido a la revista ELLE que se siente inferior al resto en un reportaje de doce páginas la exspicegirl cuenta cómo se siente.

 

Victoria, de 38 años, ha reconocido que convertirse en diseñadora le ha beneficiado mucho, tanto profesional como personalmente. Sus inicios se remontan al grupo Spice Girls, del cual formó parte desde 1994 hasta 2000, cuando decidió emprender su carrera como cantante en solitario. Pero esta aventura no duró mucho ya que en 2003 llegaba a su fin.

 

Y es que Victoria no estaba destinada a ser cantante. De ahí su inseguridad. La spice posh reconoce a ELLE que "cuando estaba en el escenario con las Spice Girls siempre pensaba que la gente estaba allí para ver a las otras cuatro, no a mí", lo que demuestra que no se sentía cómoda. Pero esta angustia no se quedó ahí, sino que se contagió al resto de aspectos de su vida. "Cuando salía con David y nos fotografiábamos siempre pensaba que era por él", recoge el Daily Mail.

 

Sin embargo, todo ha cambiado desde que la mujer del futbolista apostó por convertirse en diseñadora, su gran pasión. Victoria siempre ha sido una enamorada de la moda, por lo que no es de extrañar que su trabajo se haya convertido en todo un éxito. Pese a las primeras críticas que aseguraban que la inglesa no llegaría a nada, la colección Victoria Beckham ha sido un éxito rotundo. Mujeres de la talla de Heidi Klum, Jennifer Lopez, Eva Longoria, Sarah Jessica Parker, Sandra Bullock o Beyonce han lucido sus trajes, y en el 2011 ganó el galardón Brand of the Year en los British Fashion Awards.

 

Madre de cuatro hijos -Brooklyn (13), Romeo (10), Cruz (7) y Harper (1)- Victoria compagina su tarea como madre y como diseñadora. "No voy a mentir. Estoy cansada pero también soy muy feliz con mi vida", reconoce. "Soy como toda mujer que trabaja y tiene muchos hijos". Y es que Victoria aprovecha que Harper no duerme muy bien para hacer llamadas de negocios por Skype, porque se confiesa "una obsesa del control", por lo que asegura que "me cuesta mucho confiar en la gente porque me gusta manejar absolutamente todo (...) pero cada vez lo hago más".