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La viuda de Steve Jobs rehace su vida dos años después de su muerte
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SE CUMPLEN DOS AÑOS DE LA MUERTE DEL GURÚ

La viuda de Steve Jobs rehace su vida dos años después de su muerte

Este sábado se cumplen dos años de la muerte de la figura fundamental para entender la tecnología. Su empresa y su viuda se han transformado

Foto: Steve Jobs y Laurene Powell en 2007. (I.C.)
Steve Jobs y Laurene Powell en 2007. (I.C.)

Mucho han cambiado las cosas en los dos años que han pasado desde la muerte de Steve Jobs (5 de octubre de 2011). No sólo en Apple, que busca desesperadamente alejarse de la sombra de uno de sus creadores, sino también en el terreno más familiar del gurú. Pilar fundamental para una de las personalidades más influyentes de las últimas décadas, la mujer de Jobs pasó desapercibida durante las dos décadas que estuvo a su lado. Dos años después de su fallecimiento aún cuesta reconocerla, pero su presencia en los medios estadounidenses, que ya han dado a conocer su nueva relación amorosa, es mucho mayor. Ella es Laurene Powell, una de las diez mujeres más ricas del mundo y la mayor fortuna de Sillicon Valley. 

Durante todos esos años estuvo a la sombra de alguien que supo aunar la genialidad y la perseverancia para conseguir un pretendido éxito y que murió víctima de un cáncer de páncreas que se prolongó durante ocho años. Sólo un año y medio después de quedarse viuda, Powell comenzó a protagonizar las páginas de diarios norteamericanos como The Wall Street Journal y The New York Post para apoyar la reforma migratoria de Estados Unidos a través de su faceta filantrópica. Hombres del mundo de los negocios como Rupert Murdoch, dueño del conglomerado News Corporation, felicitaron a la viuda de Jobs por liderar una batalla que pretende que más de un millón de ‘soñadores’ -aquellos que llegaron a Estados Unidos atraídos por el sueño americano- obtengan la nacionalidad del país.

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Centrada en su compañía Terravera, de la que es cofundadora y destinada a desarrollar productos orgánicos, Laurene Powell es también conocida por ser la cara visible de College Track, una organización no gubernamental que facilita a los jóvenes californianos la inmersión en la educación, con el que la viuda de Jobs está muy concienciada. Tanto es así, que una conferencia sobre ese asunto en 2011 le cambió su porvenir.

Según publicó The Washington Post hace unos meses, Powell comenzó el mismo año en el que falleció su marido una relación de amistad con Adrian Fenty, quien fuera alcalde de Washington DC desde 2007 a 2011. Durante un coloquio sobre la educación en Houston, ambos se conocieron hasta el punto de que, en febrero de 2012, Fenty se unió a la junta directiva de College Track. En enero de este año, Andrian Fenty se separó de su mujer y meses después saltaba la noticia de su romance.

Un sueño de 78 metros de eslora

Un año después de su muerte, y con la presencia de su viuda y sus hijos, el superyate Venus, el último sueño de Steve Jobs, abandonó los astilleros holandeses de Koninklijke.

Diseñado por el presidente de Apple a partir de su experiencia de años a bordo de los barcos que alquilaba para pasar sus vacaciones con su familia, y que no le agradaban, él se encargó de perfeccionar una construcción que se retrasó varios meses. Consciente de la gravedad de su enfermedad cuando comenzó a construirse en 2009, Jobs encargó los interiores al diseñador francés Philippe Stark, algo que subió el precio de su construcción hasta los 100 millones de euros.

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* Venus este verano en Palma de Mallorca

Su vida en la gran pantalla

Protagonizada por Ashton Kutcher, la película Jobs pasó por la historia del cine sin dejar huella, más allá de la anécdota de ser el primer filme sobre su vida en proyectarse en las salas de cine tras el fallecimiento del gurú de la tecnología.

Criticada por los expertos como un publirreportaje de dos horas sobre Apple, sólo se reconoció el papel del actor. El lado más personal e íntimo de Steve Jobs apenas se dejó ver en la cinta, Quizá para no desvelar esa parte de su vida que él siempre quiso mantener lejos de las cámaras. 

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Mucho han cambiado las cosas en los dos años que han pasado desde la muerte de Steve Jobs (5 de octubre de 2011). No sólo en Apple, que busca desesperadamente alejarse de la sombra de uno de sus creadores, sino también en el terreno más familiar del gurú. Pilar fundamental para una de las personalidades más influyentes de las últimas décadas, la mujer de Jobs pasó desapercibida durante las dos décadas que estuvo a su lado. Dos años después de su fallecimiento aún cuesta reconocerla, pero su presencia en los medios estadounidenses, que ya han dado a conocer su nueva relación amorosa, es mucho mayor. Ella es Laurene Powell, una de las diez mujeres más ricas del mundo y la mayor fortuna de Sillicon Valley. 

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