Seymour Hoffman exige en su testamento que su hijo sea educado en Manhattan

Mucho antes de morir, en 2004, el actor Philip SeymourHoffman dejó redactado un testamento que ha visto la luz este miércoles en Estados Unidos. En él, además dejar casi todo su patrimonio a la madre de sus tres hijos, Marianne O’Donnell, establece un conjunto de directrices sobre cómo debe ser educado su hijo mayor, Cooper, el único que había nacido cuando Hoffman redactó sus últimas voluntades.

“Mi deseo es que mi hijo Cooper Hoffman sea criado y resida en o cerca de Manhattan”, escribió el actor, cuyo deseo era que su vástago absorbiera lo máximo posible de la cultura, el arte y la sociedad de la Gran Manzana. Si finalmente esto no pudiera ser, Hoffman proponía Chicago y San Francisco, para “que esté expuesto a la cultura, el arte y la arquitectura que ofrecen esas ciudades”. Además, y por si esto no fuera suficiente, el ganador del Oscar por Capote expresó por escrito su deseo de que Cooper debía visitar al menos dos veces al año las otras dos ciudades en las que su hijo no vivirá.

Fotografiado con su padre en un partido de baloncesto el pasado mes de diciembre, Cooper Hoffman es uno de los principales beneficiarios de su herencia -se calcula que ronda los 25 millones de euros-, de la que no podrá disfrutar hasta los 25 años, cuando recibirá la mitad del dinero, y el resto cuando cumpla los 30. Por el momento, será Marianne O’Donnell, con quien Hoffman compartía una relación antes de abandonar la residencia familiar para regresar una vez rehabilitado de su adicción a la heroína, quien controle todo el patrimonio del actor.