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105 años de Gregory Peck: sus dos matrimonios y el triste suicidio de su hijo
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uno de los grandes mitos de hollywood

105 años de Gregory Peck: sus dos matrimonios y el triste suicidio de su hijo

El protagonista de 'Duelo al sol' o 'Matar a un ruiseñor' fue poco dado a los escándalos y se ganó el respeto de sus compañeros durante décadas. Su vida personal estuvo marcada por una desgracia

Foto: Gregory Peck, en un fotomontaje de Vanitatis. (Gtres/VA)
Gregory Peck, en un fotomontaje de Vanitatis. (Gtres/VA)

Fue el hombre íntegro por excelencia y el símbolo de la masculinidad de posguerra. Fue una estrella y un firme defensor de los derechos humanos; un intérprete solicitado y un marido ejemplar. A priori, la vida de Gregory Peck, poco dado a los escándalos, estrella incontestable del cine americano y protagonista de un buen puñado de clásicos como 'Matar a un ruiseñor' (1962), 'Moby Dick' (1956) o 'Mi desconfiada esposa' (1957), podría parecer aburrida en comparación con su excelsa filmografía.

Sin embargo, los riesgos laborales que corrió al manifestarse contra la nefasta caza de brujas del senador McCarthy o la tragedia que vivió con la muerte de su hijo mayor engrandecen la trayectoria vital de uno de esos actores a los que todo el mundo definió como “una buena persona”, en palabras de la también desaparecida Lauren Bacall, y de cuyo nacimiento se cumplen ciento cinco años.

placeholder Junto a Ingrid Bergman en 'Recuerda', uno de sus primeros éxitos
Junto a Ingrid Bergman en 'Recuerda', uno de sus primeros éxitos

Si de amoríos hablamos, tampoco encontramos las largas listas habituales en la vida de otros iconos de la pantalla. Con su primer gran amor, de hecho, se acabó casando. La chica en cuestión era Greta Kukkonen, a la que conoció cuando, a principios de los años 40, ella era una productora teatral de éxito. Desde que era muy niño, pese a que su abuela lo llevaba al cine, el sueño de Gregory Peck era interpretar sobre las tablas. Fue en una compañía neoyorquina, recién graduado por la Universidad de Berkeley, cuando el actor conoció a la que sería su novia y se enamoró de ella de forma casi inmediata. “Llegó a dormir en un banco de Central Park cuando era muy joven”, declararía ella años después acerca de las penurias que el joven aspirante a actor tuvo que esquivar hasta llegar a ser lo que fue.

placeholder El actor, en una imagen publicitaria.
El actor, en una imagen publicitaria.

La boda entre ambos llegó el 4 de octubre de 1942, cuando a él le faltaban un par de años para convertirse en un nombre de referencia en los grandes estudios de Hollywood. La pareja alquiló una casa en Sunset Boulevard y fue testigo de cómo la carrera de él crecía de forma imparable. El productor David O'Selznick, que tenía sus dudas acerca de contratar al atractivo jovencito que era entonces Peck, acabó admitiendo su error, volvió a contar con él y así fue como protagonizó producciones suyas como 'Recuerda' (1945), 'Duelo al sol' (1946) o 'El proceso Paradine' (1947), uno de los grandes fiascos de Hitchcock. La carrera del actor, marcada por el eclecticismo, también tuvo que ver con España, ya que fue en Gran Canaria donde se rodaron algunas de las escenas más impactantes del 'Moby Dick' de John Huston.

La primera mujer de Peck recordaba cómo era frecuente que el mismísimo Alfred Hitchcock y otras personalidades de Los Ángeles los invitasen a sus mansiones a cenar. Eran una pareja muy querida en una ciudad en la que la puñalada siempre estaba a la vuelta de la esquina. También recordaba con afecto la forma en la que ella y el actor se separaron a mediados de los años 50. “Simplemente nos fuimos alejando el uno del otro. No hubo ningún drama”. Efectivamente, puede que no lo hubiese, pero las revistas de cotilleos especularon en su momento con posibles romances de Peck con sus compañeras de reparto: Ingrid Bergman, Ava Gardner y Audrey Hepburn.

placeholder Gregory Peck y Audrey Hepburn, en 'Vacaciones en Roma'.(CP)
Gregory Peck y Audrey Hepburn, en 'Vacaciones en Roma'.(CP)

Con esta última desarrollaría una amistad muy especial tras el rodaje de 'Vacaciones en Roma' (1953). Sin embargo, no fue ella la responsable de su separación, que llegó en 1955. Fue una coqueta reportera, Veronique Passani, la que le robó el corazón durante la filmación de aquella película, una joven que acabaría provocando una sentencia de divorcio. Un día después de serle concedido, Gregory se volvió a casar con ella. Pocos supieron que el amor había surgido mientras ella le hacía una entrevista en Roma.

Sin embargo, y mientras alcanzaba éxitos como el Oscar concedido por encarnar al íntegro Atticus Finch de 'Matar a un ruiseñor' (el único de su carrera) conservaría una amistad especial con su primera mujer. Ese vínculo les sería de gran ayuda cuando la tragedia les golpeó en 1975. Un año antes de conseguir refrendar su indudable trayectoria fílmica con la terrorífica 'La profecía', Gregory Peck se enfrentó al peor golpe de su vida: la muerte de su hijo mayor. Jonathan Peck se pegó un tiro en la sien después de un comportamiento que solo se podría calificar de autodestructivo. A otro de sus hijos, Anthony, casi le ocurre lo mismo. El joven fue alcohólico durante mucho tiempo y le costó sudor y sangre poder dejar su adicción atrás. Eso sí, jamás se le ocurrió culpabilizar a su padre o a su educación de sus adicciones.

placeholder Gregory Peck, en una de sus interpretaciones finales. (CP)
Gregory Peck, en una de sus interpretaciones finales. (CP)

La mejor prueba de que Hollywood y sus amigos querían a Gregory Peck, liberal de pro que siempre intentó que sus creencias políticas y sociales se trasluciesen en sus personajes, fue que cuando murió, en junio de 2003, no había ni un solo asiento libre en su funeral. Tenía 87 años. “Ahora me doy cuenta de lo corta que es la vida, porque tengo que ser considerado en la recta final. Sin embargo, no voy a perder el tiempo en recriminaciones y lamentos. Y lo mismo pienso de mis defectos y mis fracasos”, dijo poco antes de irse para siempre. Desde que lo hizo, nadie le ha recriminado nada a él, un hombre que, según aquellos que lo conocieron tenía una cualidad nada habitual en una estrella: era buena persona.

Fue el hombre íntegro por excelencia y el símbolo de la masculinidad de posguerra. Fue una estrella y un firme defensor de los derechos humanos; un intérprete solicitado y un marido ejemplar. A priori, la vida de Gregory Peck, poco dado a los escándalos, estrella incontestable del cine americano y protagonista de un buen puñado de clásicos como 'Matar a un ruiseñor' (1962), 'Moby Dick' (1956) o 'Mi desconfiada esposa' (1957), podría parecer aburrida en comparación con su excelsa filmografía.

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