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Taylor Swift pasa de tener el mundo a sus pies a ser despiezada por el mundo
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POLÉMICA

Taylor Swift pasa de tener el mundo a sus pies a ser despiezada por el mundo

Kanye West, Kim Kardashian, Calvin Harris… Todos le han declarado la guerra a la mujer perfecta. Te contamos todos los motivos que tienen para odiarla

Foto: Taylor Swift en un fotomontaje realizado en Vanitatis
Taylor Swift en un fotomontaje realizado en Vanitatis

Taylor Swift era una edulcorada estrella del country cuyo nivel de dulzura era capaz de empujar a un diabético a sufrir una hiperglucemia severa. Pero por alguna razón, América la amaba y el mundo, ante la oleada de titulares que hablaban de este pequeño pony musical, comenzaba a hacerlo. Cuando quisimos darnos cuenta, los buenorros de Hollywood y de la industria pop también lo hacían. Parecía no haber roto un plato, pero de su brazo colgaban los mejores ejemplares masculinos del mercado VIP (este paréntesis intenta servir de escudo ante el aluvión de haters que me acusarán de haber cosificado a los hombres. Ójala tuviera hierro y no signos de puntuación).

Lo peor es que era complicado odiarla. Sacaba un hit por ruptura (tiene 10 premios Grammy en su casita y una vida sentimental que haría a Jennifer Lopez parecer la estabilidad amorosa por excelencia), llevaba looks extremadamente aburridos en la alfombra roja (no hay nada peor que una 'celeb 'que no te da un 'argh' digno de mención de vez en cuando) y nos dábamos cuenta de que, en realidad, aunque habíamos oído hablar de la tal Swift en diversas ocasiones (¡Ahora sale con Jake Gyllenhaal! ¡Harry Styles es su nuevo amorcete! ¡Eddy Redmayne también ha pasado por las sábanas de Taylor!), pocos habríamos sabido tararear uno de sus estribillos.

placeholder Taylor Swift con sus tres Grammys (Gtres)
Taylor Swift con sus tres Grammys (Gtres)

Pero entonces llegaron sus microshorts, sus espeluznantemente perfectos looks para abandonar el gimnasio y un grupo de amigas tan extremadamente GUAY que provocó que cualquiera de sus fotos de un viernes noche en Instagram parecían sacadas de la portada de 'Vogue' América. Ellas hablaban maravillas de la cantante. Recibía premios. Se compraba mansiones junto a las de sus nuevos -y efímeros- novios tras un mes de romance. Era rica, bella y (¡el mundo es injusto!) divertida. Nicky Minaj se metía con ella y el universo VIP corría a defenderla. Bromeaba sobre el hecho de que la prensa la acusara de ser una devorahombres, hacía una canción con semejante temática y se hacía de oro.

Las personas perversas y envidiosas, como la que firma este texto, no daban con una razón para odiarla. Era tan perfecta que necesitábamos encontrar una razón para hacerlo, pero al mismo tiempo, queríamos ser sus mejores amigas. Acompañarla de compras y comprobar que es capaz de darnos capones con su (perfecta) barbilla. Tropezarnos con nuestros tacones (de Mango) mientras ella anda con los suyos (de Louboutin) como una (super)modelo. Desafinar en un karaoke apestando a ginebra cuando ella enamora al público con su (perfecta) voz y su olor a su propio perfume (porque tiene varios, por supuesto). Sin embargo, de repente, Taylor se despierta y se entera de que Kanye West ha lanzado una canción en la que dice "Creo que Taylor Swift y yo aún podemos tener sexo, al fin y al cabo yo hice famosa a esa zorra".

placeholder Calvin Harris y Taylor Swift en una imagen de archivo (Gtres)
Calvin Harris y Taylor Swift en una imagen de archivo (Gtres)

De repente, un mensaje

Como siempre, todos corren a defenderla. Gana otro premio (¿cuántos van ya?) y en su discurso pisotea al señorito West, que en ese momento comienza a maquinar cómo atacar a la dulce rubia. Kim Kardashian publica un vídeo en el que se muestra que Taylor dio el ok a la letra de la dichosa canción. Swift publica en su Instagram un texto en la app de iPhone Notes que lo niega. El 'New York Magazine' se marca un artículo (¿era necesario?) en el que se pone en duda la veracidad del post. En medio de este drama del primer mundo, Kanye lanza el vídeo de la mencionada canción 'Famous' y decide plantar una figurita de cera idéntica a Taylor Swift, y desnuda, en el clip. A Taylor le empieza a subir la tensión.

Calvin Harris - This Is What You Came For

“¿Ya no me aman todos? ¿Por qué me atacan?”, se pregunta mientras acaricia a sus gatos, que son auténticas (*suspiro ahogado de resignación*) estrellas en Instagram y que se acurrucan en sus piernas (esas valoradas en 40 millones de dólares). Acaba de romper con Calvin Harris y a las dos semanas ya está en los brazos de Tom Hiddleston (a las lagartijas tarda menos en crecerles de nuevo la cola que el corazón de Taylor en sanarse). Ha eliminado todas las fotos con su ex de Instagram y su nuevo chico ya lleva camisetas con su nombre. Al menos, piensa, en el amor me va bien. Y decide indicar confesar en sus redes sociales (al fin y al cabo, nunca sus palabras o hechos han jugado en su contra) que el tema This is what you came for, de Calvin Harris y Rihanna, es en realidad suyo. Lo cual, por cierto, es real. La tal Nils Sjoberg que aparece como una de las compositoras es en realidad Swift, pero la Arcipreste de Hita de la música no quiso que su nombre apareciera por aquel entonces.

Foto: Tom Hiddleston y Calvin Harris en distintas campañas de ropa interior

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Taylor Swift era una edulcorada estrella del country cuyo nivel de dulzura era capaz de empujar a un diabético a sufrir una hiperglucemia severa. Pero por alguna razón, América la amaba y el mundo, ante la oleada de titulares que hablaban de este pequeño pony musical, comenzaba a hacerlo. Cuando quisimos darnos cuenta, los buenorros de Hollywood y de la industria pop también lo hacían. Parecía no haber roto un plato, pero de su brazo colgaban los mejores ejemplares masculinos del mercado VIP (este paréntesis intenta servir de escudo ante el aluvión de haters que me acusarán de haber cosificado a los hombres. Ójala tuviera hierro y no signos de puntuación).

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