Ya huele a Feria de Abril: los vips internacionales que no quisieron perdérsela

“Sevilla primavera, que olé, ya huele a feria”. La Feria de Abril es el acontecimiento sevillano en el que ver y dejarse ver. La semana grande de la capital hispalense desde su primera edición en 1847, impulsada por los dos concejales-empresarios Narciso Bonaplata (catalán) y José María de Ybarra (vasco) ha recibido con los brazos abiertos no solo a sus vecinos de municipio y comunidad, sino a un gran número de famosos, rostros populares nacionales y también internacionales. Aquí un repaso de las estrellas que pisaron la arena.

En 1950, la actriz Ava Gardner estaba en la Costa Brava grabando ‘Pandora y el holandés errante’ y no dudó en escaparse del rodaje a la feria y en la feria de sus encorsetados anfitriones. Hasta la caseta del ayuntamiento, por donde la buscaban sus preocupados convidantes, llegó en volandas con una sonrisa afirmando que los sevillanos “eran muy simpáticos”. Igual que la Jurado a la ermita de la Virgen de Regla el día de su boda con Pedro Carrasco. De esta primera visita del ‘animal más hermoso del mundo’, pocas reseñas se publicaron en la prensa al servicio del régimen franquista por estar dos veces divorciada y haberse encamado con Frank Sinatra antes de que este le pidiese el divorcio a su esposa Nancy el día de San Valentín de ese mismo año. Ava se había puesto el mundo por montera y la feria, naturalmente, se la colocó de peineta.

Ocho años después, Brigitte Bardot se acercó a la feria durante el rodaje en Sevilla de ‘La femme et le Pantin’. Una adaptación exitosa de la novela costumbrista homónima que sirvió para mostrar las virtudes físicas, apenas disimuladas, de la francesa y reforzar el tópico ‘España: sol y paella’. La visita, obviada por los medios patrios para no dar publicidad a los aires de libertad enmarañados en el cabello rubio de la actriz gala, fue recogida por el 'París Match', donde Brigitte aparece en portada vestida de Carmen la de Ronda gualda y entretenidísima dando palmas en páginas interiores.

Siguiendo los pasos de otros aristócratas, como Leopoldo II de Bélgica o el rajá indio, la princesa Soraya de Persia paseó sus ojos tristes nublados por el vino a caballo y en carroza, de corto oscuro y de volantes claros, en soledad y acompañada por ‘pititas’ y peces gordos en 1960. Dos años después de obtener su libertad al ser repudiada por el sha por su probable infertilidad. De flamenca pura apareció también la hija del bailarín español Eduardo Cansino Reina, Rita Hayworth, el año siguiente.

En 1966 coincidieron la princesa Grace de Mónaco y la ex primera dama de EEUU Jackie Kennedy. Enemigas, teóricas, por un sinfín de razones nunca demostradas. Tantas y tan variadas que podrían servir de argumento para una secuela de ‘Feud’, el serial que narra la rivalidad –esta sí confesa– entre las actrices Bette Davis y Joan Crawford.

Los dos iconos retratados por Warhol se vieron las caras (si es que se las miraron) en la Casa Pilatos, donde ambas presidieron (junto al duque de Medinaceli que sirvió de escudo humano entre ambas) el baile de debutantes, en la caseta del ayuntamiento y en la plaza de toros de La Maestranza. A caballo paseó Jackie su peinado ‘bouffant’ por la vieja feria de ganado vestida de corto en tono rojo carmesí (imagen que fue portada de la revista 'Life') y la protagonista de ‘La angustia de vivir’ con traje blanco y rosa de gitana yeyé de la modista Lina en coche de caballos (portada de '¡Hola!'). En los palcos de La Maestranza la viuda de John F. Kennedy lució mantilla de Granada blanca -pese a su estado civil-, acompañada de su anfitriona Cayetana de Alba y la espía Aline de Romanones, y la mujer de Rainiero​, una de chantilly negro. Dos caras, no tan distintas, del glamour europeizado de USA. Estilo que había importado, un año antes, la belga-norteamericana Audrey Hepburn a la feria sevillana con el mismo escaso duende.