Michael O'Leary, el billonario de Ryanair que se compra un palacete en plena huelga

Las huelgas de Ryanair están dando mucho que hablar. Según publicaba este jueves el 'Daily Mail', la compañía se niega a pagar los 200 euros de compensación a unos 100.000 pasajeros que han visto sus vuelos retrasados o directamente se han quedado sin poder volar. Algunos de esos pasajeros no habrán recibido con agrado una noticia que tiene que ver con su fundador y presidente. Michael O'Learyse ha comprado un palacete de 2.837 metros cuadrados en el centro de Palma de Mallorca. Y, según ha publicado el 'Mallorca Zeitung', ha desembolsado unos 10 millones de euros por él.

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Próximo a una iglesia, el palacete cuenta con tres patios, un jardín con palmeras y varios salones. Con revestimientos de madera y frescos barrocos en el techo, data del siglo XIV, aunque su aspecto actual es de 1741. En su decoración participaron artistas como el mallorquín Guillermo Mesquida.

Los anteriores dueños del lugar exigían por él unos 18 millones de euros, pero el dueño de Ryanair solo ha pagado entre 10 y 14 millones de euros, comprándolo a través de una sociedad interpuesta a finales de marzo.

La compra viene a sumarse a las miles de propiedades que O'Leary posee en todo el mundo y que lo certifican, según la revista 'Forbes', como uno de los hombres más ricos del mundo. De hecho, este mismo año se unió a la exclusiva lista que la publicación dedica a los billonarios, ya que su fortuna se cifra en 1,1 billones de dólares. Nacido en Irlanda, muchos lo definen como el empresario más exitoso de ese país. También como alguien campechano, que no tiene secretaria y que considera las vacaciones (o eso dice él) una pérdida de tiempo. Casado desde 2003 con Anita Farrell, exbanquera de Citibank, ha tenido con ella cuatro hijos.

La familia vive en una granja de casi 1.000 hectáreas situada en Gigginstown. Allí poseen ganado, caballos y campo suficiente como para desestresarse de los quebraderos de cabeza que le da su aerolínea. Además, posee una mansión victoriana de siete habitaciones en Dublín. Entre sus extravagancias se encuentra su propio coche-taxi. También el haber publicitado Ryanair a través de personajes populares cada vez que estos cogen uno de sus vuelos. Eso fue lo que le valió una demanda de los mismísimos Sarkozy y Carla Bruni.

Siempre polémico, O'Leary se enfrenta a un momento clave para su compañía: el de una huelga que ha amargado las vacaciones de muchos pasajeros que, irónicamente, ni siquiera conocen su nombre.