Hablamos con Lukas Dhont, el joven que ha revolucionado el cine LGTBI

Es joven, rubio, guapo y, mirando su cuenta de Instagram, cualquiera podría pensar que es un instagramer. Eso sí, de aquellos de foto con gusto. Sin embargo, el belga Lukas Dhont apenas supera los 4.000 seguidores, algo que podría cambiar muy pronto. O no. Porque, a sus 27 años, al cineasta le interesa algo más que enseñar palmito en una red social. La mejor prueba es su primera película, 'Girl', la historia de una niña que nació siendo niño y soñaba con convertirse en una bailarina. Un revulsivo de sensibilidad en tiempos de cinismo que conquistó al jurado del pasado Festival de Cannes y se llevó el premio al mejor actor para su joven protagonista, Victor Polster; la Cámara de Oro para su director, el premio Un Certain Regard y la Queer Palm. Un abanico de galardones en el certamen más exigente de Europa que da buenas muestras de la calidad de la cinta.

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Vanitatis habló con Dhont en el Festival de San Sebastián y pudimos comprobar, de primera mano, cómo la historia de 'Girl' le toca de forma muy personal. Cine de autor, más de autor que nunca. Repasemos: el joven estudió en un colegio católico y permaneció durante años en un armario que le asfixiaba. Leer la historia real de la bailarina Nora fue para él ver un espejo en el que le apetecía mirarse. “Entonces yo tenía 18 años y leí su historia en el periódico. Era una historia de ella contra el colegio, porque el colegio no quería cambiar sus clases. La encontré extremadamente audaz y me conmovió a un nivel personal. Sentí que era algo de lo que quería hablar”, asegura.

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Pero el proceso de 'Girl' acabó siendo tan largo como la propia aceptación de Lukas sobre su propia sexualidad. Lo primero que hizo fue llamar a la propia Nora. No hubo suerte, ya que en principio rechazó su propuesta: quería rodar un documental. “Le pregunté si quería participar en un documental, pero no quería porque no le apetecía ser filmada en ese momento. Se sentía demasiado vulnerable para verse en pantalla. Entonces empecé a escribir una ficción y ella la leyó con nosotros. Contar con ella fue muy importante”. El siguiente paso fue encontrar a un joven que fuese capaz de reflejar todos los componentes de un personaje muy difícil. Victor Polster fue la solución.

“Cuando estábamos escribiendo la película, nos preguntábamos si habría alguien que pudiese interpretar el personaje porque eran un montón de requerimientos para alguien de 15 años: bailar, actuar, tener la madurez y la vulnerabilidad para interpretar algo así… Hicimos un casting de 500 personas jóvenes: trans, chicos, chicas… Después, comenzamos a hacer castings a los otros bailarines y coreógrafos y en uno de esos grupos estaba Victor. Nos fijamos en él inmediatamente cuando entró. Entonces tenía 14 años (…). Es el mayor regalo que nos ha dado esta película. Cuando leyó el guion le pareció algo bonito”. La valentía del adolescente le valió, de hecho, el premio al mejor actor en Cannes y una alegría para sus creadores.

Cuando Lukas comprobó el éxito de una cinta tan audaz en Cannes, se puso a dar saltos de alegría. “Yo soñaba con algo así desde que tenía siete años, o sea que llevaba mucho tiempo soñando con ese festival. Hacer ese sueño realidad con tu primera película es lo mejor que te puede pasar. Estábamos muy emocionados con ello porque sabíamos porque presentábamos nuestro bebé en el mayor escaparate que hay en Europa”. Y desde ese escaparate muchos ya lo sitúan en los Oscar a la mejor película extranjera gracias a una propuesta que, como 'Transamérica' y otras cintas, ha alejado lo transgénero del esperpento y el cliché.