Del suicidio de su madre a la bulimia: lo que nos impacta del documental de Jane Fonda
Activista, actriz, superviviente... Las facetas de la hija de Henry Fonda son repasadas en un documental impactante. Resumimos lo más importante
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Cuando a Jane Fonda le ponen las pestañas poco antes de presentarse en la alfombra roja de los Globos de Oro, el telespectador se queda alucinado con su brillo, aún reluciente a los 80 años de edad. La escena forma parte de 'Jane Fonda en cinco actos', el documental que HBO estrenó esta misma semana. Pero frente a esas luces, son las sombras las que prevalecen en una cinta que cuenta con momentos muy duros. Y durante gran parte del metraje es la propia Fonda la que lo narra en primera persona.
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Cualquiera pensaría que la hija de una leyenda como Henry Fonda se crió entre algodones. Pero no parece que fuera así. La desgracia empieza por su madre, Frances Ford Seymour, mujer de alta sociedad que nunca se entendió demasiado bien con el mítico actor. El protagonista de 'Las uvas de la ira' la engañaba con otra mujer y tampoco es que fuese la alegría de la huerta con sus hijos. Un buen día, todo acabó de forma trágica. “Cogió una cuchilla de afeitar y se cortó el cuello”, dice Jane durante la filmación de HBO. A ella y a su hermano Peter, sin embargo, les dijeron que su madre había sufrido un ataque al corazón.
La actriz señala con el dedo, y sin pudor, a su padre. “Si él no es capaz de abrirse, de reflejar sentimientos de amor, eso tiene un gran impacto en tu concepto de ti mismo”, asegura. Lo cierto es que, antes de nacer, Jane había sido una niña muy deseada por Henry, que se ausentó de las últimas semanas del rodaje de 'Jezabel', a finales de 1937, para estar presente en el nacimiento de su hija. Contaban en Hollywood que Bette Davis no estaba demasiado contenta ante la opción de rodar ella sola los planos que compartía con el Fonda.
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Tras morir su madre, tanto Jane como Peter acabaron en un internado y fue allí donde ella fue consciente del desprecio hacia sí misma. La falta de amor familiar la llevó a tomar ejemplo de los romanos, que engullían como bestias y acababan vomitándolo todo. Eso es precisamente lo que ella empezó a hacer con sus amigas, poco consciente del peligro que conllevaba ser bulímica. Cuando empezó su carrera como actriz y se enamoró de Roger Vadim (que la dirigió en 'Barbarella'), el desorden alimenticio siguió siendo un problema. Incluso cuando, en plena guerra de Vietnam, se convirtió en una contestataria, aficionada a las manifestaciones; durante los años en los que el Gobierno norteamericano intentó acusarla de sedición y ella olvidó el Oscar que acababa de ganar por 'Klute' para meterse de lleno en el activismo político. “Estaba colocada y sin apenas comer cuando daba todas esas charlas”, reconoce al hablar de su enfermedad, la cual se llevó a Vietnam del Norte en una polémica visita al frente enemigo que hizo que medio país la odiase por 'traidora'.
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Da la impresión de que hubo demasiadas Jane Fonda para un breve espacio de tiempo. Y por cada una de ellas, un hombre diferente que era como un apéndice de sí misma. De Vadim a Tom Hayden, que la acompañó en sus años de activismo, o a Ted Turner, el magnate de los medios de comunicación. En aquella época, los años 90, cuando Fonda ya había sido protagonista de mil y una cintas de VHS en las que enseñaba a las norteamericanas cómo hacer ejercicio, muchos no entendieron ese matrimonio. ¿Cómo era posible que una revolucionaria de los 60 se casase con un millonario como Turner?
La idea generalizada es que el amor se terminó porque ella lo dejó a él. “Intenté que volviera conmigo, pero ya estábamos tan lejos el uno del otro que era imposible”, dijo el magnate en su día. La versión de ella en su autobiografía fue bien distinta. “Él llevaba buscándome una sustituta durante el último año que estuvimos juntos. El día que nos separamos, tres días antes del comienzo del milenio, voló a Atlanta para dejarme. Mientras cogía en el aeropuerto un coche de alquiler para ir a casa de mi hija, mi sustituta estaba esperando en el hangar para subir a su avión. Mi asiento todavía estaba caliente”.
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Parte de esa vieja rencilla también se deja ver en el documental de HBO, que muestra a Fonda como a una verdadera superviviente que supo metamorfosearse en cada época de su vida, ser respetada como actriz y librarse del yugo de ser la hija de un mito intocable de la cultura norteamericana. Muchas Jane Fonda, sí, pero solo una verdadera: la mujer que se negó a ser etiquetada por ningún hombre. Ni siquiera por su padre.
Cuando a Jane Fonda le ponen las pestañas poco antes de presentarse en la alfombra roja de los Globos de Oro, el telespectador se queda alucinado con su brillo, aún reluciente a los 80 años de edad. La escena forma parte de 'Jane Fonda en cinco actos', el documental que HBO estrenó esta misma semana. Pero frente a esas luces, son las sombras las que prevalecen en una cinta que cuenta con momentos muy duros. Y durante gran parte del metraje es la propia Fonda la que lo narra en primera persona.