Letizia ha tenido una cita con la primera dama de Chile, que sufre el 'síndrome Melania'

Estamos habituados a ver los gestos de desprecio que se brindan Donald y Melania Trump en público de vez en cuando. Pero hay otra pareja en la esfera internacional que no les va a la zaga. El matrimonio formado por Sebastián Piñera y Cecilia Morel lleva años inundando de titulares la prensa chilena con su tensa relación. Las cuitas privadas han saltado a menudo a la esfera pública, algo que motivó el nacimiento del hashtag #FreeCecilia, en clara alusión al que ya existía en el mismo sentido relacionado con Melania Trump. Hoy, Cecilia Morel ha acompañado a Piñera en un almuerzo con los reyes Felipe y Letizia en el Palacio de la Zarzuela.

Doña Letizia no ha tenido un 'gesto' con Cecilia, como sí lo tuvo con Melania. Cuando el presidente de Estados Unidos y su esposa recibieron a los Reyes en la Casa Blanca el pasado mes de junio, doña Letizia lució un diseño que ya se había puesto Melania Trump con anterioridad. Entonces, los expertos en protocolo consultados por Vanitatis resolvieron que no se trataba de una coincidencia y que la Reina estaba "mandando un mensaje". En su caso, inequívoco.

Lo cierto es que Sebastián Piñera tiene con Donald Trump bastantes similitudes en este campo. Le gustan las cámaras (lo que multiplica las probabilidades de meter la pata) y son innumerables las veces que ha dado muestras de su machismo. Es famosa su siguiente frase: "Cuando una dama dice que 'no' quiere decir 'tal vez', cuando dice 'tal vez' quiere decir que 'sí', cuando dice que 'sí' no es dama". Otra 'broma' de Piñera tuvo lugar durante un acto electoral, cuando soltó: “Bueno, muchachos, me acaban de sugerir un juego muy entretenido. Todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y nosotros, los hombres, nos tiramos encima y nos hacemos los vivos. ¿Qué les parece?”.

Ahora que ya conocen al personaje, pasemos a repasar los momentos en los que su esposa fue protagonista involuntaria de sus salidas de tono. Durante un programa de televisión, en la campaña electoral para conseguir su segundo mandato (ya fue presidente entre 2010 y 2014), Cecilia Morel empezó a relatar un episodio de celos de Piñera. Él la vio de repente con otro hombre por la calle. Les estuvo siguiendo unos minutos hasta el restaurante donde se sentaron a comer y allí se plantó. “Iba entrando y la única duda era a quién iba a matar primero”, soltó Piñera en pleno programa. El amigo era gay. "Pasó la prueba".

No se puede decir que sea el estrés el que saca el lado 'animal' de Piñera. Otro episodio tuvo lugar cuando el entonces candidato, favorito en las encuestas, acababa de dejar su voto en el colegio electoral, en la primera vuelta. Se paró entonces a dar una breve rueda de prensa, detrás su señora. Las cámaras captaron perfectamente el momento en que, sin mediar palabra, el hoy presidente empuja a Cecilia para sacarla de la imagen y acaparar el plano. Sin pudor.

Al ganar por fin las elecciones, cuando acababa de asumir por segunda vez su papel como presidente de Chile, tuvo otro gran momento. Saliendo del Congreso Nacional en un momento perdió a su esposa, cuando al fin la localizó le dio una orden clara: "¡Tómate del brazo!". Y a la salida, en tono de broma siempre, "aquí nos separamos Cecilia, para siempre". Aunque si quieren leer la tensión en los ojos de Morel y Piñera, vean el siguiente vídeo. La pareja saluda desde el balcón de La Moneda, ese mismo día. Ella tiene la cara congelada en una sonrisa y saluda mecánicamente tapándole la cara involuntariamente. Es apenas un segundo, una expresión fugaz, pero él le ordena que salude "con la otra mano" y ella se pliega inmediatamente. Hay algo de terrorífico en las imágenes.

El episodio más reciente tuvo lugar este verano. Cecilia Morel arrancó las carcajadas de los asistentes con la siguiente broma: “Estoy segura de que cuando el país trabaja unido, detrás de una meta grande, ambiciosa y justa… Uh, estoy como Sebastián, tres adjetivos”. A lo que él respondió tomando el micrófono para explicarle: “Cecilia, me puedes retar, criticar e imitar todas las veces que quieras, pero nunca en público”. Y se acabaron las risas.