Carmen Franco y Eva Perón: dos divas y 18 dolores de cabeza (ahora en color)

A finales de la década de los 40 del siglo pasado, España era un país en blanco y negro. No solo por la situación política y social en la que se encontraba tras la guerra civil y el aislamiento internacional, sino porque las grabaciones que se realizaban para el NoDo también lo eran. En 1947, dos grandes acontecimientos marcaron la historia social de nuestro país: la muerte de Manolete y la visita que Eva Perón, Evita, realizó a nuestro país y su encuentro con Carmen Franco.

El 8 de junio de aquel año, a las ocho y media de la tarde, aterrizaba en Barajas el avión de la compañía Iberia que traía a la la primera dama argentina desde Buenos Aires. La visita se producía después de que Juan Domingo Perón ayudara a España en unos años de precariedad económica.

Según las crónicas de la época, la pequeña Carmencita mostró entusiasmo por la presencia de una mujer que por aquel entonces ya se había convertido en una estrella internacional. Durante 18 días, Evita compartiría tiempo, paseos y estancia en El Pardo con los Franco.

Mas de 70 años después, el canal DMAX estrena una documental que hace un recorrido por este y otros sucesos que marcaron la historia de España entre los años 1945 y 1959, en un esfuerzo titánico (y técnico) por colorear aquellas imágenes que hasta ahora solo habíamos visto en blanco y negro. Se trata del segundo episodio de la serie 'España después de la guerra: el franquismo en color'.

Dos mundos enfrentados

Durante aquellas dos semanas, preámbulo de un verano caluroso madrileño, Evita pidió, entre otras, cosas visitar barrios humildes, algo que Carmen intentó evitar a toda costa. Con unos estilismos que desafían las normas del buen vestir en una España de posguerra, la diva argentina despertó los celos de la primera dama patria. Eran dos mundos enfrentados de forma desigual: el glamour frente a la sobriedad, la modernidad frente al inmovilismo.

La convivencia fue complicada. La rigidez monacal de una chocaba con la laxitud de la otra, que no atendía a los horarios ni las agendas encorsetadas. Franco tuvo que mediar, como buenamente pudo, entre la mujer de su vida y la que había llegado para trastorcarle la existencia: un momento complicado para el dictador fue cuando Eva le amenazó con retirarle la ayuda brindada por su marido si no conmutaba la pena de muerte impuesta a una joven comunista de 29 años, condenada a morir fusilada.

"Se acabó, Paco. Nunca más. ¿Me oyes? Nunca más permitiré que metas en mi casa a alguien que no pertenezca a la familia”, sentenció Carmen Franco cuando la visita se hubo marchado después de 18 días que les debieron parecer años.