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Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023: una envidiable vida privada tras una tragedia personal
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DULCE MADUREZ

Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023: una envidiable vida privada tras una tragedia personal

Una de las actrices más admiradas por sus compañeros, tras tantos años de profesión, sigue disfrutando como el primer día. Ahora recibe un nuevo reconocimiento

Foto: Meryl Streep, en una alfombra roja de los Premios Oscar. (Getty)
Meryl Streep, en una alfombra roja de los Premios Oscar. (Getty)

Es una de las mejores actrices de su generación, y también de varias generaciones anteriores y posteriores. Admirada por el gremio, no hay papel que Meryl Streep no borde, ya sea una intensa historia que te desgarra el corazón o un musical al ritmo de las canciones de ABBA.

Ahora, la veterana actriz podrá presumir de sumar un premio más en su vitrina de éxitos, porque ha recibido el premio Princesa de Asturias a las Artes, un increíble reconocimiento a su talento y trayectoria que se anuncia con anterioridad a la entrega de premios, que tiene lugar en el mes de octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo.

La magia de Meryl Streep

placeholder Gary Oldman y Meryl Streep, en Venecia. (EFE/Ettore Ferrari)
Gary Oldman y Meryl Streep, en Venecia. (EFE/Ettore Ferrari)

En 1988, Meryl Streep contaba en una entrevista con Wendy Watterstein para 'Interview' que en la cocina era todo lo contrario que en el set de rodaje. “Soy alguien que ha preparado comidas durante veinte años, casi siempre lo mismo, y todavía tengo que mirar el libro de recetas para todo lo que debería haber memorizado. (…) Envidio a la gente que dice '¿qué hay en la nevera?' y simplemente ponen esos ingredientes juntos y montan un banquete. Pero así es exactamente como actúo: veo lo que hay dentro de mí y lo pongo a disposición de lo que hay que hacer, utilizando instintivamente esos elementos. Y sé lo que hace que el trabajo quede bien”, decía.

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También recordaba cómo, a pesar de haber recibido miles de premios y haber actuado frente a audiencias millonarias, le aterraba hablar en las reuniones de las asociaciones de padres y madres de alumnos y resumía la diferencia entre vida y trabajo así: “La ficción es algo en lo que te puedes refugiar y envolver. En la realidad, estás solo en lo alto de una montaña con el viento y la tormenta. No sabes si vas a salir volando. En las películas yo sé el final. Es lo primero que leo”. Esos nervios ante la impredecible realidad le traicionaron también cuando ganó su primer Oscar y se lo olvidó en el lavabo o cuando, al subir a recoger el segundo, se le cayó el discurso por el camino.

placeholder Meryl, en el estreno europeo de 'Mary Poppins'. (Getty)
Meryl, en el estreno europeo de 'Mary Poppins'. (Getty)

Sin embargo, a día de hoy el guion de la vida de Meryl Streep no parece tener final, sino haberse estancado en una excelencia reiterativa, casi inverosímil. Y no solo por sus innumerables clásicos del cine, desde 'Memorias de África' a 'El diablo viste de Prada'; sus múltiples acentos, sus tres premios Oscar y su récord de 21 nominaciones, sino también porque ha sido capaz, en paralelo, de mantener a salvo su vida familiar, criar cuatro hijos (Henry, Mamie, Grace y Louisa, todos artistas menos la pequeña) dentro de un matrimonio estabilísimo con el escultor Don Gummer que cuenta ya cuatro décadas.

Terrible sacudida

Ya en la madurez, parecería que está todo hecho, pero todavía hay cosas por descubrir y disfrutar. Poco antes de cumplir los 70, una cifra muy redonda, se convirtió en abuela; Mamie Gummer dio a luz en febrero de 2019 a un varón. “Voy a salir ahí fuera y voy a arruinar la vida de mi hija. Soy una especialista en dar consejos que nadie ha pedido”, decía con humor en una conversación con otra gran mujer, la actriz y política Glenda Jackson.

Ahora disfruta de una gran estabilidad, que llegó, no obstante, después de la terrible sacudida que sufrió en 1978, cuando murió su pareja, el también actor (compartieron el rodaje de 'El cazador', su primera nominación al Oscar) John Cazale. Una leucemia interrumpió un apasionado romance de dos años. Ese "varapalo de juventud", según ha dicho la actriz en más de una ocasión, fue lo que la ayudó a distinguir lo importante de lo no importante.

placeholder Meryl Streep, con Don Gummer en Roma. (Getty)
Meryl Streep, con Don Gummer en Roma. (Getty)

En ese terrible momento de su vida, su hermano le ofreció mudarse unos días al estudio de Gummer en Nueva York, que estaba vacío por un tiempo. Cuando el escultor volvió, surgió un amor que, aunque parecía un quitapenas para sobrellevar la tragedia, se abrió paso ante la adversidad. Se casaron ese mismo año y, al contrario que muchos maridos que no han soportado el éxito de sus mujeres –ahí están los divorcios post-Oscar de Kate Winslet, Sandra Bullock, Reese Witherspoon, Halle Berry o Hilary Swank-, no ha habido alfombra roja en la que él no la acompañe. Sus hijos, de hecho, acabaron regalándole a su padre un Oscar honorífico por haber acudido fielmente a todas las ceremonias con una sonrisa.

Cocina ella misma

Cuando Streep dice que sabe lo que es importante, se refiere a que su prioridad absoluta es la familia. Empezando por reconocer que su madre, la escritora de arte Mary Wolf Wilkinson, ha sido su inspiración para más de un papel. Otra cosa de vital importancia es mantener una vida normal en la medida de lo posible. Es por eso que Meryl Streep asegura que se sigue planchando ella misma la ropa, cocinando su propia comida (solo tuvo ayuda cuando los cuatro churumbeles eran pequeños y no daba abasto) y manteniéndose, al menos durante la crianza de los pequeños, lo más lejos posible de Hollywood.

Durante muchos años vivió en una finca apartada, con lago propio, en Connecticut. Eso no evitó que dos de sus hijas hayan decidido ser actrices (Mamie llegó a interpretar a su hija en 'Ricky and the Flash', en 2015), algo a lo que ella nunca se opuso, pues no puede negar la felicidad que su profesión le ha dado.

placeholder De izquierda a derecha: Maeve Kinkaid III, Harry Streep, Meryl Streep, Don Gummer, Grace Gummer, Henry Gummer, Mamie Gummer y Ben Walker Davis, en Los Ángeles. (Getty)
De izquierda a derecha: Maeve Kinkaid III, Harry Streep, Meryl Streep, Don Gummer, Grace Gummer, Henry Gummer, Mamie Gummer y Ben Walker Davis, en Los Ángeles. (Getty)

No fue hasta 2017 que Meryl Streep se compró una casa en California, en Pasadena, por 3,6 millones de dólares, y poco después vendió su ático en Tribeca que, con vistas al Hudson, salió al mercado por 24,6 millones. En su interior podía verse el gusto de Streep por los espacios luminosos, elegantes y su pasión por las plantas y el arte contemporáneo. Parece que también tiene olfato para los negocios, pues lo había comprado en 2006 por poco más de 10 millones.

Pero, con todo este currículum y todo este patrimonio, Meryl Streep sigue, ante todo, cuidando, como decía su célebre personaje de Francesca en 'Los puentes de Madison', “su vida llena de detalles”. Cher -que la definió como “una máquina de actuar igual que un tiburón es una máquina de matar”- recordaba que, para su sorpresa, acabaron hablando de costura y confección durante el rodaje de 'Silkwood', y Carey Mulligan contaba cómo Streep le hizo todo un curso de alto rendimiento en maternidad entre claquetazo y claquetazo de 'Las sufragistas'. Abriendo camino a nuevas generaciones de mujeres en Hollywood para que no tengan que renunciar a nada. Que tener una carrera brillante y una vida privada satisfactoria no sea un lujo que solo puede permitirse la mejor actriz de la historia, Meryl Streep.

Es una de las mejores actrices de su generación, y también de varias generaciones anteriores y posteriores. Admirada por el gremio, no hay papel que Meryl Streep no borde, ya sea una intensa historia que te desgarra el corazón o un musical al ritmo de las canciones de ABBA.

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