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Onassis, Trump, Kennedy... Las trágicas muertes de jóvenes y ricos herederos
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LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN

Onassis, Trump, Kennedy... Las trágicas muertes de jóvenes y ricos herederos

El desgraciado fallecimiento de la hija adolescente de los multimillonarios Goldsmith y Rothschild es el último capítulo de la maldición de las grandes fortunas

Foto: Elizabeth Taylor y Nicky Hilton. (Getty)
Elizabeth Taylor y Nicky Hilton. (Getty)

Annabel, la hija de Ben Goldsmith y Kate Rothschild, dos de las mayores fortunas de Gran Bretaña, se convertía esta semana, tras su trágica muerte en un accidente de quad a los 15 años, en la última protagonista de una larga y trágica saga de herederos que vieron truncadas sus aparentemente afortunadas vidas.

La joven estaba llamada a ser la heredera de dos de las dinastías más ricas de Inglaterra, con una fortuna combinada entre ambas familias que se calcula que sobrepasa los 300 millones de libras.

placeholder Iris Annabel Goldsmith. (Twitter)
Iris Annabel Goldsmith. (Twitter)

Pero antes de este desgraciado suceso hubo muchos otros caso. Hijos, hermanos y sobrinos de familias millonarias que, por unas razones u otras pero casi siempre excesos mediante, poco o nada pudieron disfrutar de sus abultadas cuentas corrientes.

Uno de los casos más sonados es el de Christina Onassis, una de las mujeres más ricas del mundo en su día, que murió sola a los 37 años sin poder cumplir el sueño de casarse con el amor de su vida tras divorciarse cuatro veces. Depresiva y adicta a los somníferos, murió repentinamente en un cuarto de baño. Un final trágico para alguien que tuvo una vida plagada de duros capítulos, decepciones y episodios oscuros que inspiró a Joaquín Sabina para componer el tema 'Pobre Cristina'.

placeholder Christina junto a su padre, Aristóteles Onassis. (Cordon Press)
Christina junto a su padre, Aristóteles Onassis. (Cordon Press)

¿Quién no conoce hoy en cualquier rincón del mundo a Donald Trump? Pero sin embargo apenas nadie recuerda a Fred Trump III, su hermano mayor destinado a ser el heredero de la fortuna de su padre. Pero el alcohol se cruzó en su camino. Bebedor empedernido, para cuando quiso buscar ayuda para su problema, ya era demasiado tarde. Murió con tan solo 42 años.

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La familia Kennedy desde luego no está falta de tragedias durante su historia. Pero una de las más tristes es la de David Kennedy, uno de los hijos del asesinado senador Robert Kennedy. Pese al brillante futuro que se le auguraba, la depresión, el alcohol y las drogas pudieron con él. Arrestos e ingresos en clínicas de rehabilitación fueron su día a día hasta que en 1984 lo encontraron muerto en la habitación de un hotel con una dosis letal de cocaína y antidepresivos.

placeholder Los hermanos John F. y Robert Kennedy. (Getty)
Los hermanos John F. y Robert Kennedy. (Getty)

Andrew Getty, hijo del multimillonario Gordon Getty con una fortuna valorada en más de dos mil millones de dólares, quería ser cineasta. Con las conexiones y el dinero de su familia, no debería haber sido difícil, pero nunca tuvo éxito. Escribió cientos de guiones pero ninguno fue comprado por un estudio. Hasta que decidió gastar seis millones de dólares en producir su propia película de terror independiente que nunca llegó a estrenar. Alcohol, drogas y violencia doméstica unidas a frecuentes úlceras gástricas fueron una constante en los últimos años de su vida, que terminó, como la de tantos otros miembros de esta trágica saga, con una sobredosis a los 47 años.

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Otra ilustre familia, los Hilton, tenían en Conrad 'Nicky' Hilton Jr un heredero tan prometedor como glamuroso. Hijo del fundador de la cadena hotelera, se casó en 1950 con Elizabeth Taylor cuando ella tenía solo 18 años. Pero lo que parecía un cuento de hadas se transformó pronto en pesadilla. A Hilton le gustaba beber, apostar y sobre todo las mujeres. Su matrimonio con la actriz duró menos de un año. Pero el millonario no abandonó su vida de excesos que le condujo a una temprana muerte a los 42 años, debido a un ataque al corazón.

placeholder Nicky y Liz, recién casados. (Getty)
Nicky y Liz, recién casados. (Getty)

De más rancio abolengo podía presumir incluso Gottfried von Bismarck, descendiente del mismísimo Otto von Bismarck. Decir que llevaba una vida disoluta es quedarse corto. En sus 44 años de vida se dedicó básicamente a cometer cualquier exceso posible, organizando fiestas salvajes que hasta en dos ocasiones acabaron con dos misteriosas muertes. La tercera sería la suya, en 2007, tras ser descubierto muerto tras una sobredosis en su apartamento londinense. Su cuerpo contenía, según el forense que le examinó, “la mayor cantidad de cocaína que jamás había visto en un ser humano”.

Annabel, la hija de Ben Goldsmith y Kate Rothschild, dos de las mayores fortunas de Gran Bretaña, se convertía esta semana, tras su trágica muerte en un accidente de quad a los 15 años, en la última protagonista de una larga y trágica saga de herederos que vieron truncadas sus aparentemente afortunadas vidas.

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