Scarlett Johansson, doble nominada al Oscar: sexo, feminismo e inestabilidad amorosa

En el invierno de 2004 se estrenaba 'Lost in Translation'. Tras ver la película, todo Hollywood se hacía la misma pregunta: ¿dónde había estado escondida esta chica, la protagonista de esta película? Se referían a Scarlett Johansson, una rubia pluscuamperfecta con madera de estrella. Pero la actriz, que acaba de cumplir 35 años y ha sido nominada al Oscar este lunes, cambió pronto de turno. De la novedad indie a la onmipresencia mainstream. Unas cuantas películas después, la frase de Hollywood referida a ella fue otra: ¿es que Scarlett Johansson tiene que estar en todas las películas? La joven eligió la senda del cine más comercial: 'La isla' o 'Los Vengadores' son una buena prueba de ello. Hasta ella ha reconocido que hacía papeles "muy hipersexualizados".

Las cosas parecen haber cambiado últimamente. Estos meses, sus interpretaciones en 'Historia de un matrimonio' y 'JoJo Rabbit' le han proporcionado dos nominaciones al Oscar. El 'renacer' artístico de Scarlett (en la taquilla tampoco le ha ido nada mal este año con récord de 'Vengadores: Endgame') coincide con una sosegada etapa personal.

Actualmente, la joven comparte su vida con Colin Jost, uno de los rostros habituales en el 'Saturday Night Live'. Se comprometieron en mayo y planean pasar pronto por el altar. Será la tercera vez que ella se casa, ya que no ha tenido mucha fortuna en el amor. En 2008, cuando protagonizó 'Vicky Cristina Barcelona' se casó con Ryan Reynolds. Tal y como confesó ella años más tarde, fue la convivencia con "otro actor" la que acabó haciendo añicos la relación. Se separaron en 2011. "Es complicado. Tiene que haber un entendimiento real de cómo compartes tu tiempo, especialmente cuando las carreras de las dos personas van al mismo ritmo. O incluso si una tiene más éxito que la otra, lo cual se convierte en un reto. Ahí es cuando todo se hace competitivo".

En 2012, el amor volvió a la vida de la señorita Escarlata (su madre la llamó así por la protagonista de 'Lo que el viento se llevó'). Y lo hizo de la mano del periodista francés Romain Dauriac, con el que se fue a vivir a París. En 2014, tuvieron a su primera hija, Rose Dorothy, y se casaron. Tres años después, se acabó todo. Los periodistas, siempre deseosos de conocer las razones de la inestabilidad amorosa de la actriz, le preguntaron por su idea del matrimonio. La respuesta da algunas pistas de por qué Scarlett no ha acertado con eso de pasar por el altar. "Tengo mucho respeto por el matrimonio y he participado en él, pero definitivamente creo que va en contra de algún instinto", explicó en una entrevista.

Feminismo propio

Si su carrera y su vida personal han podido ir haciendo baches como los de una carretera, no hay duda de que, en cuestiones feministas, Johansson siempre lo ha tenido muy claro. "Es muy loco todo lo que ha pasado", comentaba acerca del #MeToo surgido tras el escándalo Weinstein. "Tengo una hija pequeña, que tiene dos años y medio, y estoy como ¡qué bien!, crecerá en un mundo donde las cosas están un poquito mejor, un poquito menos sórdidas", confesaba.

Sin embargo, no se ha sumado al movimiento ciegamente, tal y como demuestra su defensa de Woody Allen, con el que rodó 'Match Point' y 'Scoop'. Mientras que Hollywood (incluido Timothee Chalamet, que acabó donando el sueldo que ganó tras trabajar a sus órdenes en 'Día de lluvia en Nueva York') lo defenestraba, la actriz ha puesto en tela de juicio la caza de brujas contra el genio. "Amo a Woody. Le creo y trabajaría con él en cualquier momento", dijo hace poco en declaraciones al 'Hollywood Reporter'.

Futura candidata al Oscar (o eso dictan las quinielas), Scarlett se enfrenta a una tercera boda y a la confirmación laboral de aquella promesa que nació en 2004 paseando por el Tokio de Sofía Coppola.