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Liz Taylor, Debbie Reynolds y Eddie Fisher: los cuernos más famosos de Hollywood
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diez años de la muerte del cantante

Liz Taylor, Debbie Reynolds y Eddie Fisher: los cuernos más famosos de Hollywood

Recordamos el 'affair' entre la protagonista de 'Cleopatra' y el cantante que dejó a Reynolds compuesta, sin marido... y con dos hijos que criar

Foto: Elizabeth Taylor, Eddie Fisher y Debbie Reynolds, a finales de los 50. (EFE)
Elizabeth Taylor, Eddie Fisher y Debbie Reynolds, a finales de los 50. (EFE)

Imagine por un momento que usted es una mujer felizmente casada, pero un buen día descubre que su marido le pone los cuernos. A ese daño irreparable se une un hecho: el tipo no la ha engañado con cualquiera, sino con una de las mujeres más bellas del mundo. ¿Qué es lo que haría? ¿Qué pasaría por su cabeza? ¿Felicitaría a su marido por su buen gusto a la hora de traicionarla? ¿Cogería un picahielos para clavárselo a él y a la amante en plena faena, a lo Sharon Stone en 'Instinto básico'? ¿Los perdonaría y pasaría página?

Todas estas sensaciones fueron las que vivió Debbie Reynolds cuando descubrió que su amante esposo, el cantante Eddie Fisher, la dejaba por la glamurosa Elizabeth Taylor. Hasta Carrie Fisher, hija de Debbie y de Eddie (una niña de apenas cuatro años cuanto tuvo lugar la infidelidad de su padre), bromeaba con sus fans de 'Star Wars' sobre cómo su progenitor se había pasado "al lado oscuro de la Fuerza" al dejar a su madre. Lo cierto es que aquel fue uno de los escándalos más sonados del Hollywood del 59; el que se debatía entre la televisión, las superproducciones bíblicas y el declive de los grandes estudios. También entre los que estaban a favor de la amante esposa, Debbie Reynolds, o de la procaz amante, Elizabeth Taylor. Pero ¿cómo empezó aquella historia de cuernos, celos, estrellas y alcohol?

placeholder La actriz Debbie Reynolds con su hija Carrie Fisher (EFE)
La actriz Debbie Reynolds con su hija Carrie Fisher (EFE)

Remontémonos a mediados de los años 50. Debbie Reynolds, la pizpireta protagonista de 'Cantando bajo la lluvia', cantaba candorosas canciones como 'Tammy' y conquistaba a los adolescentes de media América. Para culminar su imagen de perfección se había casado con el cantante de moda, Eddie Fisher. Este, a su vez, era muy amigo de Mike Todd, todopoderoso productor (la adaptación más conocida de 'La vuelta al mundo en 80 días' se cuenta entre sus grandes hazañas), y de su mujer, la despampanante Elizabeth Taylor.

La amistad era tan estrecha que Eddie y Debbie habían sido los padrinos de la boda entre el productor y la estrella de 'Gigante'. Cuentan las malas lenguas que Fisher empezó a sentirse atraído por la Taylor cuando esta estaba embarazada de su tercer hijo y él mismo tenía otro en camino con Reynolds. La muerte de Todd en un accidente de aviación en 1958 aceleró el acercamiento entre ambos. Cuando Eddie Fisher tuvo que consolar a la triste viuda en que se había convertido Elizabeth Taylor, la cosa se le acabó yendo de las manos.

placeholder Elizabeth Taylor y el productor Mike Todd, en una imagen de 1950. (EFE)
Elizabeth Taylor y el productor Mike Todd, en una imagen de 1950. (EFE)

Debbie Reynolds no sabía que tenía al enemigo en su propia casa. En tiempos de machismo exacerbado, se podría pensar que ese enemigo era Liz Taylor. Pero no nos equivoquemos: el adversario era su propio marido, Eddie. Fue él el que insistió en invitar a la bella viuda a su casa para que pasase junto a ellos unas vacaciones, para recuperarse del duro golpe. Cierta noche, tras una fiesta, Eddie Fisher y Elizabeth Taylor, con unas cuantas copas de más y la libido por las nubes, no evitaron acercarse. Los impulsos hicieron el resto y, desde aquel momento, pasaron a ser amantes. Cuando la prensa descubrió el romance, pocos tuvieron piedad de ambos. Mucho menos la puritana América de la era Eisenhower, en la que las mujeres aparecían con el pavo asado y el delantal colocado en mil y un anuncios de idílica perfección.

Para castigar a Fisher, la NBC llegó a cancelar 'The Eddie Fisher Show', construido a mayor gloria del cantante. Tampoco faltaron las tribunas en prensa que colocaban a Debbie Reynolds en el papel de esposa vilipendiada. Una de sus mejores amigas le había birlado el marido y la había dejado compuesta, sin marido y con dos hijos (uno de los dos, la famosa princesa Leia, Carrie Fisher). "Eddie y Elizabeth fueron vilipendiados. Él fue declarado un fracasado y un perdedor oportunista, y Elizabeth fue etiquetada como una chica mala y una puta destructora de hogares. Debbie, la niña buena, la víctima inocente, desprevenida y madre soltera, fue acogida globalmente con amor y simpatía", escribía en 2018 el hijo de Fisher y Reynolds.

placeholder Debbie Reynolds, junto a Eddie Fisher (i) y el dueño de casino Wilbur Clark (c) en el Desert Inn en Las Vegas en 1954. (EFE)
Debbie Reynolds, junto a Eddie Fisher (i) y el dueño de casino Wilbur Clark (c) en el Desert Inn en Las Vegas en 1954. (EFE)

Lo cierto es que en 1959 Fisher se lio la manta a la cabeza y se divorció de Debbie para casarse con Elizabeth Taylor. El karma quiso pagarle con la misma moneda cuando, tres años más tarde, Liz le engañó con Richard Burton en pleno rodaje de 'Cleopatra'. Aquel fue otro escándalo más en el rosario de escándalos de la estrella. Ella ya estaba acostumbrada a la mala publicidad, pero no Fisher, que sufrió lo suyo cuando vio que él mismo se convertía en cornudo.

Reynolds también se volvió a casar en 1960, esta vez con el millonario empresario Harry Karl. Pasaron años hasta que ella y Elizabeth, que antaño habían sido compañeras en la Metro-Goldwyn-Mayer, volvieron a encontrarse. Fue a bordo del crucero Queen Elizabeth, en 1966. Y no, pese a lo que pueda parecer, no se tiraron de los pelos ni intentaron tirar a la oponente por la borda. Reynolds y Taylor hablaron del tema y, para sorpresa de un mundo que adoraba las enemistades entre mujeres de postín, acabaron reconciliándose. La firma de la paz hizo que la protagonista de 'Cantando bajo la lluvia' y su nuevo marido aceptasen cenar con Liz Taylor y Richard Burton en el restaurante de la embarcación. Al final, fue el pobre Eddie Fisher, con una carrera ahogada por el alcohol y los desmadres de todos los colores, el que salió peor parado.

La renovada amistad entre Elizabeth Taylor y Debbie Reynolds fue tan grande que la primera le ofreció a la segunda refugio en un hotel de su propiedad durante los atentados del 11-S. Y no solo eso. Al morir en 2011, la Taylor legó a su amiga un par de pendientes de zafiro y una pulsera y un collar a juego en su testamento. Si eso no es amistad... Durante años, cuando la prensa preguntaba a Debbie Reynolds (que llegó a protagonizar un telefilme con la Taylor que incluía un diálogo sobre el famoso affaire) su respuesta era clara y contundente: "Tienes que darte cuenta de qué va la vida y... ¿vale la pena enfadarse? ¿Realmente vale la pena?".

Fisher, por su parte, falleció un 22 de septiembre de 2010, hace ahora diez años, tras complicaciones por una cirugía de cadera. Siempre se quejó de que aquel triángulo amoroso hubiese afeado su carrera musical y le siguiesen preguntando por lo mismo cuando cumplía años. La buena de Debbie murió en diciembre de 2016, un día después de su hija Carrie Fisher. Con sus ojos sonrientes y ese aire dulzón que escondía a una profesional de hierro, tuvo claro, hasta el último de sus días, que unos cuernos nunca deben quitarte el hombro de una buena amiga.

Imagine por un momento que usted es una mujer felizmente casada, pero un buen día descubre que su marido le pone los cuernos. A ese daño irreparable se une un hecho: el tipo no la ha engañado con cualquiera, sino con una de las mujeres más bellas del mundo. ¿Qué es lo que haría? ¿Qué pasaría por su cabeza? ¿Felicitaría a su marido por su buen gusto a la hora de traicionarla? ¿Cogería un picahielos para clavárselo a él y a la amante en plena faena, a lo Sharon Stone en 'Instinto básico'? ¿Los perdonaría y pasaría página?

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