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90 años de James Dean: lo que nos contó la actriz que trabajó con él en 'Gigante'
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la estrella murió en 1955

90 años de James Dean: lo que nos contó la actriz que trabajó con él en 'Gigante'

Un Porsche 550 Spyder lo mató un 30 de septiembre de 1955. En 2015, Vanitatis habló con una de sus compañeras de rodaje y repasó lo que muchos de los que se cruzaron en su vida opinaban de él

Foto: James Dean, en 'Al este del Edén'. (CP)
James Dean, en 'Al este del Edén'. (CP)

Un Pequeño Bastardo condujo a la estrella juvenil más grande de todas hacia la muerte pero también hacia la gloria. Así se apodaba el Porsche 550 Spyder que manejaba James Dean y que, tras chocar de costado con un Ford Custom Coupé que venía en dirección opuesta, le produjo la gravísima fractura de cuello por la que acabó falleciendo.

Como ocurre con otros tantos mitos, aquel 30 de septiembre de 1955, ese coche con aura de maldito sembró la semilla de una leyenda que no se agota, eterno símbolo de la rebeldía y la insatisfacción juvenil, sempiterna imagen que a fuerza de ser repetida se ha convertido en cliché: la del actor y su cazadora roja, su tupé, su cara de efebo inconformista y despistado. Un rostro que, de seguir con vida, ya habría llegado a los 90 años.

placeholder James Dean. (CP)
James Dean. (CP)

En 2015, Vanitatis consiguió, en exclusiva, unas declaraciones de la veterana actriz Noreen Nash, que compartió rodaje con él en la mítica 'Gigante' (1956): "Conocí a Jimmy a través de mi segundo marido, James Whitmore, que estudió interpretación junto a él". La actriz también es la autora de una de las frases más reveladoras del rodaje de la cinta de George Stevens acerca de la debatida sexualidad de Dean: "Elizabeth (Taylor) y Rock (Hudson) hicieron una apuesta sobre quién se lo llevaría antes a la cama. Yo pensaba que sería él, pero Elizabeth no lo tenía tan claro".

placeholder Noreen Nash, en una imagen de su juventud.
Noreen Nash, en una imagen de su juventud.

La veterana actriz, que hoy cuenta con 96 años y ha participado en un sinfín de producciones como secundaria, también recordaba que al director de la que sería la última película de Dean no le gustaban nada los susurros con los que recitaba cada diálogo: "Un día le gritó diciéndole que ese guion costaba mucho dinero. '¡Quiero escuchar bien esas palabras!', le dijo".

Noreen no es la única que tiene algo que decir acerca de Dean, ese chico nacido en Indiana en 1931 cuya madre murió cuando él apenas tenía nueve años; el tímido miope hijo de un médico que quiso ser actor y que para ello se mudó a Nueva York en cuanto le fue posible. Por ejemplo, a la hora de hablar de su infancia, de la que se han escrito miles de anécdotas, destaca quizá la que narró Elizabeth Taylor a un periodista a cambio de que la contase una vez que ella no estuviese en este mundo. "Cuando Jimmy tenía once años, comenzó a sufrir abusos por parte del pastor de su iglesia. Creo que aquello le persiguió durante el resto de su vida", relató la actriz de los ojos violeta años antes de morir, en febrero de 2011.

Aunque casi todos los que coincidieron en un rodaje con él ya no están, muchos vivieron el tiempo suficiente para recordar su calidad como intérprete. Pese a las excelencias de su estilo, pronto se ganó cierta fama de intratable. Al fin y al cabo, venía del Actor's Studio y, como Brando o Clift, su estilo interpretativo suponía un punto y aparte con respecto a todo lo que se había hecho hasta entonces. Parte de esa diferencia radicaba en que cualquier personaje podía remover los cimientos sentimentales de aquel que lo encarnaba. Dean, un niño algo sobreprotegido debido a la muerte de su progenitora, tenía mucho que remover. "Leíamos juntos 'El Principito' y 'Romeo y Julieta'... Era terriblemente sensible", recordaba hace un par de años Arlene Martel, que compartió con él esos primeros años en una escuela de interpretación que acabaría pasando a la historia.

placeholder James Dean, junto a Natalie Wood y Sal Mineo en 'Rebelde sin causa'. (CP)
James Dean, junto a Natalie Wood y Sal Mineo en 'Rebelde sin causa'. (CP)

Tras triunfar en Broadway con la obra 'El inmoral', su participación en varios programas televisivos y en películas como '¿Alguien ha visto a mi chica?' (1952) lo llevaron hacia el que sería su gran valedor: el Elia Kazan que lo eligió para protagonizar 'Al este del Edén' (1955). En la película, su hiperactividad, su energía y su carácter misántropo no siempre serían bien recibidos por el resto del reparto. Con Raymond Massey, que encarnaba a su tiránico padre, casi llega a las manos. "Nunca sabes qué va a hacer durante una escena. ¡Por favor, haz que lea sus líneas tal y como están escritas!", le gruñó un día el veterano actor al director de todo aquello.

¿Bisexualidad? ¿Amor con Pier Angeli?

Otra piedra en el rodaje: el que fuese su hermano en la cinta, Richard Davalos, aseguraba que el rol de Caín y Abel de la soleada California de los años 20 que ambos encarnaban casi traspasó los límites de la pantalla y los enemistó para siempre. "No sabía cómo tomarse las críticas duras. Compartir escena con él te podía poner de los nervios. Tenía instinto para perturbar. Al final, él y yo nos acabamos convirtiendo en lo que interpretábamos. Trabajar en esa película nos afectó. En mi caso me costó años superarlo", recordaba el intérprete.

placeholder James Dean y Pier Angeli, en imágenes de archivo.
James Dean y Pier Angeli, en imágenes de archivo.

La fallecida Julie Harris, su interés amoroso en la cinta, recordaba en televisión conversaciones muy personales con él. A pesar de las historias sobre su bisexualidad, ella rememoraba lo que el joven le contó sobre el amor que sintió por Pier Angeli. "Un día me enseñó una especie de colgante egipcio, lo abrió y dentro llevaba un cabello de ella, del día que se conocieron. Me dijo que nunca había sentido nada parecido", aseguró.

El hecho es que Harris también llegó a hablar de las desavenencias de aquel Tom Sawyer, figura literaria a la que siempre le recordó, con Raymond Massey: "Siempre estaba intentando fastidiarle. Solo por diversión". Sin embargo, aquel jovencito embaucador y rebelde no tenía un corazón de hierro. La vulnerabilidad que dejaba entrever en pantalla era real, a veces dolorosamente real. Meses después de haber iniciado la relación con Pier Angeli, la madre de esta se opuso a que siguiese saliendo con él y la empujó a un matrimonio con Vic Damone. Cuentan las leyendas de Hollywood que el día en que se produjo la boda, en el exterior de la iglesia se podía escuchar el rabioso motor del coche de Dean, que había acudido hasta allí para ser testigo de cómo el amor de su vida se iba de la mano y con un vestido de novia a los brazos de otro.

"Nunca sonreía, no tenía modales"

Las consecuencias de aquel desamor también acabaron salpicando a aquellos que lo rodeaban. Tras rodar 'Rebelde sin causa' (1955) -su segunda película como protagonista y la que más simboliza la disconformidad de la generación de los que fueron jóvenes en la década de los 50-, en el rodaje de 'Gigante' (1956), estrenada después de su muerte, su maniaca hiperactividad chocó con la pulcritud y el clasicismo del otro protagonista de la cinta, el pétreo Rock Hudson. Si con Elizabeth Taylor la relación fue tan estrecha como para compartir un sinfín de confidencias, con Hudson la historia fue de mal en peor. George Stevens disfrutaba echando leña al fuego, alimentando la animosidad entre ambos. "Era duro estar a su lado. Nunca sonreía, no tenía modales. También era duro rodar una escena con él. Te la acababa robando", dijo Hudson.

placeholder James Dean posa junto a Little Bastard, el coche que lo llevó a la muerte. (CP)
James Dean posa junto a Little Bastard, el coche que lo llevó a la muerte. (CP)

"Trabajó duro para conseguir publicidad y siempre llevaba un fotógrafo consigo", reprochaba el director de la cinta, desmintiendo esa leyenda que asegura que el joven trataba de huir de la fama de Hollywood y de sus servidumbres. Pese a las críticas, tanto él como el resto del equipo vivieron con estupor y dolor la noticia de su muerte. Aquella tarde de septiembre en la que veían los últimos copiones de lo que se había rodado a lo largo del día, alguien llamó a Stevens por teléfono para contarle el accidente que le había costado la vida a Dean. El chico introvertido que simbolizó la rebelión juvenil había muerto y a él le tocó dar la noticia al resto de su equipo. Taylor se tuvo que ir a un rincón a llorar.

placeholder Fotografía del accidente publicada tras su muerte.
Fotografía del accidente publicada tras su muerte.

Probablemente fue ella el miembro del reparto que lo conoció mejor. Para el resto, pese a conocer su carácter juguetón y sus manías, era un desconocido. "Jimmy era Jimmy. Era imposible conocerle realmente bien. Pero eso forma parte de la fascinación que despertaba", dijo Carrol Baker, secundaria de lujo en la película. Dean se dirigía a las carreras de Salinas y había decidido, a última hora y de forma casual, que conduciría él mismo su Pequeño Bastardo para acostumbrarse a él. La muerte lo sorprendió en una carretera que aún hoy guarda vestigios (en forma de monolito) de sus últimos minutos de vida. Aunque durante décadas han abundado los comentarios laudatorios sobre su figura, convertida en icono pop del siglo XX, probablemente la opinión más sentida acerca del Jimmy Dean que ha cautivado a generaciones la dio su gran amor, esa Pier Angeli que acabó con su vida a los 39 años tomándose un bote de pastillas. Cuentan que en su nota de suicidio, rezaba la siguiente frase: "Tengo un miedo horrible a envejecer; para mí, los cuarenta son el comienzo de la vejez... El amor ha quedado atrás, murió en un Porsche".

*Este artículo se publicó, originalmente, el 30 de septiembre de 2015 y ha sido actualizado con motivo del aniversario del nacimiento del actor

Un Pequeño Bastardo condujo a la estrella juvenil más grande de todas hacia la muerte pero también hacia la gloria. Así se apodaba el Porsche 550 Spyder que manejaba James Dean y que, tras chocar de costado con un Ford Custom Coupé que venía en dirección opuesta, le produjo la gravísima fractura de cuello por la que acabó falleciendo.

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