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El demoledor veredicto de la prensa de Estados Unidos sobre los Globos de Oro
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UN AÑO COMPLICADO

El demoledor veredicto de la prensa de Estados Unidos sobre los Globos de Oro

'Aburridos' e 'hipócritas' son algunos de los calificativos que ha recibido esta gala marcada por la pandemia del coronavirus

Foto: Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones en los Globos de Oro. (Getty)
Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones en los Globos de Oro. (Getty)

“Todo aquel que ha estado en una llamada de Zoom sabe que hay más posibilidades de lo normal de hacer el ridículo, incluso manteniendo la distancia social”, escribió en su demoledora columna el crítico de televisión de 'Los Angeles Times', Robert Lloyd. Y así fue: la sensación de que nos espera una temporada de premios tediosa como pocas con el formato de ceremonia virtual llegó a hacerse casi insoportable el domingo por la noche en la entrega de los Globos de Oro. Unos premios que, además, fueron acusados de hipocresía por un palmarés muy diverso de parte de una asociación, la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, que está en pleno escándalo por no tener ni a un solo negro en sus filas; que parecieron quedarse sin cabeza de turco con la salida de Donald Trump de la Casa Blanca -aunque algunos siguieron cargando contra él- y se pusieron muy monárquicos dando cuatro premios a 'The Crown'. Menuda mezcla, ¿no?

En lo tecnológico, quizá algunos todavía creían que Hollywood escaparía a las chapuzas de las reuniones online. Pero ya con el primer premiado -Daniel Kaluuya como mejor actor secundario- se produjo la clásica intervención con el sonido silenciado y pronto se notó la dispersión y la mala iluminación en muchos participantes (Jeff Daniels, mención especial) y las cámaras inmiscuyéndose en las casas de los unos y los otros, con mascotas entrando en plano (Regina King y Jodie Foster) o hijos y maridos interrumpiendo los discursos de sus padres (Mark Ruffalo) o esposas (Catherine O’Hara). Vamos, que los Globos de Oro fueron como cualquier videochat de domingo con la familia o, lo que es peor, cualquier reunión de trabajo de un lunes. “Una noche deslavazada que llevó el cansancio del Zoom a su límite”, era el título del análisis Daniel D’Addario en 'Variety', que todavía ostenta para algunos la calidad de biblia del mundo del espectáculo. En España, con cierto complejo de inferioridad, muchos comentaban que si esto sucede en Hollywood, qué será de los Goya, que se celebran el próximo domingo.

placeholder Jodie Foster, con su mujer, Alexandra Hedison.(Reuters)
Jodie Foster, con su mujer, Alexandra Hedison.(Reuters)

Los medios web, en busca del famoso clickbait, buscaban algo de carnaza insinuando que el entusiasmo de Jason Sudeikis (mejor actor en serie de comedia) pudiera estar aderezado con estupefacientes ('New York Post'), asegurando que el pelo (es verdad, horroroso) de Sean Penn se había hecho viral (Fox News), o incluso buscando una resurrección del enfrentamiento entre Lady Di y la reina Isabel II cuando Emma Corrin, que interpreta a la primera en 'The Crown', ganó el premio en el que competía con Olivia Colman, que encarna a la segunda en la misma serie. Pero lo cierto es que la ceremonia, por pura desatención, no llegó a producir un verdadero momento que corriera por las redes como la pólvora, ni un meme para contrarrestar la sensación agónica que transmitió la gala. Hasta el fiasco de la Superbowl tuvo más reacciones y, desde luego, nada como las manoplas de Bernie Sanders en la investidura de John Biden. De las enclenques galerías de los mejor y peor vestidos, mejor no hablamos este año.

La gala, es cierto, había tenido un arranque enérgico de sus dos presentadoras, Tina Fey (desde Nueva York) y Amy Poehler (desde Los Ángeles). “Damos premios al cine y la televisión, pero este año era difícil saber cuál era cuál. Los cines estaban cerrados y vemos todo en los teléfonos. (…) Televisión es lo que veo cinco horas seguidas, y las películas es aquello que decides no ver porque dura dos horas”, explicaron en uno de sus gags más ingeniosos. Pero desde la Fox, no sin razón, apuntaron que, si estos premios siempre son tan cachondos y tan irreverentes, por qué no cargaron contra los casos de acoso que están surgiendo contra el gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo, o los primeros ataques militares de Biden en Siria.

placeholder Sacha Baron Cohen, gran triunfador de la noche. (Reuters)
Sacha Baron Cohen, gran triunfador de la noche. (Reuters)

El monotema Donald Trump, que ha estado llenando ceremonias y ceremonias de Hollywood en los últimos cuatro años, parece haber dejado sin recursos a la comunidad artística ahora que ya no está. Aunque, si bien no entró en el material guionizado, sí apareció de manera más o menos explícita en los discursos de Jane Fonda -premio honorífico Cecil B. DeMille-, Aaron Sorkin -mejor guion de cine- y, sobre todo, Sacha Baron Cohen -mejor película por la secuela de 'Borat' y mejor actor de comedia-, quien llegó a bromear con la idea de que Trump impugnara su victoria. Curiosamente, el expresidente había elegido esa misma noche para volver a la palestra en la Conservative Political Action Conference. Y la cabeza de turco, esta vez, fueron los propios organizadores de la ceremonia, pero todo quedó en chistes demasiado internos y acentúo la sensación de que el palmarés era más un trabajo de imagen (se premió a cuatro actores afroamericanos y Chloé Zheo se convirtió en la primera directora asiática en ser premiada en su categoría, por la ganadora de la noche, 'Nomadland') que un control de calidad de la temporada cinematográfica. El 'Washington Post' apuntó que la gala estuvo marcada por “un mensaje contradictorio sobre diversidad”.

Así las cosas, solo los fans de los años 90 tuvieron, pese a la sensación pandémica muy 2020/21, cierta ilusión de revival. Además de la vuelta a Lady Di y el príncipe Carlos -cuyo intérprete, Josh O’Connor, también fue premiado-, tuvo un toque inevitable de nostalgia ver a Laura Pausini ganando un Globo de Oro por su canción para la película 'La vida por delante'; a Catherine O’Hara -la madre de Macaulay Culkin en 'Solo en casa'- por fin reivindicada recibiendo una estatuilla por 'Schitt’s Creek', y a Jodie Foster ganando como mejor actriz secundaria por 'The Mauritarian'. Por un momento, soñamos que Anthony Hopkins también se llevara el premio por 'El padre', y se pudiera repetir 30 años después una foto con la distancia social que requería ya en 1991 Aníbal el caníbal cuando era visitado por la agente Clarice Starling en su celda de 'El silencio de los corderos'. Pero está el 2021 para pocas bromas sobre encierros o sobre canibalismo, y finalmente fue el fallecido Chadwick Boseman el que se llevó el premio al mejor actor y, esta vez sin cinismos, el momento más emotivo de la noche.

“Todo aquel que ha estado en una llamada de Zoom sabe que hay más posibilidades de lo normal de hacer el ridículo, incluso manteniendo la distancia social”, escribió en su demoledora columna el crítico de televisión de 'Los Angeles Times', Robert Lloyd. Y así fue: la sensación de que nos espera una temporada de premios tediosa como pocas con el formato de ceremonia virtual llegó a hacerse casi insoportable el domingo por la noche en la entrega de los Globos de Oro. Unos premios que, además, fueron acusados de hipocresía por un palmarés muy diverso de parte de una asociación, la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, que está en pleno escándalo por no tener ni a un solo negro en sus filas; que parecieron quedarse sin cabeza de turco con la salida de Donald Trump de la Casa Blanca -aunque algunos siguieron cargando contra él- y se pusieron muy monárquicos dando cuatro premios a 'The Crown'. Menuda mezcla, ¿no?

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