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La historia del amor tardío, cursi y tierno de Kamala Harris y Douglas Emhoff
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La historia del amor tardío, cursi y tierno de Kamala Harris y Douglas Emhoff

La editorial Planeta publica en castellano la autobiografía de la vicepresidenta de Estados Unidos, 'Nuestra verdad', dedicada a su marido

Foto: Kamala Harris y Doug Emhoff, en campaña. (Fotos cedidas por la autora)
Kamala Harris y Doug Emhoff, en campaña. (Fotos cedidas por la autora)

"Casi todas las mañanas, mi marido, Doug, se despierta antes que yo y lee las noticias en la cama. Según el tipo de ruido que haga —un suspiro, un quejido, un grito ahogado—, sé cómo va a ser el día". Así comienza 'Nuestra verdad', la autobiografía de Kamala Harris que Planeta publica en castellano el 31 de marzo. De todas las cosas que cuenta la vicepresidenta de los Estados Unidos sobre su propia peripecia vital, la más entrañable junto a su admiración hacia su madre es la historia de amor que la unió a su marido, el abogado Doug Emhoff, ya en la edad madura. A Doug es precisamente a quien le dedica el libro: "Gracias por tu eterna paciencia, amor, apoyo y serenidad. Y, sobre todo, por tu sentido de 'lo gracioso".

"Seis meses antes, yo tampoco sabía quién era ese tal Doug. Solo sabía que mi mejor amiga, Chrisette, no paraba de llamarme por teléfono. Estaba en medio de una reunión y mi teléfono no dejaba de sonar. Ignoré sus llamadas las primeras veces, pero luego empecé a preocuparme. Sus hijos son mis ahijados. ¿Había ocurrido algo? Salí y la llamé. '¿Qué pasa? ¿Va todo bien?'. 'Sí, todo estupendamente. Vas a tener una cita', dijo. '¿Yo?'. 'Sí, tú', contestó con absoluta certeza. Acabo de conocer a un tipo. Es guapo [sic], es socio administrador de su bufete de abogados y creo que te va a gustar. Vive en Los Ángeles, pero da igual, porque tú siempre estás aquí por trabajo. Chrisette es como una hermana para mí, y sabía que era inútil discutir con ella. '¿Cómo se llama?', pregunté. 'Se llama Doug Emhoff, pero prométeme que no lo buscarás en Google. No le des más vueltas. Limítate a conocerlo. Ya le he dado tu número. Te va a llamar".

placeholder Douglas Emhoff y Kamala Harris. (Archivo de la autora)
Douglas Emhoff y Kamala Harris. (Archivo de la autora)

Así empezó una relación que la transformó por completo. "Como mujer soltera, profesional y de más de cuarenta, y como personaje público, salir con alguien no era fácil. Sabía que si llevaba a un hombre conmigo a un acto, la gente enseguida empezaría a especular sobre nuestra relación. También sabía que, en política, las mujeres solteras proyectan una imagen distinta a la de los hombres solteros. No tenemos la misma libertad en cuanto a nuestra vida social. No tenía ningún interés en atraer ese tipo de atención a menos que estuviera casi segura de que había encontrado a 'mi media naranja', lo que hizo que durante años mantuviera mi vida privada separada de mi carrera".

Foto: La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, junto a su esposo, Doug Emhoff. (EFE)

Los Harris (Doug se define en Twitter como 'marido de Kamala Harris') no tienen empacho en compartir los detalles más simpáticos de su relación, como el primer mensaje que él le mandó y la sorprendente respuesta de ella: "Unas noches después, iba camino de un acto cuando recibí un mensaje de texto de un número que no reconocí. Doug estaba viendo un partido de baloncesto con un amigo y tuvo el valor de enviarme un mensaje extraño. '¡Hola! Soy Doug. Solo quería saludarte. Estoy en el partido de los Lakers'. Le respondí con un 'hola' y quedamos en hablar al día siguiente. Después, yo también le mandé un mensaje extraño '¡Aúpa, Lakers!', pese a que soy fan de los Warriors".

Emhoff, divorciado y con dos hijos mayores, lo vio claro desde el principio. "A la mañana siguiente, estaba saliendo del gimnasio antes de ir a trabajar cuando me di cuenta de que no había visto una llamada de Doug. No esperaba que me llamara tan temprano, pero tengo que admitir que me pareció adorable. De hecho, mientras escribía este capítulo, me senté con Doug y le pedí que me explicara qué se le había pasado por la cabeza al hacerme esa llamada. Esto es lo que me dijo: 'Esa mañana madrugué. Tenía una reunión a primera hora y estaba en el coche camino del trabajo. No podía dejar de pensar en ti. No dejaba de repetirme: Son las 8.30 de la mañana; es demasiado pronto para llamarla. Sería absurdo. No seas de esos. No. No la llames. No lo hagas'. Y entonces: '¡Oh, no! Está sonando".

"La mañana después de nuestra primera cita, Doug me mandó un correo electrónico con su disponibilidad para los dos meses siguientes. 'Soy demasiado mayor para andarme con tonterías o jugar al escondite', ponía en su correo. 'Me gustas mucho, y quiero ver si podemos hacer que esto funcione'. De hecho, estaba impaciente por verme ese sábado, pero yo tenía un fin de semana de chicas planeado desde hacía mucho tiempo". Casi como en un capítulo de 'Sexo en Nueva York'.

La presencia de Doug cambió a Kamala. Su equipo incluso hacía bromas sobre eso, se referían a esa época como D.D. "Después de Doug". "Les encantaba lo mucho que me hacía reír. A mí también".

Foto: Kamala Harris, la nueva vicepresidenta de la Administración Biden. (Reuters)

Kamala no esquiva el desafío que supuso para ella afrontar la paternidad de Doug, que tenía dos hijos de un matrimonio anterior. Cuenta con detalle la primera vez que se conocieron y los nervios lógicos del momento. "Cuando Doug y yo empezamos a salir, Ella estaba acabando Primaria y Cole estaba en el instituto; Doug tenía la custodia compartida con su primera mujer, Kerstin. Sentía, y siento, una gran admiración y respeto por Kerstin. Sabía por el modo en que Doug hablaba de sus hijos que era una madre increíble y, meses después, cuando Kerstin y yo nos conocimos, congeniamos de verdad y nos hicimos amigas. (A veces bromeamos con que nuestra familia moderna es casi demasiado funcional)".

placeholder La boda de Kamala y Doug, en 2014. (Archivo de la autora)
La boda de Kamala y Doug, en 2014. (Archivo de la autora)

Y tanto. La buena relación con sus hijastros y con la ex de Doug no es pose. En otro momento del libro, la vicepresidenta de Estados Unidos revela una de las cosas que más le pesaron de trasladarse a Washington, una vez que su carrera política se disparó. "Ella estaba en el último año de instituto, lo que implicaba que Doug pasaría al menos una semana de cada dos en Los Ángeles. Aquello era lo más difícil de todo, estar lejos de Ella. Antes de ser senadora, había ido a todos sus campeonatos de natación, a todos sus partidos de baloncesto. Kerstin y yo solíamos hacer que Ella se sintiera avergonzada cuando nos sentábamos juntas y coreábamos su nombre. Me fastidiaba mucho que no pudiéramos pasar tantos buenos ratos juntas".

Quizá el momento más romántico (y a ratos sonrojante) que Kamala Harris comparte con los lectores en este libro sea ese en que Doug le pidió que se casaran, cuando ella estaba tan estresada que no lograba encontrar unos pantalones para meterlos en una maleta de fin de semana. "¿Te importa si pedimos algo para cenar en lugar de salir?', le pregunté. 'No me he organizado muy bien y necesito tiempo para preparar la maleta'. 'Claro', dijo. '¿Qué te parece el tailandés que nos gusta?'. 'Genial', respondí. Rebusqué en un cajón de la cocina y di con un menú de papel hecho trizas. '¿Qué tal un pad thai?'. Doug se volvió hacia mí: 'Quiero pasar mi vida contigo'. Fue muy bonito, pero él siempre era igual de tierno. A decir verdad, no capté en absoluto el significado de lo que había dicho. Ni siquiera alcé la vista. Mi cabeza seguía puesta en los pantalones negros. 'Qué bonito, cariño', dije, rozándole el brazo mientras miraba el menú. '¿Quieres pollo o gambas con el pad thai?' 'No, quiero pasar mi vida contigo', repitió".

Foto: Ella Emhoff. (Instagram)

"Cuando levanté la vista, se estaba arrodillando. Había urdido un plan detallado para proponerme matrimonio delante del Ponte Vecchio de Florencia. Pero en cuanto tuvo el anillo, no pudo aguantar más. Era incapaz de mantener el secreto. Lo miré allí, arrodillado, y me eché a llorar. Eso sí, no fueron lágrimas elegantes hollywoodenses cayendo por una mejilla resplandeciente. No, me refiero a sollozos e hipidos, con el rímel corriéndome por la cara. Doug me cogió la mano, contuve la respiración y le devolví la sonrisa. Entonces me pidió que me casara con él, y grité un '¡Sí!' entre lágrimas".

Kamala Harris y Doug Emhoff se casaron un 22 de agosto de 2014, cuando a ella le faltaban pocos meses para cumplir los 50 años. Fue una ceremonia íntima con sus seres queridos. "Según nuestros orígenes indio y judío, puse una guirnalda de flores en el cuello de Doug y él pisó un vaso de cristal".

"Y luego ya está".

"Casi todas las mañanas, mi marido, Doug, se despierta antes que yo y lee las noticias en la cama. Según el tipo de ruido que haga —un suspiro, un quejido, un grito ahogado—, sé cómo va a ser el día". Así comienza 'Nuestra verdad', la autobiografía de Kamala Harris que Planeta publica en castellano el 31 de marzo. De todas las cosas que cuenta la vicepresidenta de los Estados Unidos sobre su propia peripecia vital, la más entrañable junto a su admiración hacia su madre es la historia de amor que la unió a su marido, el abogado Doug Emhoff, ya en la edad madura. A Doug es precisamente a quien le dedica el libro: "Gracias por tu eterna paciencia, amor, apoyo y serenidad. Y, sobre todo, por tu sentido de 'lo gracioso".