Hui Ka Yan, fundador de Evergrande: de su infancia huérfana a tener en vilo al mundo

Cuando Hui Ka Yan tenía ocho meses, su madre murió por una enfermedad que le provocó una sepsis. Así que el bebé pasó gran parte de su infancia con su abuela paterna. La relación del presidente del gigante inmobiliario chino Evergrande con la anciana fue intensa y muy importante en su vida. Tanto que de niño le hizo un retrato, un dibujo que todavía cuelga en la pared de su oficina.

Lo cuentan las crónicas locales que han entrevistado a este magnate que ve ahora como su fortuna mengua con la caída de las acciones de su empresa, una compañía que tiene en vilo a la economía mundial. La crisis económica y sanitaria ha afectado a la empresa, que no sabe como asumir las deudas millonarias. Y como el gigante supone el 2% del PIB de China, se teme que si llega a caer, se produzca un efecto dominó en la economía global.

Hui Ka Yan (su nombre en mandarín, en chino es Hu Jiayin) creció en una familia muy relacionada con el Partido Comunista Chino. Su padre era un veterano del Ejército Revolucionario y a los 16 años se unió a las filas del partido, a cuyos congresos suele acudir el hijo como invitado. Su padre había luchado en la guerra contra Japón como comandante de caballería con tan solo 18 años y los medios consideran que el espíritu batallador del padre ha formado el carácter del hijo, quien ha construido una fortuna de la nada.

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Este multimillonario está casado con Ding Yumei, una mujer de la que poco se sabe y a la que se ha visto en contadas ocasiones. El empresario ha dicho que sin ella no habría logrado todo lo que tiene puesto que ha demostrado ser comprensible y paciente con su dedicación al trabajo.

Ding Yumei, su mujer

Casados y con dos hijos, el matrimonio ha protagonizado cierta polémica este verano cuando Ding Yumei decidió comprar tres millones de euros en activos de Evergrande para que los inversores no se preocuparan ante la caída de la sociedad. Fue el ‘Finantial Times’ el medio que lo publicó en primer momento y la noticia corrió como la pólvora porque, lejos de tranquilizar a los accionistas, lo que provocó fue un enorme enfado al sentirse engañados por la treta.

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Esta es una de las pocas veces que se ha hablado de Ding Yumei en los medios. Hui Ka Yan es un hombre discreto en su vida privada. Acaso porque sus orígenes, muy humildes, le enseñaron que hacer gala de la riqueza solo trae problemas.

Familia rural

Nacido en una familia rural en el pueblo de Jutaigang, perteneciente a la región de Gaoxian, su padre, era un militar comunista retirado que tras su paso por el ejército se dedicaba al negocio de almacenaje. Hui Ka Yan creció rodeado de sencillez con su abuela y, tras estudiar en el instituto, empezó a trabajar en una fábrica de cemento. Allí logró mejorar su situación y a los pocos años ya formaba parte del equipo directivo. En 1978 quiso ampliar sus estudios y fue aceptado en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan (en aquel momento era un instituto técnico), donde fue delegado de clase.

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Tras su paso por la universidad volvió al mundo laboral, donde sus éxitos se sumaban uno tras otro, tal y como han publicado los medios locales y los económicos, como el citado ‘Finantial Times’. En 1992 decidió mudarse a Shanzen, una zona económica especial recién creada por el Gobierno chino, en la provincia de Guangdong. Allí consiguió nuevos éxitos profesionales, en especial en la Wuyang Iron and Steel Company, donde llegó a ser socio a los pocos años. En esta empresa, además, conoció a la que sería su mujer.

Uno de los más ricos del mundo

Y poco a poco decidió hacerse más grande todavía y se mudó a Guangzhou, la capital de la provincia de Guangdong, donde vive ahora con su familia y donde es uno de los personajes más conocidos y queridos. En esta ciudad empezó a crear lo que se ha convertido en una de las inmobiliarias chinas más potentes del país, lo que le ha situado en el puesto número uno de hombres más ricos de China durante años.

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Fue en marzo de 1997 cuando decidió fundar el Grupo Evergrande, del que ha sido su presidente desde su creación. En 2020, la revista ‘Forbes’ lo situó a la cabeza de los billonarios chinos aunque su fortuna ha ido cayendo en más de 20.000 millones de euros por las deudas y la crisis económica fruto de la pandemia.

Su gran fortuna le ha servido para llevar a cabo numerosas acciones filantrópicas y también para dar rienda suelta a sus aficiones. Su pasión por el deporte le llevó a comprar el club de fútbol de la ciudad, el llamado Guanzhou Evergrande Fútbol Club, que es el más exitoso de China desde 2016.