Joan Collins cuenta lo que presenció los últimos días de Lady Di y su trágica muerte

Su nombre siempre estará ligado a 'Dinastía' y su pérfida Alexis Carrington, un personaje que le persigue todavía, y con el que muchos han buscado paralelismos sobre los que Joan Collins se queja amargamente (y a veces con ironía) una y otra vez en su último libro, 'My Unapologetic Diaries', una recopilación de los audios que viene grabando desde hace décadas, ahora transcritos, y que en este caso reproduce desde 1989, cuando acababa el rodaje de la emblemática serie producida por Aaron Spelling, y hasta 2007. Para las nuevas generaciones quizás su participación en este sofisticado culebrón de prime time les quede un poco más remoto y tal vez estén más familiarizados con su papel en la octava temporada de la serie 'American Horror Story: Apocalypse' o por el reciente escándalo desatado por la superproducción 'Darkness & Glow', producida por José Luis Moreno y cuyo futuro es una enorme incógnita.

Joan Collins es de las pocas supervivientes de la época dorada de Hollywood y les dice a sus lectores que si quieren saber su verdadera edad que lo busquen en Google (88 años, les ahorramos el trabajo). Su vida ha estado tan ilustrada por los paparazzi que le han seguido allá donde iba (otra de sus reiteradas quejas en las casi 400 páginas de estas memorias) que lo que cabe esperar de ella no es ni el dónde ni el cuándo sino el cómo.

Este es el tema de un libro que podríamos sintetizar en tres claves: los personajes con los que tiene una incesante vida social de restaurantes de alta cocina, cruceros en yates privados y hoteles de lujo, las dificultades para encontrar trabajo para una actriz de sus características en Hollywood y su pasión por las compras, que llega hasta tal punto que realiza un juicio de valor muy negativo de Barcelona, a donde llegó un domingo en el yate de Valentino -son grandes amigos y en 2019 protagonizó su campaña de Navidad- y se encontró con casi todas las tiendas cerradas, lo que cercenó de cuajo todas sus expectativas.

Una seguridad blindada

Sentadas estas premisas, nos vamos a desplazar al viernes 22 de agosto de 1997, cuando Joan Collins se encontraba disfrutando de unas paradisiacas vacaciones en la Costa Azul... "Gran emoción a bordo. Giancarlo (Giammetti, socio y pareja del diseñador italiano) vio a la princesa Diana en el Jonikal, el yate de Mohamed Fayed, atracado fuera de las playas de Pampelonne. Él y Valentino cogieron unos binoculares gigantescos y la vieron con Dodi en la cubierta superior".

Al propio Giancarlo se le ocurrió una idea que podría haberle costado cara: "Se subió a una moto de agua y se acercó a su barco. Dos hombres con ametralladoras le saludaron, lo que no le gustó al feroz de los dos. El barco estaba protegido por diversos hombres que apuntaron con sus Uzis a Giancarlo, quien se marchó rápidamente. Hizo una invitación a tomar unos cócteles en el barco de Valentino a Diana y Dodi, pero la declinaron".

Una semana más tarde se produjo la trágica muerte la princesa, como relata en su diario la actriz inglesa cuya película quizás más celebrada sea 'Tierra de faraones', de Howard Hawks: "Me despertó a las seis y media por un destrozado Peter Charlesworth, que me dijo que la princesa Diana había muerto en un accidente de coche. Creía que estaba soñando, así que le respondí: 'Me voy a dormir ahora mismo', pero Robin (Hurslton, un marchante de arte que era su pareja en esa época) despertó y me dijo: 'No estás soñando'. Subimos corriendo las escaleras, encendimos la televisión y para nuestro inmenso horror, descubrimos que era verdad".

Joan Collins hace una defensa férrea de la exmujer de Carlos de Inglaterra: "Fue malinterpretada y difamada por la prensa y por mucha gente, pero creo que era realmente una persona estupenda". Y aprovecha para rememorar encuentros anteriores: "La conocí en una fiesta benéfica para Bernardo's, en la que las dos llevamos modelos de Bruce Olfield. Diana estaba exquisita en un vestido de lamé dorado con grandes hombreras y llevaba seda blanca, también con grandes hombros (...). La segunda vez que nos vimos fue en Palm Beach en otra fiesta benéfica. Llevaba casada dos años con el príncipe Carlos y apenas se miraban el uno al otro".

Su relación con los paparazzi

La actriz incluso desvela que la recordada como princesa del pueblo le hizo una pregunta que podemos interpretar como premonitoria: "¿Cómo puedes soportarlo? ¿Cómo puedes soportar la atención constante de la prensa y los paparazzi?'. Me quedé muy sorprendida, pero respondí: 'Bien, creo que tienes que intentar ignorarlos todo lo posible'. 'No hay muchas oportunidades para ello', dijo, gesticulando hacia muchos de los fotógrafos internacionales escondidos entre las gradas con sus objetivos intrusivos enfocando a la princesa. 'Me siguen a todas partes. Es como si estuviera en una pecera'".

Efectivamente, Joan estuvo pegada a la televisión viendo el funeral el 6 de septiembre, y el 7 de regreso en Londres... "En cuanto llegamos fuimos al palacio de Kensington. Estaba asombrada e impresionada por la efusión de callado respeto y amor de la gente. Había miles de flores. Llevé algunas rosas rojas y las dejé junto a las demás. Leí algunos de los mensajes, que eran increíblemente emocionantes. Un par de personas me reconocieron y dijeron amablemente que agradecían que estuviera allí".

"Nuestros caminos se cruzaron en varias ocasiones a lo largo de los años y siempre fue encantadora y parecía encantada de verme, por lo que me parecía imposible pensar que estaba muerta", concluye la actriz.

El 2 de septiembre siguiente, con el mundo entero todavía en shock por la terrible noticia, Lady Di volvió a irrumpir en la vida cotidiana de Joan Collins: "Cené en Le Mole, un encantador restaurante familiar. El dueño vino a nuestra mesa y nos dijo con un nudo en la garganta que Dodi y Diana habían cenado allí hacía un mes. Nos dijo que estaban solos, con la excepción de los dos hijos de Diana y que eran como cualquier familia joven, muy felices, riendo, sin paparazzi alrededor, y Diana bailando con sus hijos con música disco".

Y acaba su relato citando nada menos que a... "Nostradamus predijo que el final del mundo llegaría el año 2000 después de inundaciones, hambrunas, desastres, volcanes, sequías y la muerte del segundo Mesías. La manera en la que la gente está tratando a Diana después de su muerte es como si fuera la segunda venida de Jesús. He vivido las muertes de Jorge VI, Winston Churchill, JFK, Elvis y Marilyn. No he visto nada como esto y todavía no ha llegado su funeral".

Más allá de estos recuerdos, el libro de Joan Collins es ideal para los amantes del Hollywood clásico, pues son numerosas las anécdotas y a veces incisivos juicios de valor sobre estrellas como Tony Curtis y sus despampanantes conquistas, la dentadura de Sophia Loren, la apostura de Gregory Peck o la decadencia de Elizabeth Taylor, a quien estuvo a punto de reemplazar en la película 'Cleopatra', cuando esta enfermó y estuvo a punto de morir a consecuencia de una neumonía. Y, por cierto, acabaron trabajando juntas en el telefilme 'Esas chicas fabulosas', junto a Debbie Reynolds, de quien subraya que no se quitaba nunca la peluca aunque hiciera un calor insoportable, y Shirley MacLaine, quien le preguntó qué tal era su hermano, Warren Beatty como amante. No hubo por cierto mayores incidentes en el rodaje pese a que no podemos pasar por alto que Eddie Fisher dejó a la protagonista de 'Cantando bajo la lluvia', su mujer y madre de sus dos hijos por la belleza de los ojos violeta, uno de los escándalos más sonados en el Hollywood de finales de los 50.

También queda fuera de toda duda su gran amistad con Roger Moore, su afinidad con Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos y su admiración por la reina Isabel II. Subraya la gran educación de Sylvester Stallone, las opiniones políticamente incorrectas de Michael Caine, el buen gusto, a su entender, de Elton John, el empeño de Donald Trump de venderle un apartamento frente al edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, la poca clase de su exmujer, Ivanna Trump (le desveló en una fiesta que su novio italiano, Rossano Rubicondi, al que no menciona y fallecido hace un par de días, era muy bueno en la cama), la belleza de Rosario Nadal o la mala suerte con los papeles que le asignaban a Elizabeth Hurley.

Con todos estos argumentos y el certero análisis que hace de un Hollywood despiadado, en el que nada es lo que parece, es inevitable engancharse a un relato que seguramente habría encantado a su hermana, la popular escritora de novelas románticas Jackie Collins, que falleció víctima de un cáncer de mama en 2015. Y, para acabar en todo lo alto, Joan deja lo mejor para laa páginas finales al relatar su infernal periplo con la obra teatro 'Legends' junto a Linda Evans, su eterna rival en 'Dinastía'. Daría para una nueva temporada de 'Feuds' si es que alguna vez Ryan Murphy vuelve a retomarla.