Así es Ash Barty, la número uno del tenis que se retira con solo 25 años
La joven jugadora australiana acaba de sorprender al mundo del deporte tras anunciar que abandona las pistas a causa de un agotamiento físico y mental
Puede que su nombre no te suene si no sigues con asiduidad los torneos de tenis, más allá de lo que gane o pierda Rafa Nadal. Pero Ashleigh Barty, más conocida por su apodo de Ash, se ha convertido con tesón, discreción y un fenomenal juego en la número uno del deporte de la raqueta a nivel mundial.
Instalada en lo más alto del ranking de la WTA, Barty ganó su primer título individual de Grand Slam en 2019 en Roland Garros al vencer a la checa Marketa Vondrousova, convirtiéndose así en la primera australiana en ganar en París desde que lo hiciera Margaret Court en 1973. En 2019, la talentosa deportista también se convirtió en la primera jugadora de su país en convertirse en número uno del mundo desde que lo hiciera Evonne Goolagong, su jugadora de referencia, en 1976.
Pero ahora la tenista nacida en Queensland acaba de anunciar por sorpresa que deja las pistas indefinidamente. "Hoy es un día difícil y lleno de emociones porque anuncio que me retiro del tenis", aseguraba Barty en el mensaje que acompaña a un vídeo que colgó en su cuenta de Instagram en el que, al igual que hiciera Maria Sharapova hace dos años, se mostró agradecida por el apoyo recibido a lo largo de su carrera deportiva y destacó las sensaciones de "orgullo y plenitud" que le deja este deporte.
Un gran agotamiento físico y mental es la causa de que la joven de 25 años haya puesto de forma tan prematura a una carrera que prometía muchas más victorias. Responsable de popularizar en Australia la expresión 'Barty Party', la tenista ha destacado siempre por su actitud positiva y su buen espíritu deportivo, lo que le hizo ganar multitud de fans.
Ash comenzó a jugar al tenis por rebeldía. Hija de un funcionario del gobierno australiano y de una radióloga, sus hermanas mayores practicaban netball, un deporte similar al baloncesto, pero ella no quería jugar a lo que consideraba un deporte de chicas.
Con solo cinco años ya despuntaba en las pistas, llamando la atención por su gran capacidad de coordinación y por la tremenda concentración de la que hacía gala durante los partidos. Barty comenzó a cosechar fama a nivel internacional al ganar el torneo junior de Wimbledon con 15 años. Pero entonces empezó a encontrar problemas con la vida en la carretera de torneo en torneo y con las presiones y expectativas que conllevaba ser una jugadora profesional.
Así que en 2014, como hiciera Michael Jordan cuando cambió el baloncesto por el béisbol, la australiana decidió tomarse un descanso del tenis y se dedicó al críquet, deporte muy popular en su país, llegando a jugar con los Brisbane Heat en la Big Bash League femenina.
Barty volvió al tenis en 2016 con un renovado entusiasmo por el deporte. Desde ese momento hasta su retirada lograría dos títulos más de Grand Slam, así como una medalla de bronce en dobles mixtos en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Orgullosa de sus raíces indígenas, en una entrevista con el 'Sydney Morning Herald' aseguraba que "mi herencia es realmente importante para mí. Siempre he tenido esta tez aceitunada y la nariz aplastada, y simplemente creo que es fundamental hacerlo lo mejor que pueda para ser un buen modelo a seguir".
Su bisabuela pertenecía al pueblo ngaragu, en la región de Nueva Gales del Sur, y ella es desde hace años embajadora indígena del tenis australiano para animar a más niños aborígenes a practicar este deporte. "Soy una mujer indígena muy orgullosa y para mí asumir este papel es algo que me emociona mucho", dijo Barty sobre su nombramiento en sus redes sociales.
Definiéndose como amante de los perros en su perfil de Instagram, donde cuenta con más de medio millón de seguidores, Barty tiene hasta cuatro mascotas peludas en casa, que pueblan las imágenes de su muro a todas horas. El año pasado fue nombrada embajadora de la Sociedad británica para la prevención de la crueldad con los animales.
"Me encantan los animales. Al haber crecido rodeada de perros y gatos, los animales siempre han formado parte de mi vida ¡y han sido tratados como miembros de la familia!", ha afirmado en uno de sus posts de Instagram sobre Rudy, Maxi, Affie y Chino.
En lo tocante a lo sentimental, Ash Barty mantiene una relación con el golfista profesional australiano Garry Kissick desde 2017 y ambos anunciaron su compromiso en noviembre del año pasado.
Otra curiosidad sobre ella que también ha desvelado en sus redes es que es una barista certificada. Enamorada del café, en su cuenta de Instagram confirmaba recientemente que se había graduado como toda una artesana cafetera.
Puede que su nombre no te suene si no sigues con asiduidad los torneos de tenis, más allá de lo que gane o pierda Rafa Nadal. Pero Ashleigh Barty, más conocida por su apodo de Ash, se ha convertido con tesón, discreción y un fenomenal juego en la número uno del deporte de la raqueta a nivel mundial.