Donald Trump vuelve a la carga: así ha cambiado desde sus cameos en cine y televisión a su último acto oficial

Desde hace ya varias décadas, el de Donald Trump lleva siendo un rostro ubicuo en los medios de comunicación, pero desde que el 16 de junio de 2015 en Nueva York anunciara su precandidatura para las elecciones de 2016 por el partido republicano, bajo el eslogan "vamos a hacer a nuestro país grande de nuevo", ha sido prácticamente imposible que pase un día sin una noticia sobre el excéntrico multimillonario.

Pero mucho antes de que fuera noticia por convertirse en el 45º presidente de Estados Unidos o ahora por anunciar de nuevo a bombo y platillo que quiere regresar a la Casa Blanca, el magnate de los negocios ya era en sí mismo una de las marcas más conocidas y polémicas de la historia moderna.

Antes de cambiar su despacho en la Quinta Avenida de la Gran Manzana por uno en el 1600 de la Avenida Pensilvania en Washington, Trump era sinónimo del capitalismo desmedido en los 80 y los 90 y era habitual verle aparecer en multitud de programas de televisión, películas e incluso en pleno combate de lucha libre profesional.

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Como puede que no recuerdes algunas de sus memorables apariciones en la pequeña y gran pantalla, vamos a echar la vista hacia atrás, para revivir tiempos más sencillos en los que el mundo parecía tener un poco más de sentido.

Uno de sus cameos más recordados sin duda fue el que le llevó a aparecer en la película 'Solo en casa 2: perdidos en Nueva York'. Aunque Macaulay Culkin probablemente no esté de acuerdo, la suya es una de las escenas más icónicas de la secuela de 1992, en la que Kevin McAllister se encuentra atrapado en la gran ciudad después de subir al avión equivocado.

Trump tan solo aparece brevemente cuando le da a Kevin indicaciones para llegar al vestíbulo del hotel Plaza y aunque tiene solo una línea de diálogo, el millonario alarga la secuencia con una de las miradas más extrañas de alguien mientras camina hacia atrás. Treinta años después y sigue siendo una de las interacciones más extrañas de la historia del cine.

Muy memorable fue también su aparición en un episodio de la cuarta temporada de 'El príncipe de Bel-Air' en 1994. Donald Trump ya se había establecido para entonces como un hombre de negocios despiadado, con un dudoso sentido de la moralidad, por lo que tenía mucho sentido que apareciera como el potencial comprador de la mansión de los Banks, solo para retirar su oferta en el último minuto.

Después de una "confusión" con respecto a la dirección de la propiedad, "El Donald", como le llamaba Carlton Banks (Alfonso Ribeiro), dice que planea comprar una casa diferente con dinero en efectivo. En este cameo también aparece la segunda esposa del expresidente, Marla Maples.

Saltamos al séptimo arte con un campo un poco más olvidado, el que le llevó a figurar en la comedia de Ben Stiller de 2001, 'Zoolander'. Aquí no hace de villano, ya que ese papel lo borda Will Ferrell como Mugatu. En cambio vuelve a interpretarse a sí mismo junto a la futura primera dama Melania Trump en la alfombra roja de un desfile de moda cantando las alabanzas del modelo masculino Derek Zoolander.

Stiller, que protagonizó y dirigió la película, dijo más adelante en el pódcast 'New Abnormal' que la escena se rodó en los VH1 Fashion Awards después de que pidiera a la gente que caminaba por la alfombra roja que hablara sobre el ficticio maniquí, una ocasión que Trump no quiso desaprovechar.

Volvemos a la televisión para rememorar su paso por 'Sexo en Nueva York'. En un capítulo de la segunda temporada, Trump aparece sentado en un elegante restaurante de Manhattan hablando con otro hombre de negocios mientras Samantha Jones (Kim Cattrall) está tomando un cóctel después de salir del trabajo.

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Aunque tan solo aparece en la escena durante unos 10 segundos, se convierte en protagonista de la secuencia cuando la voz en off dice: "Samantha, un cosmopolitan y Donald Trump, no hay nada más neoyorquino que eso".

Más estrambótica fue su presencia en WrestleMania, la Super Bowl de la lucha libre estadounidense, en 2007. Trump participó entonces en la llamada 'batalla de los millonarios', en un combate que terminó con él afeitando el pelo al presidente de la WWE, Vince McMahon.

Apretemos el botón del 'fast forward' para regresar a 2022, donde en su último acto oficial Trump ha dado el pistoletazo de salida de la carrera por la nominación republicana, en la que por ahora se vislumbran otros dos posibles candidatos, Ron DeSantis y Mike Pence, antiguos aliados suyos.

Trump, de 76 años, escogió la opulencia de su mansión en Florida, Mar-a-Lago, para hacer un anuncio que venía insinuando desde hace meses y que llega en un momento en que su estrella política no es lo que solía ser y se enfrenta a serios problemas con la justicia y el Congreso.

Será su tercera campaña presidencial, ya que lo intentó por primera vez en el año 2000 por un partido alternativo y como republicano en 2016, su por ahora único intento victorioso, y en 2020, cuando fue derrotado por el hoy presidente, Joseph Biden, aunque nunca ha admitido que perdiera y lo atribuye a "un robo".

"Me estoy postulando porque creo que el mundo no ha visto todavía la verdadera gloria de lo que esta nación puede ser", subrayó. Rodeado de más de 30 banderas estadounidenses y entre vítores y gritos de apoyo dijo: "Esto no es solo una campaña, es una causa para salvar a nuestro país".

Fue un discurso menos agresivo que otros, pero como siempre fue enfático y exagerado a la hora de repasar sus logros y demoledor cuando se trataba de criticar la gestión de Joe Biden, al que acusó, entre otra muchas cosas, de "destruir la economía" de EEUU. De sí mismo dijo ser "una víctima", "perseguido" por una confabulación de toda clase de fuerzas y peor tratado que el gánster Al Capone.

También habló de una amplia gama de temas desde la economía hasta la educación, pasando por la delincuencia, la migración, el aborto, la política exterior, la guerra de Ucrania, la dependencia energética, China o la izquierda radical. Trump se mostró seguro de que logrará más votos en 2024 que en 2016, sin siquiera mencionar que para ser candidato deberá primero ganar las primarias republicanas.