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El caso Clinton-Lewinsky, 25 años después: ¿qué ha cambiado y qué no?
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El caso Clinton-Lewinsky, 25 años después: ¿qué ha cambiado y qué no?

Ha pasado un cuarto de siglo de uno de los mayores escándalos presidenciales de la historia de Estados Unidos. Analizamos cuáles han sido las consecuencias para sus protagonistas

Foto: Bill Clinton, en una imagen reciente. (Reuters/David 'Dee' Delgado)
Bill Clinton, en una imagen reciente. (Reuters/David 'Dee' Delgado)

El 26 de enero de 1998, un lío de faldas estuvo a punto de acabar con el gobierno del país más poderoso del mundo. Una fórmula más que manida (jefe con becaria teniendo sexo oral en el despacho), pero con la diferencia de que el jefe era el hombre más poderoso del mundo en ese momento (el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton) y todo sucedió en el emblemático despacho oval.

Sin embargo, quizá lo más interesante de esa ecuación era ella: Monica Lewinsky, que hizo correr ríos de una tinta que, a día de hoy, sabe más amarga que nunca. Porque si fue uno de los mayores escándalos políticos del siglo XX, ¿cómo le habría sentado al 'affair Lewinsky' el siglo XXI? El mundo ha cambiado mucho: las redes sociales, el #MeToo, la sacudida a la información y al perfil político que ha supuesto Donald Trump… La propia Lewinsky ha sido la primera en responder a esta pregunta en 'Vanity Fair' con una frase demoledora: “Conforme pasan los años, el gusto respecto a los hombres mejora”.

placeholder Monica Lewinsky, en la fiesta de los Oscar de 'Vanity Fair' de 2022. (Reuters/Danny Moloshok)
Monica Lewinsky, en la fiesta de los Oscar de 'Vanity Fair' de 2022. (Reuters/Danny Moloshok)

Monica Lewinsky, ahora a punto de cumplir 50 años, fue en su día aplastada por la prensa sensacionalista y no tan sensacionalista cuando era una becaria de 24. Solo una entrevistadora, la recién fallecida Barbara Walters, la trató con un mínimo de humanidad (y le pagó un millón de dólares) y acabó convirtiéndose en una de sus mejores aliadas. Pero el mundo se ensañó con una chica que fue definida como “no tan guapa” o “demasiado gordita” como para desatar tal tormenta política. “Me siento fatal por el hecho de que la vida de Mónica haya sido definida por este suceso. Durante años, la he visto intentar volver a la normalidad pero, llegados a este punto, tienes que decidir cómo defines qué es la normalidad” fue lo más cercano a una disculpa que Bill Clinton ha articulado en estos 25 años. Fue en 2018, pero siempre al estilo Clinton: haciendo caja en un documental para Hulu titulado 'Hillary', dedicado a su esposa cuando esta ya no tenía nada que perder (o cuando ya lo había perdido todo, según se mire) políticamente.

En 2023, Lewinsky es una mujer empoderada y una activista contra el 'bullying' en un mundo que lucha por cambiar la narrativa. “El punto de vista de culpar a la mujer ha remitido con los años gracias al cambio social (…). Lo que empezó siendo en 1998 el 'escándalo Lewinsky’ o el ‘affair Levinsky’ ha actualizado su nomenclatura con los años para renombrarse como el ‘escándalo Clinton’ o el ‘impeachment Clinton”, desgrana en ese mismo texto de 'Vanity Fair', si bien es consciente de que la cantidad de memes y espumarajos vertidos en las redes sociales si todo hubiese sido hoy podría haber resultado, quizá, más tóxica que los tabloides de entonces.

placeholder Monica Lewinsky da un discurso sobre su affair con el expresidente estadounidense Bill Clinton en 2015. (EFE/Gorm Kallesstad)
Monica Lewinsky da un discurso sobre su affair con el expresidente estadounidense Bill Clinton en 2015. (EFE/Gorm Kallesstad)

"En 2023 estamos, por desgracia, más cerca de la realidad de ‘El cuento de la criada’ que cuando Margaret Atwood lo escribió en 1985", asegura. Con una fortuna valorada en 1,5 millones de dólares puede decir que, pese a que no ha podido deshacerse de su destino, al menos está pudiendo apropiarse de la narrativa. De hecho, en 2021 se alió con el gurú televisivo Ryan Murphy para asegurarse de que su punto de vista sobre el tema era por fin escuchado, aunque fuera bajo el formato de la serie 'Impeachment: American Crime Story'.

El personaje secundario fundamental

En esa serie se analizaba también un personaje secundario pero esencial de la trama: la funcionaria Linda Tripp, quien grabó las conversaciones con Monica jugando el doble papel de confidente y “Lewinskyleaks”. Tripp falleció en 2020 a los 70 años, pero a ella también le dedicó unas palabras en su reciente texto para 'Vanity Fair'. “He aprendido a elegir mejor a mis amistades”, decía. En su lucha por reescribir su figura en el imaginario público, Lewinsky recientemente pidió en Twitter a la mismísma Beyoncé que quitara su nombre de la canción 'Partition', en la que decía “He Monica Lewinski'd all on my gown” para referirse a una eyaculación sobre un vestido.

Bill Clinton, por su parte, se ha mantenido bastante inamovible en su postura de hombre avergonzado públicamente, pero sin haberse dirigido a Lewinsky personalmente. E incluso con un toque de victimismo, asegurando que fueron los momentos más duros de su vida. Pero lo cierto es que la sombra de esa infidelidad persiguió más a su esposa, Hillary, que a él. En las elecciones presidenciales de 2016, donde ella era candidata por el Partido Demócrata, todavía se oían argumentos en su contra basados en cómo había encajado la infidelidad estoicamente, presuntamente en pos de la ambición política.

placeholder Hillary Clinton, en una imagen de archivo. (EFE/Javad Parsa)
Hillary Clinton, en una imagen de archivo. (EFE/Javad Parsa)

¿Hemos cambiado tanto?

Otra narrativa de culpa a la mujer no tan lejana en el tiempo que desembocó, además, en una administración, la de Donald Trump, que se nutrió de la veda que abrió Clinton al borrar las líneas entre periodismo político y prensa rosa aquel invierno de 1998 y, lo que es peor, cambió los códigos de la oposición política. El 'New York Times' analizaba esta cuestión en un artículo y explicaba que, en ese momento, la vida personal entró como arma arrojadiza de la política estadounidense.

Y, a la vez, el prestigioso periódico afirma que la defensa unilateral que los demócratas hicieron de Clinton no hubiese sido tan monolítica en la actualidad, teniendo en cuenta el abuso de poder que marcó aquella relación, pese a ser consensuada. Y que, 25 años después del escándalo que por un momento pareció arruinar su vida, los Clinton presiden la élite política estadounidense y acumulan una fortuna de 120 millones de dólares -en parte, gracias a sus libros y documentales contando su vida, pasando por el suceso que nos ocupa- sin haber hecho un verdadero gesto honesto de redención hacia Lewinsky. Tampoco hemos debido cambiar tanto.

El 26 de enero de 1998, un lío de faldas estuvo a punto de acabar con el gobierno del país más poderoso del mundo. Una fórmula más que manida (jefe con becaria teniendo sexo oral en el despacho), pero con la diferencia de que el jefe era el hombre más poderoso del mundo en ese momento (el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton) y todo sucedió en el emblemático despacho oval.

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