Rebel Wilson no podía perder peso y otros polémicos contratos de Hollywood

La actriz australiana Rebel Wilson ha sorprendido al mundo al revelar que su contrato para la película 'Dando la nota' le prohibía perder peso durante el rodaje de esta comedia musical, en la que interpretó al personaje de Amy la Gorda. Fue durante una intervención en el pódcast 'Call Her Daddy' cuando Wilson, hablando sobre el proceso de adelgazamiento por el que ha pasado en los últimos años, reveló que no pudo hacerlo hasta que la producción hubiera terminado "porque podía perder una gran cantidad de peso, ya que estaba en el contrato para esa película".

"No puedes perder más de 5 kilos ni ganar más de 5 kilos. Tienes que mantenerte en tu peso. Está en tu contrato", explicó la intérprete antes de asegurar que "llevaba un tiempo pensando que me gustaría estar más sana. Me estereotiparon interpretando a esa amiga gorda y graciosa, lo cual es muy duro porque me encantan esos papeles".

"Me encantan esos personajes", admitió, para luego añadir con resignación que "luego quise hacer más cosas, pero sentí que al ser la chica de más talla, estaba más encasillada".

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La actriz, que ha sido madre recientemente, se ha referido en anteriores ocasiones a lo que ella ha calificado como su "época de la salud", señalando por ejemplo a 'The Sun' que "no es que quiera perder peso y llegar a una cifra determinada. Es más que eso, se trata de lidiar mentalmente con por qué estaba comiendo en exceso". En esa entrevista también dijo que se estaba centrando en "trabajar en su lado mental", así como en el físico, con el fin de mantenerse feliz y saludable.

Sus palabras sobre las, en muchas ocasiones, abusivas cláusulas en los contratos de las estrellas de Hollywood llegan al mismo tiempo que un icono del cine y buena-persona-en-general como Keanu Reeves confesaba que él tiene su propia cláusula personal a la hora de rodar.

Antes del estreno de la cuarta película de la saga 'John Wick', el actor de 58 años se pronunció en contra de la integración de la tecnología deepfake en Hollywood en una entrevista con 'Wired'. "Si entras en el terreno del deepfake, no tiene ninguno de tus puntos de vista. Eso da miedo", añadió. "Va a ser interesante ver cómo se enfrentan los humanos a estas tecnologías", dijo el intérprete, que prohíbe que se altere cualquier escena suya digitalmente.

Otros compañeros de profesión no han tenido tanta suerte con sus empleadores. Hace unos meses, Scarlett Johansson presentaba una demanda contra Disney por haber estrenado su última película simultáneamente en cines y en su plataforma de streaming. La actriz alegó que el hecho de no retrasar el estreno en la plataforma digital le ha causado importantes pérdidas monetarias, ya que su sueldo estaba unido a los resultados de la película en taquilla. Se cree que la protagonista de 'Viuda Negra' podría haber perdido unos 50 millones de dólares por esta circunstancia.

Disney entonces contraatacó diciendo: "La demanda es especialmente triste y angustiosa por su cruel desprecio a los horribles y prolongados efectos globales de la pandemia de coronavirus", además de alegar que la actriz ya recibió 20 millones de dólares por su papel y que estrenarla en plataformas de streaming le ha abierto una fuente de ingresos adicional.

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Ese mismo papel de Natasha Romanoff, alias la Viuda Negra, también le trajo problemas a Emily Blunt cuando Fox le impidió interpretarlo cuando la contrataron para aparecer en el Universo Marvel, debido al contrato que firmó para la película 'El diablo viste de Prada'. En él figuraba una cláusula por la que podían llamarla en cualquier momento, y ese momento fue exactamente cuando Blunt iba a rodar 'Iron Man 2'. Finalmente fue obligada a aparecer en 'Los viajes de Gulliver'.

Lo mismo le pasó a Channing Tatum, al que Paramount Pictures obligó a protagonizar la película 'G.I. Joe: The Rise of Cobra'. Según aseguró el actor en 'The Howard Stern Show', tenía un contrato de tres películas con el estudio y aunque sintió que el guion de la película era "mediocre en el mejor de los casos", cuando intentó negarse, el estudio le amenazó con emprender acciones legales contra él.

Algo similar también sufrió en sus carnes la actriz Jennifer Garner cuando fue obligada a hacer la película de 2005 'Elektra' debido a las obligaciones contractuales que había contraído dos años atrás al rodar 'Daredevil'.

Más leonina aún era la cláusula que figuraba en el contrato de Eva Longoria cuando empezó a rodar la serie 'Mujeres desesperadas'. En una cláusula del mismo se especificaba que la actriz, que entonces tenía 30 años, no podría quedarse embarazada durante su relación contractual con el estudio. Que era nada menos que de seis años. Los productores de la serie señalaron en aquel momento que se trataba de una cuestión del guion, y que Longoria debería respetarla si quería mantener su papel.