85 años de ‘Jezabel’, la película en la que Bette Davis perdió al hombre de su vida
Se cumplen ocho décadas y media desde el estreno de uno de los melodramas más exitosos del Hollywood dorado, la película que vio nacer a Jane Fonda y en la que Bette recibió una carta que le cambió la vida
Hubo una 'flor del Sur' tan ilustre o más que Escarlata O'Hara. A mediados de los años 30, Hollywood fantaseaba con la adaptación cinematográfica de 'Lo que el viento se llevó' que iba a llevar a cabo el productor David O. Selznick. La novela de Margaret Mitchell era un superventas y su heroína, la indomable Scarlett, el personaje con el que soñaba toda jovencita en unos años en los que la mujer empezaba un despegue imparable. En marzo de 1938 se estrenó 'Jezabel', película que se adelantó en más de un año a 'Lo que el viento se llevó'; film que también contaba con una dama viperina del Viejo Sur como estrella absoluta. La prensa enseguida vio clara la estrategia de Warner Bros: el estudio quería lanzar su propia película sureña y hacerle la competencia a Selznick. Quien golpea primero golpea dos veces.
El propio Selznick escribió una carta a Jack Warner señalando algunas similitudes con su futura película que le habían molestado. Por ejemplo, la de Bette Davis, protagonista de 'Jezabel', azuzándose las mejillas frente al espejo, momento que también estaba en 'Lo que el viento se llevó' y pensaba incluir en su adaptación. Nadie ignoraba que, durante un tiempo, el nombre de Bette Davis sonó fuerte para encarnar a Escarlata O'Hara. Algo que a la vitriólica estrella le puso los pelos de punta, ya que se hablaba de Errol Flynn, al que no podía ver ni en pintura, como posible Rhett Butler. La sola idea de rodar una película así junto a él horrorizaba a la Davis. Guerras aparte, antes del estreno de 'Jezabel' y de las odiosas comparaciones con la mítica 'Lo que el viento se llevó', ocurrieron muchas cosas...
'Jezabel' se ambientaba en el Sur de Estados Unidos previo a la guerra de Secesión, con la fiebre amarilla que asoló Nueva Orleans y las tensiones entre el esclavismo y los abolicionistas de trasfondo. Antes de ser una película, fue una obra ideada por Owen Davis Sr y representada sobre las tablas por Miriam Hopkins, archienemiga de la Davis. Hopkins, mujer tan resuelta y tan quisquillosa o más que Bette, puso el grito en el cielo cuando supo que ella no era la elegida para protagonizar la película. Para dirigirla, Warner pidió 'prestado' a William Wyler, entonces bajo contrato del productor Samuel Goldwyn. Para él llevó a cabo obras maestras como 'Esos tres' o 'Desengaño', la más cruel estampa de un matrimonio en descomposición que se había visto hasta entonces en el cine. Fue en el plató de la historia sureña cuando surgió la chispa entre Davis y un Wyler en plena forma profesional. En aquellos años, Bette Davis estaba casada con el músico Harmon Nelson y era una fiera difícil de domar. Su matrimonio daba los últimos coletazos y ya había demandado al estudio, alegando que la obligaban a hacer películas que ella no quería. 'Jezabel' era, por tanto, un premio para ella; una superproducción muy cuidada en la que iba a compartir plató con Henry Fonda.
Wyler y Davis se habían encontrado años antes, cuando él le hizo una prueba a ella en Universal. Escandalizado ante el look que se calzó ante la cámara, cuentan que el realizador comentó a un ayudante: "¿Qué piensas de estas damas que muestran sus tetas y creen que pueden conseguir trabajo?". A Bette nunca se le olvidó aquella frase y se la recordó en el plató de 'Jezabel'. El director, apodado '50 tomas Wyler', no hizo nada por desterrar el mal recuerdo ni rebajó su nivel de exigencia. La actriz tuvo que repetir hasta 45 veces el momento en el que se levanta parte de la falda con su fusta de montar a caballo. Esa era la primera secuencia de la película en la que aparecía, una curiosa metáfora del carácter incendiario de Julie, su personaje. Wyler también cuidó escrupulosamente el momento en el que aparece vestida de rojo en un baile lleno de señoritas con vestuario blanco e impoluto. Durante otra jornada de rodaje, también amenazó a la estrella con atarle una cadena alrededor del cuello para que tuviese la cabeza quieta. El resultado fue una de las mejores interpretaciones de su vida y, a la larga, significaría el segundo Oscar de su carrera como mejor actriz.
Pese a las dificultades, director y actriz se fueron enamorando conforme avanzaban los días. Pero, tal y como decíamos, Bette Davis no era un camino en línea recta, sino una carretera llena de curvas. Aunque tiempo después ella misma dijo que aquel rodaje y la relación amorosa con Wyler supusieron algo especial ("el momento de mi vida de la mayor felicidad", según sus propias declaraciones), las escaramuzas entre ambos impidieron que el amor acabase en matrimonio. Tras un día de discusión en el plató, Bette recibió una carta de Wyler. Ella, orgullosa como de costumbre y tan brava como muchos de sus personajes, se negó a abrir o leer la misiva. En el escrito, el director de 'Los mejores años de nuestra vida' le proponía matrimonio y la emplazaba a responder rápido a su petición, harto de la inconsistencia de la historia que ambos vivían. Davis tardó una semana en abrirla y en leer una carta en la que, además, el director la amenazaba con casarse con otra, Margaret Tallichet. El mismo día que Bette Davis abrió aquel sobre y leyó aquellas palabras, Wyler se casó, efectivamente, con otra. Para la protagonista de 'Jezabel' aquella siempre fue una oportunidad perdida, ya que consideró que Billy era el gran amor de su vida.
Hasta lo aquí leído, parece que Henry Fonda, partenaire masculino, fue un mero objeto decorativo en 'Jezabel'. Pero Fonda ya era una estrella con voz propia. Sin embargo, su ego no provocó desencuentro alguno ni con el director ni con la estrella. En un rodaje que se alargó más de lo debido, el actor tenía prisa por terminar sus secuencias lo antes posible, ya que quería irse a Nueva York junto a su esposa para estar presente en el inminente nacimiento de su hija Jane. Aunque Davis tenía voz y voto en las secuencias que Fonda filmaba con ella, esta vez fue comprensiva e hizo todo lo posible para que el intérprete pudiese estar al lado de su bebé. Se podría decir, por tanto, que la estrella fue la responsable de que Jane Fonda, que el año pasado cumplió unos espléndidos 85 años, naciese ante los ojos de su venerado padre.
Estrenada el 10 de marzo de 1938, 'Jezabel' se convirtió en una digna antecesora de 'Lo que el viento se llevó' tocando temas parecidos a esta. De hecho, es mucho más política, más crítica con los excesos del Sur agrario y esclavista que acabó desencadenando la guerra de Secesión. Si 'Lo que el viento...' es un clásico ejemplo del cine de productor, 'Jezabel' es claramente la visión de un director como Wyler. Su uso de las escaleras como metáfora, por ejemplo, se ve en la secuencia en la que Julie implora, desde los escalones de abajo, a la nueva novia de su amado para que la deje irse con él a la isla de afectados por la fiebre amarilla. Un final melodramático y apoteósico para un film que ha ido ganando reputación con el paso de los años; una visión romántica pero también crítica de ese Viejo Sur que tan ajeno nos resulta en nuestro siglo; una película sublime que esconde tras de sí uno de los romances más excepcionales del viejo Hollywood.
Hubo una 'flor del Sur' tan ilustre o más que Escarlata O'Hara. A mediados de los años 30, Hollywood fantaseaba con la adaptación cinematográfica de 'Lo que el viento se llevó' que iba a llevar a cabo el productor David O. Selznick. La novela de Margaret Mitchell era un superventas y su heroína, la indomable Scarlett, el personaje con el que soñaba toda jovencita en unos años en los que la mujer empezaba un despegue imparable. En marzo de 1938 se estrenó 'Jezabel', película que se adelantó en más de un año a 'Lo que el viento se llevó'; film que también contaba con una dama viperina del Viejo Sur como estrella absoluta. La prensa enseguida vio clara la estrategia de Warner Bros: el estudio quería lanzar su propia película sureña y hacerle la competencia a Selznick. Quien golpea primero golpea dos veces.