Analizamos el lenguaje corporal de Brendan Fraser en los Oscar: claves y significado

La noche de los Oscar 2023 ha tenido grandes protagonistas, pero sin duda uno de los más aplaudidos ha sido Brendan Fraser. En lo que respecta a los premios a actores, los ganadores estaban bastante claros, aunque nunca se puede descartar alguna sorpresa extra. Jamie Lee Curtis, Michelle Yeoh y Ke Huy Quan completan el cuarteto ganador en las categorías principales.

Todas las miradas estaban puestas en Brendan, llevan puestas en él desde su regreso a las pantallas. El paso de la película por diferentes festivales ha dejado premios, pero también imágenes para el recuerdo, lágrimas de agradecimiento y entrevistas donde el actor ha ido compartiendo su emoción ante esta nueva oportunidad en su carrera.

Los premios recogidos en estos últimos meses parece que no han conseguido calmar sus nervios, y esta era una de las emociones más evidentes desde que pisaba la alfombra roja, donde estuvo acompañado de sus hijos, a los que se abrazó con cariño al saberse ganador de la estatuilla.

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No es raro que, tras un premio de esta índole, el actor se mostrara visiblemente nervioso, con la respiración entrecortada y las lágrimas a punto de romper su discurso. Sin embargo, tal vez por su formación o porque a lo largo de estos meses se ha ido convenciendo de que las cosas buenas también suceden, su actitud al recoger y agradecer este premio era positiva, mostrando un lenguaje corporal abierto.

Así lo demuestra el movimiento de sus manos, que a pesar de aferrarse al premio con fuerza, a lo largo del discurso iban relajándose, acompañando las palabras con movimientos que le ayudaban a captar la atención de la audiencia. Un público al que no dejaba fuera en ningún momento, moviendo la mirada a ambos lados, buscando a sus seres queridos, pero también invitando a todo el mundo a compartir este momento.

Su mirada solo abandona a la audiencia en instantes puntuales, como al hablar de sus comienzos en la industria, cuando no puede evitar elevar la vista. “El ojo está conectado al cerebro por un nervio y este accede a diferentes departamentos del cerebro según tenga necesidad. Por tanto, dependiendo del tipo de movimiento del ojo, la persona puede estar utilizando diferentes sentidos y hemisferios cerebrales para procesar la información”, aclara la psicóloga Raquel Martín.

Esto, en un momento determinado, puede resultarnos muy útil porque funciona en los dos sentidos. Por ejemplo, si vemos que alguien mira hacia arriba, puede ser que esté recordando algo, pero “si necesitamos acordarnos de algo, podemos mover los ojos hacia arriba a la izquierda, de manera que accederemos a la información que requerimos más rápidamente”.

Mucho se habla de Fraser y, sobre todo, del cariño que despierta en la audiencia. Su vulnerabilidad, que no trata de ocultar, su timidez y la ilusión con la que afronta todo lo que le está pasando en estos últimos meses han hecho que ocupe un lugar especial en el corazón de muchos seguidores. Esto puede deberse a la sinceridad de su discurso, pero también de su rostro al hablar. Lo transmite, por ejemplo, con la mirada y con las cejas, un elemento al que no solemos prestar demasiada atención, pero que nos ayuda mucho en la comunicación.

“Una persona que se dirige a su interlocutor prácticamente sin mover las cejas dará la impresión de ser una persona fría, distante. Sin embargo, si gesticula mucho con las mismas, mientras habla, transmitirá cercanía y empatía, porque las cejas traducen un interés en comunicarse con el otro”, explican desde el Instituto Vermen. “Si además las mueve mucho, es una forma, no consciente, de voluntad de socializar, de querer comunicar”.

Fraser está viviendo un momento mágico, en el que se siente reconocido y querido y en el que poco a poco se va mostrando más cómodo. Es habitual que, en entrevistas con la prensa, deje ver su sentido del humor. En esta ocasión, los medios le recibieron en la sala de prensa con una gran ovación, a la que respondió con una gran sonrisa y un “¿así será todo el tiempo?” nervioso. Tras recoger el premio se dejó ver mucho más tranquilo, pero igualmente emocionado y sincero.