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25 años de los Oscar de 'Titanic', los más vistos de la historia, y todo lo que no vimos (y supimos después)
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PREMIOS OSCAR 1998

25 años de los Oscar de 'Titanic', los más vistos de la historia, y todo lo que no vimos (y supimos después)

Se cumple un cuarto de siglo de la ceremonia con más audiencia de los premios de la Academia, en los que reinó la película de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet y fue sonada la ausencia del primero

Foto: DiCaprio, Winslet y Cameron, durante el rodaje de 'Titanic'. (Cordon Press)
DiCaprio, Winslet y Cameron, durante el rodaje de 'Titanic'. (Cordon Press)

"¡Soy el rey del mundo!". Cuando James Cameron gritó, Oscar en mano y ante un auditorio lleno de gente, la misma frase de Leonardo DiCaprio en la proa del Titanic, no imaginaba los muchos editoriales que cargarían contra él al día siguiente, 24 de marzo de 1998. Los analistas de aquella ceremonia de los Oscar, la de mayor audiencia de su historia y que hoy cumple 25 años, lo catalogaron de arrogante. Esos fueron los más suaves. Otros utilizaron la frase para certificar los rumores de su ego desmedido.

A Jim no le faltaban razones para estar eufórico: esa noche, su película seguía número 1 tras 3 meses desde su estreno (y ya era la más taquillera de la historia a nivel mundial), acabaría ganando 11 Oscar, igualando el récord de 'Ben-Hur', y barría en todos los mercados donde se estrenaba. La canción de Céline Dion, los pósteres de DiCaprio en todas las revistas adolescentes... La titanicmanía era capaz de hacer que 'Titanic', el 'Lo que el viento se llevó' de los años 90, ganase dos premios antagónicos: el MTV, votado por el público, y el Oscar a la mejor película. Eso sí que es contentar a todos. Pero la historia de aquella noche de premios, narrada por algunos de sus protagonistas en un reciente reportaje del 'Hollywood Reporter', tiene, además, mucha tela que cortar.

Empecemos por los antecedentes. En diciembre de 1997 se estrenaba 'Titanic', la película más cara de la historia, una megaproducción necesitada de dos grandes estudios de Hollywood (Paramount y Fox) para financiarla. Los rumores de desastre en la prensa dieron paso al taquillazo: los espectadores no menguaban, sino que crecían semana tras semana. Y no solo eso, la tercera parte de los que iban a ver el naufragio al cine volvían para verlo una segunda y hasta una tercera vez. Aquel consenso, aquella fiebre mundial en torno a la misma película, es algo difícil de explicar en estos tiempos en los que reina lo efímero. Jack, Rose y su historia de amor en el barco más lujoso del mundo se ganaron el corazón de un target bastante amplio.

Foto: Fotograma de 'Titanic'.

El 10 de febrero se anunciaron las nominaciones a los Oscar. Ese día, 'Titanic' igualó su primer récord: obtuvo 14 candidaturas, las mismas que la película más nominada de la historia, 'Eva al desnudo'. Dos ausencias llamaban la atención tras aquel anuncio: Leonardo DiCaprio no figuraba como nominado en la categoría de mejor actor y el guion tampoco había logrado estar entre las candidaturas (lo cual justificaría, para algunos, la poca calidad de una película que básicamente inició la cultura 'hater' en internet). Lo de DiCaprio dolió mucho, incluso a sus (millones) de fans: hubo un grupo de adolescentes de Florida que llegaron a enviar una carta a la Academia para quejarse de tal desagravio. Si hasta el iceberg parecía estar nominado, ¿por qué no Leo?

placeholder Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en los Globos de Oro de 1998, previos a los Oscar. (CP)
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en los Globos de Oro de 1998, previos a los Oscar. (CP)

El actor se lo tomó como algo personal. Oficialmente, declinó acudir a la ceremonia, que se celebró en el Shrine Auditorium el 23 de marzo, porque no quería hacerle sombra a su compañera de naufragio y amiga, Kate Winslet. Extraoficialmente, parecía herido por no estar entre los elegidos en una película que lo convirtió en la persona más famosa del planeta con apenas 23 años. En lugar de ir a los Oscar, parece que el joven DiCaprio se fue hasta Japón para rodar un anuncio. Cuentan que Cameron lo calificó como 'niñato malcriado' por hacer algo así y dejar 'tirados' a sus compañeros de película. De hecho, en uno de los discursos de agradecimiento del cineasta (que, además de director, ganó otro premio como montador y también subió al estrado a recoger el de mejor película) se puede ver cómo mira hacia el techo, con cierta desaprobación cuando pronuncia "Leo" entre su ristra de nombres. Quizá ahí esté una de las razones por las que Leonardo DiCaprio se ha negado a participar, durante años, en la promoción de los reestrenos de 'Titanic' o que evite hablar de ella en muchas de sus entrevistas.

Con Leo o sin él, la ceremonia de aquella edición comenzó con Billy Crystal, presentador de la gala, subido a una proa de cartón del Titanic. Aquella era, claramente, la noche de Cameron desde el principio. Sin embargo, los críticos y aquellos que detestan todo lo popular estaban alineados con 'L.A. Confidential', la recuperación del 'film noir' dirigida por Curtis Hanson, desde el principio. Lo que no ha trascendido hasta ahora es que aquella noche no solo fue dulce para el director de 'Avatar'. Además de ser el rey del mundo, también tuvo un encuentro terrenal y desagradable con el hoy defenestrado Harvey Weinstein.

placeholder Harvey Weinstein, declarando ante el tribunal del Centro de Justicia Penal Clara Shortridge Foltz en Los Ángeles. (EFE/Etienne Laurent)
Harvey Weinstein, declarando ante el tribunal del Centro de Justicia Penal Clara Shortridge Foltz en Los Ángeles. (EFE/Etienne Laurent)

Para el director de 'Titanic', Weinstein era, antes de ser conocido como un abusador sexual, la persona que había hecho la vida imposible a su amigo Guillermo del Toro durante el rodaje de 'Mimic'. Aquella noche, el productor de Miramax estaba presente para defender 'El indomable Will Hunting', la película que descubría los talentos (como guionistas, ganaron el Oscar correspondiente, y como actores) de Ben Affleck y Matt Damon. En palabras del propio Cameron, su cruce de palabras fue brutal: "Defendí a Guillermo y le eché en cara a Harvey sus gilipolleces, y entonces se puso muy ruidoso y verbalmente abusivo y casi potencialmente violento físicamente. Y estuve a punto de reventarle la cara con el Oscar, lo que habría sido muy apropiado, creo. Pero yo no estaba pensando en ello en esos términos; era solo el arma que tenía a mano. Lo histérico de todo el momento fue que la gente a nuestro alrededor decía: '¡Aquí no! ¡Aquí no!'. Era algo así como: 'No pasa nada si os peleáis en el callejón, pero no lo hagáis aquí en los premios de la Academia", rememoraba hace poco. Una de las personas que frenó a Cameron fue Linda Hamilton, protagonista de sus 'Terminator' y por aquel entonces su esposa. Pocos imaginaban, durante aquellos premios, que el director ya estaba enamorado de otra mujer, Suzy Amis, la nieta de la Rose anciana en la película del trasatlántico.

placeholder James Cameron y Jon Landau, en la noche de los Oscar de 1998. (CP)
James Cameron y Jon Landau, en la noche de los Oscar de 1998. (CP)

Otra de las anécdotas de la noche, en la que vimos a Jack Nicholson imitar los pasos de su personaje en 'Mejor, imposible' al subir a recoger su Oscar al mejor actor, la protagonizó la propia protagonista de 'Titanic', una jovencísima Kate Winslet. Aún verde en los tejemanejes de la industria y aún vulnerable, asimilando la titanicmanía y la persecución de los paparazzi como buenamente podía, tuvo que soportar las críticas sobre sus curvas y su modelito de color verde. "Si pudiera volver atrás, habría usado mi voz de una forma diferente. Se lo habría dicho (a los periodistas). Soy una mujer joven. Mi cuerpo está cambiando y lo estoy descubriendo. Soy insegura. Estoy aterrada. No lo hagas más difícil de lo que ya es", comentaba la actriz hace apenas unos meses, durante la promo de 'Avatar 2'.

Pese a los contratiempos, la noche de aquellos Oscar tuvo momentos verdaderamente gloriosos. A lo largo del evento se recordó, por ejemplo, a veteranos como Fay Wray, mítica protagonista de 'King Kong', y se repasaron algunos de los instantes más célebres de los 70 años de historia de los premios. Otro instante culminante y climático lo protagonizó Céline Dion, que interpretó 'My Heart Will Go On' como si le fuese la vida en ello, con el popular 'corazón de la mar' de la película colgando de su pecho.

En aquellos Oscar también vimos la breve resurrección de Kim Basinger, que ganó el premio a la mejor secundaria por su prostituta de 'L.A. Confidential', y la breve consagración de Helen Hunt. Pese a su Oscar como mejor actriz principal por 'Mejor, imposible', el resto de su carrera (de 'Náufrago' a 'Cadena de favores') ha estado marcada por la irregularidad.

'Titanic' se acabó llevando 11 estatuillas y haciendo historia de Hollywood y del cine. Además, proporcionó otro récord (de audiencia) a los premios de la Academia, que nunca jamás volvieron a tener ratings de audiencia como los de aquella noche. La gala fue el principio del fin, el precertificado de defunción de las películas ganadoras de la estatuilla que también son populares, relevantes para el público. Los Oscar son más inclusivos, más equitativos, pero también más olvidables. Por mucho que su calidad sea indiscutible, 'Nomadland' o 'CODA' no parece que vayan a permanecer en el imaginario colectivo tantos años como 'Casablanca', 'El Padrino' o 'Forrest Gump'. La misma 'Titanic', reestrenada hace apenas un mes con bastante éxito (fue la película más taquillera en los cines españoles el pasado Día de San Valentín), forma parte de la iconografía del cine pese a haber transcurrido ya un cuarto de siglo de su estreno. El mismo tiempo que ha pasado desde aquellos Oscar que simbolizaban un Hollywood al que (desgraciada o afortunadamente) parece habérselo llevado el viento.

"¡Soy el rey del mundo!". Cuando James Cameron gritó, Oscar en mano y ante un auditorio lleno de gente, la misma frase de Leonardo DiCaprio en la proa del Titanic, no imaginaba los muchos editoriales que cargarían contra él al día siguiente, 24 de marzo de 1998. Los analistas de aquella ceremonia de los Oscar, la de mayor audiencia de su historia y que hoy cumple 25 años, lo catalogaron de arrogante. Esos fueron los más suaves. Otros utilizaron la frase para certificar los rumores de su ego desmedido.

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