Kim Kardashian, entre rejas por la política penitenciaria de EEUU

En Estados Unidos hay un movimiento social y político que lleva la firma de las Kardashian, y que está alejado de la imagen de lujo y glamour que las rodea. Esta vez no es una crónica de sus enredos amorosos o familiares. Las hermanas más mediáticas de la televisión han descubierto que sus actos también pueden cambiar el curso de la realidad.

La empresaria e influencer Kim Kardashian ya ha mostrado en repetidas ocasiones su compromiso con una reforma del sistema penitenciario en EEUU. Interesada por la abogacía, para emular a su padre, Robert Kardashian, participó en un documental para generar el cambio, titulado ‘Kim Kardashian West: The Justice Project’, que se grabó en el correccional de Columbia.

Esta vez es noticia porque ha visitado con su hermana Khloé la prisión estatal de California en Los Ángeles. Las dos han mostrado su deseo de trabajar para propiciar un nuevo grupo de líderes de la reforma de la justicia penal.

De este modo, acompañadas de un grupo de asesores de Reform Alliance, hablaron con distintos presos para aprender de sus experiencias. “Siempre es un honor poder visitar a los hombres y mujeres que viven detrás de los muros de cada prisión”, ha declarado Kim, de 42 años, a ‘People’ tras su visita.

Este impulso para modificar las normas penitenciarias nació en la segunda de las hermanas Kardashian después de una reunión con Donald Trump en 2018. “Escuchar las historias de estas personas atrapadas por el sistema penitenciario es lo que impulsa mi compromiso para provocar la reforma, y encontrar maneras de aprovechar mi plataforma para ayudar a cambiar vidas y leyes”, fue su declaración de intenciones.

Kim y Khloé Kardashian se han unido a la causa de la Reform Alliance, con la que pretenden junto a otros artistas, como el rapero Meek Mill, "transformar la libertad condicional cambiando las leyes, los sistemas y la cultura para crear vías reales para trabajo y bienestar".

Con su colaboración en estas iniciativas, Kim y Khloé buscan el apoyo también de la nueva generación de líderes e influencers, comprometidos con un cambio carcelario, que tengan en cuenta los derechos humanos y que “se unirán a nosotras en esta lucha”.