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Carmen Caro, princesa española de Irlanda del Norte y reina de las vajillas
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ENTREVISTA

Carmen Caro, princesa española de Irlanda del Norte y reina de las vajillas

Todos los grandes chefs de España la conocen y compran sus vajillas en su showroom, ACME. Pero, además, esta zaragozana afincada en Portugal está casada con el príncipe Hugo O’Neill y tiene una de las mejores agendas de la península ibérica

Foto:  Carmen Caro para Vanitatis (Fotografías: Daniel Alea)
Carmen Caro para Vanitatis (Fotografías: Daniel Alea)

La influencer más interesante de Portugal ni es influencer ni es portuguesa. Se llama Carmen Caro, nació en Zaragoza y tiene, seguramente, una de las mejores agendas de aquel país (y de este). “Nadie se imagina que tu dimensión social te la da una mesa. Y yo tengo una mesa de 21 personas. A mí me va la marcha. Y poner la mesa es una delicia, conectar personas, recibir… ¡Puedes ayudar a tanta gente!”. Cuando al hilo de una conversación menciona de forma desinteresada a alguna de sus íntimas, aparecen nombres como Sofía Barroso o Silvia Gómez-Cuétara. Y es que Caro es una de esas personas conocida en todos los círculos de sociedad, pero desconocida para el gran público. Hasta ahora.

A sus 76 años, como ella dice, le va la marcha. Tiene dos hijos, cuatro nietos y se ha casado tres veces: “Yo soy más feliz casada que soltera”. La última boda la celebró con el príncipe irlandés-portugués Hugo O’Neill, de 84 años, actual jefe de la dinastía O'Neill de Clanaboy, una familia que reinó en el Ulster hasta el siglo XVII y que abandonó su Irlanda natal para instalarse en Portugal tras perder la Guerra de los Nueve Años contra los ingleses. O’Neill es el depositario actual –reconocido por todos los jefes de los clanes– de los derechos dinásticos de esa antigua corona de Irlanda del Norte que hoy forma parte de Inglaterra. “En su día fue una familia muy rica e influyente en Portugal. Elaboraban un vino muy reconocido que se bebía en el Vaticano y exportaban sal y naranjas a los países bálticos. Tenían palacios por todas partes. En Cascais, Estoril, Lisboa…” .

placeholder Carmen Caro, fotografiada con una de sus piezas en su tienda de Madrid. (D.A)
Carmen Caro, fotografiada con una de sus piezas en su tienda de Madrid. (D.A)

Hoy la pareja vive en Quinta das Machadas, en Setúbal, una espectacular finca a 50 kilómetros al sur de Lisboa donde Carmen y Hugo celebraron su boda hace ahora 15 años: “Llevábamos dos meses. Me lo pidió y yo contesté: ‘Me parece que sí’. Qué atrevimiento. Nos casamos el mismo día que nos conocimos, un año después. En casa, con una boda tan preciosa que tengo amigos que me dicen: ‘El día más feliz de mi vida, tu boda’. No es normal que dos viejos se casen. A Hugo lo quiere todo el mundo y mis amigos estaban encantados de que yo fuese a ser princesa, me casara y fuera feliz. Tenía 59 años”.

Si hay algo, además de estar casada, que a Carmen le hace inmensamente feliz es juntar a amigos en torno a una mesa. No solo porque le encanta recibir –por Quinta das Machadas pasan a almorzar, casi a diario, desde embajadores a directores de museo, la actual embajadora de España en Portugal o empresarios como Carlos Slim o el artista chino Ai WeiWei–, también porque es una experta en el arte de vestir la mesa. ¿Y por qué? Porque es la fundadora de ACME, la empresa de vajillas, cristalerías y cuberterías de referencia en España y el lugar donde compran sus enseres todos los chef estrella Michelin. Hasta su showroom de Madrid nos acercamos una soleada mañana de primavera a tomar café en una delicada taza de porcelana de Limoges de la que cuelga una misteriosa etiqueta. "Ay, sí, aquí todo lleva su precio".

"Dabid Muñoz es muy creativo. En el primer restaurante que abrió me citaba a las 8.30h y me abría él mismo porque dormía en la cocina"

¿Qué chefs compran en ACME?

¡Muchos! Dani García, Joan Roca, Dabiz Muñoz, Quique Dacosta… Les gusta tocar y ver. ¡Saben de todo! De vajillas, de fabricantes, la diferencia de una loza con una porcelana… A veces saben más que nosotros. ¡Gente joven! ¿Cómo puede ser que con 24 años sepan todo eso? Están superpreparados.

¿Os visitan muy a menudo?

Dos o tres veces al año. Cuando cambian la carta, si necesitan un golpe de efecto o si tienen una apertura. Los chefs de ahora están constantemente abriendo. También tenemos mucha tarea de consultoría y asesoría.

¿Cuál ha sido la petición más curiosa?

Dabiz Muñoz es muy creativo. En el primer restaurante que abrió me citaba a las 8:30 de la mañana y me abría él mismo la puerta porque dormía en la cocina. Yo le llevaba unos platos de ciento y pico euros cada uno y él los compraba. ‘No me puedo resistir, dame seis’. Yo lo quería. Era un atrevido.

¿Cómo se le ocurrió crear esa empresa?

Yo era representante de cristal de Baccarat en España y luego me llegó la representante de [cubertería] Christofle. Busqué otras marcas afines y monté el showroom en Barcelona que hoy lleva mi hija Silvia. De eso hace ya 20 años. En Madrid abrimos hace diez y lo lleva estupendamente mi hijo Carlos. Ellos son ahora quienes están más en el día a día.

[Carlos pulula por el showroom, entra y sale de su despacho e interviene desde la distancia en la conversación cuando lo cree necesario]

placeholder Carmen Caro posa para Vanitatis en el 'showroom' de Madrid que lleva su hijo Carlos. (D.A)
Carmen Caro posa para Vanitatis en el 'showroom' de Madrid que lleva su hijo Carlos. (D.A)

¿Cómo eligió el nombre de ACME?

Soy fan de los dibujos animados y quería ser el coyote que compraba en ACME todo tipo de productos. Era una empresa americana que vendía desde un ‘truck’ hasta un bolígrafo. Yo soy eso, soy una comercial. Pero me tuve que llamar Actividades Medianas porque ACME es el nombre más registrado de la historia.

¿Cuál fue el punto de inflexión?

A finales de los años noventa empezó un movimiento gastronómico muy fuerte con Santi Santamaría, Ferran Adrià… Un día convencí a Santi Santamaría para que cuidara la puesta en escena. ‘Venga, tienes razón, hazme una mesa’. Y le hice una atómica. De lo mejor. Una preciosidad. Todos los demás se copiaron.

¿Qué tenía esa mesa?

Las mejores marcas. [Vajillas] Raynaud, [cubertería de plata] Ercuis, [cristal de] Baccarat, porcelana de Limoges… Todo supermoderno. Fue un éxito. Cogimos esa ola y hasta hoy.

"Un día convencí a Santi Santamaría para que cuidara la puesta en escena. ‘Venga, tienes razón, hazme una mesa’"

¿Cómo eligen los productos?

Somos buscadores. Hacemos todas las ferias pasillo por pasillo. Frankfurt, Milán, París… Y ahora también por Instagram, Internet… Estamos todo el día con el piloto puesto. Ahora el tema de la cerámica es tendencia. La artesanía ha resucitado con fuerza.

¿Trabajan con ceramistas?

Claro, sin parar. Y los levantamos. Igual están haciendo abanicos o elefantes y nosotros les pedimos 300 platos para dentro de dos semanas. Empezamos con alguien que tiene un horno y después de varios años tienen cuatro o cinco. Les damos mucho trabajo.

¿Las amigas le piden consejo?

Cuando me presentan siempre dicen: ‘Carmen se dedica a las vajillas’. Y la gente empieza: ‘Ay, yo tengo un plato de tal y quiero uno de pascual’. Y yo pienso: ‘¡Socorro!’. Nosotros hacemos pedidos que lo mínimo son 12 piezas y lo máximo lo que quieras. Cien, mil… Estos chefs abren negocios nuevos por todo el mundo. Cuando es un restaurante grande tienes que multiplicar el mismo set por tres. Mandamos palets con vasos, platos… ¡Son cantidades importantes!

¿Cómo son las recepciones en Quinta das Machadas?

Hacemos comidas, cenas… Para todo irlandés que pasa por Lisboa, sea cantante, escritor o político, las Machadas es su casa. Hugo es presidente de la Asociación de las Casas Históricas de Portugal y presidente del Club Náutico de Setúbal. Somos una pareja muy activa y no nos da pereza. Mi marido es un tipo con una cultura vastísima y tiene la capacidad de dar el contrapunto de cualquier idea. Le encanta un debate. Como entres al trapo, estás perdido. Es muy poderoso intelectualmente.

¿Cómo se conocieron?

En Barcelona, cuando José Tomás volvió a los ruedos [2007]. España entera fue a verlo a Barcelona, incluido Hugo O’Neill. Fue fantástico. Éramos un grupo de amigos que íbamos juntos a los toros y estaba su primo, José O’Neill, que se había casado con una catalana.

¿Y qué pasó?

Si llega a ser invierno, quizá hubiéramos hecho como todas las parejas viejas. Cada uno en su casa y quedar los fines de semana. Pero era verano. Entonces me preguntó: "¿Qué vas a hacer en agosto?". Yo tenía un par de fiestas en Marbella y me dijo: "¿Puedo ir contigo?". Y yo pensé: "Ah pues sí, qué divertido".

"[Su marido] trabajó ahí hasta que el banco cayó. Yo creo que fue en 10 días. Se crea desconfianza y ‘bye bye’. Todo el mundo a perder todo. Y bueno, ahora hacemos gimnasia rítmica para llegar a todo"

¿Cómo es Quinta das Machadas?

Es una casa muy bonita. Aunque cada día nos cuesta más que esté bonita. Es un trabajo inmenso. Un chorro de dinero y de esfuerzo. Cuando yo llegué estaba desabrida. Era la casa de un viudo. Pero a mí me encanta esa tarea. A la Quinta le vino bien y a mí también. La verdad que me ha dado mucho gusto ponerla en marcha. Gracias a la casa conocí a Sofía Barroso. Ella hace unos viajes fantásticos para ricos y me preguntó si la recibía en casa. Desde entonces somos como hermanas.

¿A qué se dedica su marido?

Hugo trabajaba en el banco Espirito Santo como consejero de macroeconomía. Era el banco más importante de Portugal y pertenecía a dos familias: Espirito Santo y Ricciardi, originarios de Nápoles. La madre de Hugo era una Ricciardi. Él trabajó ahí hasta que el banco cayó. Yo creo que fue en 10 días. Se crea desconfianza y ‘bye bye’. Todo el mundo a perder todo. De eso debe hacer ocho años. Fue de un día para otro. Y bueno, ahora hacemos gimnasia rítmica para llegar a todo. La vida no es siempre igual.

placeholder Carmen posa con su hijo, Carlos Pardo. (D.A)
Carmen posa con su hijo, Carlos Pardo. (D.A)

¿Usan los títulos nobiliarios?

Hugo nunca los usa. Tiene tarjetas con las armas, pero no es nada presumido. Al revés. Yo sí, porque yo soy una burguesa y me encanta ser princesa. Soy princesa O'Neill de Clanaboy.

¿Le gusta ser la ‘influencer’ oficiosa de Setúbal?

Tenemos un grupazo superdivertido y hacemos comidas, cenas… Este es un sitio con futuro. Comporta va creciendo y se va manifestando como el punto chic de los supermillonarios. Si cruzas hasta aquí tienes hospitales, centros comerciales… Solo nos falta un superhotel.

Ahí queda esa propuesta de la mujer mejor conectada de la península Ibérica.

La influencer más interesante de Portugal ni es influencer ni es portuguesa. Se llama Carmen Caro, nació en Zaragoza y tiene, seguramente, una de las mejores agendas de aquel país (y de este). “Nadie se imagina que tu dimensión social te la da una mesa. Y yo tengo una mesa de 21 personas. A mí me va la marcha. Y poner la mesa es una delicia, conectar personas, recibir… ¡Puedes ayudar a tanta gente!”. Cuando al hilo de una conversación menciona de forma desinteresada a alguna de sus íntimas, aparecen nombres como Sofía Barroso o Silvia Gómez-Cuétara. Y es que Caro es una de esas personas conocida en todos los círculos de sociedad, pero desconocida para el gran público. Hasta ahora.

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