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De creadora de Barbie a empresaria fraudulenta y diseñadora de prótesis mamarias: la vida de Ruth Handler
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ESTRENO DE LA PELÍCULA

De creadora de Barbie a empresaria fraudulenta y diseñadora de prótesis mamarias: la vida de Ruth Handler

La fascinante historia de una mujer que rechazaba los postulados de las mujeres de su época y creó un icono para las niñas de medio mundo

Foto: Handler, en un homenaje a Barbie. (Getty)
Handler, en un homenaje a Barbie. (Getty)

“Las tetas han marcado mi vida”, dijo una vez, sin ironías, Ruth Handler (1916-2002), la estadounidense de ascendencia polaca a la que el mundo recordará siempre como la creadora de la Barbie, pero cuya vida tuvo todavía más reencarnaciones que las de su famosa creación y pide a gritos no otra película sobre la muñeca, sino sobre la mujer que hay detrás.

Es irónico que una niña que nunca jugó con muñecas y nunca se sintió cómoda en la cocina acabara creando el icono cultural que definió la feminidad en América. Pero más irónica todavía es la vida que acompañó al espectacular éxito de una mujer cuya intención original era ofrecer una visión adulta y lúdica a las niñas, frente a las muñecas bebés o infantilizadas y siempre vinculadas a los cuidados maternales.

placeholder Dos modelos de 'Barbie' dedicadas a series de los años 60. (CP)
Dos modelos de 'Barbie' dedicadas a series de los años 60. (CP)

Tuve que pelear mucho por esos pechos”, explicó una vez. “La gente tenía miedo de que las madres los consideraran inapropiados”, añadía, pero las cifras le dieron la razón. Ruth era fundadora de Mattel junto a su marido, Elliot Handler, y su socio Harold Matson (de ahí el nombre Matt de Matson, Ell, de Elliot), una empresa inicialmente de muebles. Tras pasarse a la juguetería, Ruth luchó durante años por lanzar esta muñeca que consideraba más realista. “Todas las niñas pequeñas necesitaban una muñeca en la que proyectar sus sueños de futuro. Así que si iban a jugar con cómo iban a ser con 16 o 17 años, era un poco estúpido que la muñeca tuviera el pecho plano, así que le di unos senos bien bonitos”, explicaría más adelante al 'New York Times'.

Mattel finalmente lanzó con cierta timidez en 1959 la inusual muñeca en la Feria Estadounidense del Juguete. El furor fue inmediato y en un solo año vendieron más de 350.000 ejemplares que los bañó en oro… y en problemas.

Para empezar, el nombre Barbie era un guiño a su hija Barbara, que nunca se tomó bien el homenaje y que sintió que aquello arruinó su infancia. No contenta con ello, Ruth llamó a su eterno compañero como su otro hijo, Ken. Tras el éxito fulgurante de su creación y su demostración de que lo importante es que una mujer esté al mando de una empresa de juguetes para niñas, el cambio de aires ideológicos la convirtió en objeto de las iras feministas por la figura demasiado estilizada y poco realista de sus muñecas.

placeholder Margot Robbie, en uno de los estrenos de 'Barbie' (Cordon press)
Margot Robbie, en uno de los estrenos de 'Barbie' (Cordon press)

“Nunca fue mi intención cambiar el mundo”, respondería ella mucho más adelante, “y la única filosofía detrás de Barbie es decirle a las mujeres que pueden convertirse en cualquier cosa, que tienen opciones”. El problema, claro, volvía a ser su cuerpo… y sus tetas. En los años 70, de todas maneras, sus batallas estaban lejos del feminismo... aunque al menos una de ella muy relacionada con el pecho. Por un lado, Ruth tuvo que lidiar con la justicia en los tribunales. En 1974 tuvo que salir de Mattell acusada de haber ofrecido informes fraudulentos sobre los beneficios de la empresa. Ella siempre lo achacó a no haber supervisado lo suficiente los encargados de redactarlos, pero su cabeza rodó y tuvo que pagar 57.000 dólares de multa y hacer 5 años de trabajos para la comunidad.

La justificación que dio a esa “no supervisión” fue que su cabeza estaba en otro lado: en el cáncer de pecho que le había diagnosticado en 1970 y que provocó que le extirparan uno de sus senos. “Dejé de sentirme femenina”, explicaba. Pero lo peor llegó cuando le implantaron la prótesis e inmediatamente se dio cuenta de que tampoco detrás del diseño de esa pieza había una mente femenina.

placeholder La muñeca de Mattel, omnipresente en las marquesinas. (CP)
La muñeca de Mattel, omnipresente en las marquesinas. (CP)

“Los dos implantes eran iguales, sin establecer diferencia entre el pecho izquierdo y el derecho. ¿A quién se le ocurre? ¿Acaso un zapatero haría el mismo zapato para los dos pies?”, exclamó. Y volvió a recuperar el músculo empresarial de Mattel, pero esta vez dándose crédito completo a sí misma y llamando a la empresa Ruthton Corp. Desarrolló sus propios implantes bajo el nombre de 'Nearly Me' (Casi yo misma), dio charlas por todo Estados Unidos para empoderar a las mujeres con pechos protésicos.

Fue a las televisiones y pidió a los entrevistadores que le tocaran los pechos en directo a ver si eran capaces de distinguir cuál era el verdadero y cuál era la prótesis. Creó una segunda revolución e incluso la entonces primera dama, Betty Ford, acabó siendo su clienta. Ruth siempre dijo que este y no la Barbie había sido el gran proyecto de su vida.

Foto: Ryan & Margot. (Cordon Press)

Sin embargo, una última vuelta de tuerca se produjo en 1989 con su segunda mastectomía y, dos años más tarde, decidió dejar también esta empresa para dedicarse a su propia salud y, esta vez sí, a la familia, pues su hijo Ken moriría en 1994 a causa de un tumor cerebral. Ese año, Ruth publicó su biografía titulada 'Dream Doll: The Ruth Handler Story' (Muñeca soñada: la historia de Ruth Handler), un libro que, sabiendo todo esto, apetece mucho leer. Finalmente, Handler murió en 2002 en Los Ángeles a los 85 años tras complicársele una operación en el colon. Y en su obituario, el 'New York Times' la reconoció, también finalmente, como lo que fue: una genia del marketing.

“Las tetas han marcado mi vida”, dijo una vez, sin ironías, Ruth Handler (1916-2002), la estadounidense de ascendencia polaca a la que el mundo recordará siempre como la creadora de la Barbie, pero cuya vida tuvo todavía más reencarnaciones que las de su famosa creación y pide a gritos no otra película sobre la muñeca, sino sobre la mujer que hay detrás.

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