Quién es Malena Galmarini: la inesperada primera dama argentina

Las elecciones generales en Argentina, un país hundido en una grave situación socioeconómica, acaban de vivir su primera vuelta y ha saltado la sorpresa. Javier Milei, el polémico candidato libertario que clonó a su perro y habla con él a través de una médium, caía derrotado ante Sergio Massa, el actual ministro de Economía, que en plena crisis aspira a mantener al oficialismo en el poder.

El candidato de la coalición oficialista Unión por la Patria (peronismo) aumentó su ventaja en 6,7 puntos sobre Milei, el aspirante de La Libertad Avanza (ultraderecha), con el que deberá competir en una segunda vuelta por la presidencia argentina que tendrá lugar el próximo 19 de noviembre.

Sergio Massa, que fue nombrado ‘superministro’ de Economía tras absorber tres carteras bajo una sola en julio de 2022, es un abogado de 51 años que se ha caracterizado por su astucia y gran ambición política. A su lado cuenta con el gran apoyo de su mujer, la politóloga Malena Galmarini, presidenta del directorio de la empresa estatal Agua y Saneamiento Argentinos y posible futura primera dama del país.

Nacida en una familia de tradición política, Malena Galmarini es hija de Fernando Galmarini, que fue secretario de Deportes durante la presidencia de Carlos Menem. Su hermano Sebastián también se dedica a la política y su otro hermano, Martín, fue futbolista en el club Tigre de la primera división argentina.

Aunque comenzó a estudiar medicina, finalmente se decantó por las ciencias políticas y tras terminar la carrera ocuparía los puestos de concejal y de diputada de la provincia de Buenos Aires. Conoció al que ahora es su marido cuando ella tenía tan solo 21 años y ya llevan casados más de dos décadas.

Fue su madre, Marcela Durrieu, la que hizo de celestina, insistiendo al entonces joven y prometedor político Sergio Massa en las virtudes de su hija. "Mirá lo que es mi nena. Es divina, buena, simpática… y es militante, dejate de joder", se cuenta que le dijo sobre ella Marcela a Sergio en el libro 'Massa, el salto del Tigre'.

Años después, en declaraciones al canal C5N, el padre de Malena, Fernando 'Pato' Galmarini, relataba a su vez cómo había surgido el flechazo entre ambos. "A casa lo llevó Marcela Durrieu, mi exmujer, que es una militante del peronismo de hace muchísimos años y lo conocía a Sergio de San Martín. Ella los enganchó, le debe haber gustado a ella como novio de Malena. Se la presentó y la apuró luego a ella", contó entonces.

También ella ha dado su punto de vista sobre cómo comenzó su relación con el posible nuevo presidente de Argentina. "Sergio estaba de novio desde hacía seis años. Pero un día él se peleó y salimos con sus amigos. Lo conocí en abril de 1996 y finalmente empezamos a salir en agosto de ese año. En esos primeros seis meses no nos llevábamos muy bien. Él había tenido un par de encontronazos con mi vieja en cuestiones políticas. Se quedaban hasta las cinco de la mañana en casa, discutiendo y yo me iba a dormir porque al otro día tenía clases en la facultad", contaba en una entrevista con la revista 'Para ti'.

Unidos por su pasión compartida tanto por la política como por el fútbol, y con dos hijos a los que ella considera "su mayor tesoro", ambos han desarrollado una intensa carrera que ahora les coloca más cerca que nunca de la Casa Rosada. En esa carrera, Galmarini no ha dudado en plantar también cara a Milei, el principal rival de su marido.

Por ejemplo, cuando el candidato libertario afirmó, en una de sus habituales declaraciones escandalosas, que "una empresa puede contaminar un río todo lo que quiera", añadiendo que el valor del agua es "cero". Sus palabras encontraron entonces la dura respuesta de la que es presidenta del directorio de Agua y Saneamiento Argentinos desde 2019.

"Una nueva propuesta de Milei. Además de ser negacionista del cambio climático, ahora habla de privatizar un recurso como el agua que ya es escaso en el mundo, y en nuestro país sí tiene dueño: somos todos los argentinos y argentinas", fue su dura réplica a través de las redes sociales. En menos de un mes sabremos quién se lleva, nunca mejor dicho, el gato al agua.