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Diez años sin Joan Fontaine: la guerra con su hermana Olivia, Hitchcock y cuatro amores fallidos
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ANIVERSARIO

Diez años sin Joan Fontaine: la guerra con su hermana Olivia, Hitchcock y cuatro amores fallidos

Se cumple una década del fallecimiento de una de las actrices más recordadas del Hollywood clásico. Repasamos la enemistad familiar, su carrera y su trabajo con el mago del suspense

Foto: Joan Fontaine en una fotografía publicitaria de la década de los 40. (CP)
Joan Fontaine en una fotografía publicitaria de la década de los 40. (CP)

"Era una persona brillante, con múltiples talentos, pero con astigmatismo con respecto a su percepción de la gente y los acontecimientos, lo cual la hizo reaccionar a menudo de manera injusta y prejuiciosa". Así definió Olivia de Havilland, fallecida hace tres años y coronada como la última superviviente del Hollywood clásico a su hermana, Joan Fontaine. La protagonista de 'Rebeca' nos dejó hace ya diez largos años, a los 96. Aquella joven tímida y de ojos huidizos, protagonista de las primeras películas que Alfred Hitchcock rodó en Hollywood, se hizo leyenda por muchas cosas. Y una de ellas fue la eterna guerra que mantuvo con su hermana. Aunque reducir su papel en la historia del famoseo del siglo XX o del propio cine sería tan injusto que ningún amante del séptimo arte lo permitiría.

Al parecer, Olivia nunca soportó que su hermana, un año menor que ella y recién llegada a la meca del cine, la adelantase en popularidad y le arrebatase la estatuilla dorada en 1941 gracias a su personaje en 'Sospecha', en la que volvía a encarnar su registro habitual; a una frágil mujer que pensaba que iba a ser asesinada por su marido, un ambiguo Cary Grant.

placeholder Junto a Judith Anderson, la pérfida Sra. Danvers, el ama de llaves de 'Rebeca'. (CP)
Junto a Judith Anderson, la pérfida Sra. Danvers, el ama de llaves de 'Rebeca'. (CP)

Olivia no era fácil de ganar en la carrera estelar, ya que había protagonizado numerosos films junto a Errol Flynn y había sido la Melania de 'Lo que el viento se llevó', por aquel entonces la película más exitosa de todos los tiempos. Un año antes del Oscar, Hitchcock vio en Fontaine, la hermana menos popular, un filón para ser la heroína anónima de 'Rebeca', la película que la lanzó. Al británico le conquistaron los mismos rasgos delicados y la mirada ingenua que también habían conquistado a George Cukor un año antes. El realizador experto en mujeres, título reduccionista que ha acabado siendo un lugar común, la tuvo en cuenta para una de sus mejores películas, llamada, precisamente, 'Mujeres'.

En los años 40, la dulce Joan fue la estrella de numerosos títulos reseñables. Por ejemplo, 'Alma rebelde' y, sobre todo, 'Carta de una desconocida'. La vulnerable Lisa de la película basada en el famoso relato de Stefan Zweig fue para ella uno de esos regalos que cualquier actriz ansía. La ingenuidad romántica del personaje, una joven enamorada durante décadas de un pianista que apenas sabe nada de ella, contenía un lado masoquista y oscuro que engrandecía aún más la obra maestra romántica de Max Ophüls. Poco más hubo destacable en una carrera de altibajos en la que los altos brillaron de una forma tan cegadora que ocultaron los bajos. Las apariciones televisivas y los fallidos intentos de hacer películas que revocasen su eterna imagen de ingenua se sucedieron a lo largo de los 50 y los 60 en un Hollywood que cambiaba a marchas forzadas.

El origen de la 'guerra'

Durante años, libros y documentales se han dedicado a explorar, de forma más o menos exacta, por qué dos hermanas exitosas como Joan Fontaine y Olivia de Havilland se llevaron tan mal. “Yo me casé primero, gané el Oscar antes que Olivia y, si muero antes que ella, seguramente se indignará porque la he ganado también en eso”, predijo Joan. El origen de aquellas disputas tuvo lugar en Tokio, ciudad en la que ambas nacieron y donde los padres, de origen británico, habían sido trasladados. La madre siempre consideró a Olivia su ojito derecho. Desde muy pequeña, esta tuvo claro que quería ser actriz. La progenitora no solo le dio su apellido, sino que siempre la usó como moneda de cambio cuando se separó de su marido y tuvo infinidad de discusiones con él. Frente a aquella preferencia, Joan se quedó en la sombra, mucho más cercana al sentir de su padre y sin ningún deseo de brillar en el mundo del show business. Años después, Olivia llenó los teatros de Broadway y se convirtió en la partenaire de Errol Flynn en 'El capitán Blood' y otras tantas películas de aventuras. Para Warner, ya era toda una estrella. Quizá por celos, a Fontaine le empezó a picar el gusanillo de la interpretación. No obstante, se lo tuvo que trabajar.

placeholder Olivia de Havilland y Joan Fontaine en los años 40.(Cordon Press)
Olivia de Havilland y Joan Fontaine en los años 40.(Cordon Press)

En la noche en la que ganó el Oscar a la mejor actriz por encima de su hermana, que también estaba nominada por 'Si no amaneciera', Fontaine sintió la mirada de odio fulminante de Olivia. Pese a llevar una carrera mucho más longeva, aún no había conseguido ni las migajas de la Academia de Hollywood. Empero, Olivia pudo ejercer su fría venganza unos años más tarde. Y ya dice el tópico que esta se sirve en plato frío.

Cuentan las crónicas que, cuando ganó un Oscar por 'Vida íntima de Julia Norris' en 1947, rechazó las felicitaciones de Joan de mala manera. Hubo incluso un fotógrafo que captó el tenso momento en el que una hermana despreciaba el intento de acercamiento de la otra. Los años no suavizaron la rivalidad, sino que la acrecentaron. La dulce Melania siguió cerca de su madre y cuando esta murió solo envió un escueto telegrama con la noticia de su muerte a la incauta Joan, que esos días se encontraba de gira teatral. “No vino al funeral porque tendría otra cosa mejor que hacer. Yo sí la avisé”, explicó. Corría el año 1975 y aquello supuso la ruptura final de los dos iconos del cine.

placeholder La actriz en un fotograma de 'Rebeca'. (YouTube)
La actriz en un fotograma de 'Rebeca'. (YouTube)

Más allá de la comentada historia de rivalidad con su hermana (algunos dicen que '¿Qué fue de Baby Jane?' es un título algo inspirado en ambas pese a ser la adaptación de una novela), Joan Fontaine se casó en cuatro ocasiones y todas ellas acabaron en divorcio. Además, sus intentos de ser madre la condujeron a quedarse embarazada en dos ocasiones el mismo año, cuando contaba con 46. En ambas ocasiones sufrió sendos abortos.

placeholder La actriz, durante su madurez. (CP)
La actriz, durante su madurez. (CP)

En el libro 'No fue un lecho de rosas', la protagonista de 'Carta de una desconocida' contó lo mal que le había ido con los señores. “Escucho la marcha nupcial y salgo corriendo”, bromeó a veces. Así, ni el actor Brian Aberne, ni el productor William Doziers, ni el productor Collier Young ni el periodista Alfred Wright fueron capaces de hacerla feliz. Sus cuatro matrimonios contrastaban con la imagen de sufridora tímida y melancólica que le habían otorgado unos personajes que la han hecho inmortal. Aunque los tiempos líquidos que vivimos otorguen poca memoria a las estrellas del viejo Hollywood, el de Joan Fontaine siempre será un nombre que figurará en las enciclopedias de la historia del cine. Por encima, incluso, de las batallas que mantuvo con su hermana.

"Era una persona brillante, con múltiples talentos, pero con astigmatismo con respecto a su percepción de la gente y los acontecimientos, lo cual la hizo reaccionar a menudo de manera injusta y prejuiciosa". Así definió Olivia de Havilland, fallecida hace tres años y coronada como la última superviviente del Hollywood clásico a su hermana, Joan Fontaine. La protagonista de 'Rebeca' nos dejó hace ya diez largos años, a los 96. Aquella joven tímida y de ojos huidizos, protagonista de las primeras películas que Alfred Hitchcock rodó en Hollywood, se hizo leyenda por muchas cosas. Y una de ellas fue la eterna guerra que mantuvo con su hermana. Aunque reducir su papel en la historia del famoseo del siglo XX o del propio cine sería tan injusto que ningún amante del séptimo arte lo permitiría.

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