Quién es Duki, el artista que ha llenado el Bernabéu en silencio: una novia famosa, una adicción al Xanax y una sesión con Bizarrap

El verano pasado todo el mundo coreaba ‘Los del espacio’, una canción cantada por ocho artistas. Entre ellos estaba un argentino que ha revolucionado el panorama del trap en español y ha conseguido hacer sold out en el Bernabéu sin haber promocionado su música en grandes medios de comunicación. Un logro que está al nivel de Taylor Swift, Luis Miguel o Aitana. Él es Duki y hasta la estación de metro del estadio ha cambiado su nombre esta semana hasta su concierto del sábado por “Estación Duko”, como le llaman sus fans.

Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga, que está cerca de cumplir los 28 años, empezó como todos: cantando en la calle y subiendo videos a redes sociales. Nació en Buenos Aires y desde muy joven participó en batallas callejeras de freestyle contra otros artistas hasta que de un momento a otro se viralizó una de intervenciones y empezó a ganar seguidores.

Todo empezó en el colegio, dónde rapeaba de broma con sus compañeros. Un día de 2014 se presentó a Madero Free, un torneo de improvisación y rimas, que ganó. Desde ahí el gusanillo por la música le atrapó.

El punto de inflexión de su carrera vino en 2016, cuando el artista se hizo con el trofeo de El Quinto Escalón, otra competición que, además, se convirtió en el caldo de cultivo del movimiento musical argentino de la actualidad. Entre sus participantes han destacado nombres de la talla de Paulo Londra.

El premio fue grabar su primera canción en un estudio, 'No vendo trap', y que las discográficas se fijaran en él. El éxito del single fue abrumador: alcanzó los dos millones de vistas en YouTube en tan solo dos semanas. Pero no fue su único hit, mientras competía, el cantante sacó varios sencillos como 'Hello cotto' y 'She dont give a fo' que lo colocaron en el panorama internacional.

“Estar en el torneo era lo más parecido a sentarse en un coliseo viendo cómo se matan los gladiadores. Era un momento de adrenalina, de energía y de dejarse fluir”, contó en una entrevista en ‘Playz’. En ese ring conoció al rapero y compositor YSY A. Fue él quien le animó a dejar las batallas y empezar a hacer música.

Ascenso a la fama: cómo luchar con una adicción al Xanax

“Dejé de competir a principios de 2017 porque estaba podrido”, confesó Duki en el pódcast ‘Caja negra’. Como en tantos otros ejemplos, acceder a una fama tan inmediata y en plena adolescencia da como resultado algún tipo de adicción. En el caso del artista argentino, el Xanax, un fármaco para controlar los ataques de pánico, fue su perdición.

La educación que había recibido de sus padres y de la calle y su fuerza fueron su tabla de salvación. El joven logró desintoxicarse solo y, según a contado en diversas entrevistas, la responsabilidad de ser un referente para tantas personas y la ilusión que le provocaba la música lo sacaron del pozo.

Pero su adicción se extendió desde las batallas de gallos hasta el inicio de su carrera en solitario. Y es que su andadura en la industria no siempre fue bajo el nombre de Duki.

Junto con YSY A y Neo Pistea formó Modo Diablo. Un grupo que se gestó en Antezana 247, la casa en la que convivieron y que ahora se ha convertido en un santuario para sus fans. La mansión, como la bautizaron, tiene toda la fachada adornada con grafitis de las caras de los artistas. Éxitos como ‘Quavo’ los situaron como la cabeza de una nueva generación que buscaba dar un giro al género urbano.

Tras el grupo, en 2019, sacó su primer disco: 'Súper sangre joven'. Y terminó de asentarse en el panorama de la música urbana con el álbum 'Desde el fin del mundo’. Dos trabajos que le llevaron a hacer una gira internacional, aunque su música ya se escuchaba por todo el mundo.

Desde entonces es un artista muy conocido en su país, pero no tanto en España, aunque el año pasado colgó el cartel de sold out en el WiZink Center dos veces. Aquí le ponen cara los jóvenes, los que se mueven en redes sociales, pues Duki no ha protagonizado más que dos o tres entrevistas desde que se conoce la fecha de su concierto en el Bernabéu.

Bizarrap, Rauw Alejandro o Bad Bunny, sus grandes colaboraciones

“Si yo digo Quinto, ustedes dicen Escalón”, con este verso empieza la 'BZRP Music Session #50'. En esta canción se juntaron Bizarrap y Duki, que además de tener buena sintonía en el estudio, son amigos. El productor de moda se dedicaba a hacer vídeos recapitulando los mejores momentos de la batalla de freestyle mientras que el cantante se dedicaba a rapear.

Además del dúo que formó con el argentino, Duki ha colaborado con muchas otras superestrellas. Es el caso de ‘Hablamos Mañana’, con Bad Bunny, que le llevo a una nominación a los Latin Grammy en 2020. Mismo año que consiguió otra candidatura como Mejor Canción de Rap/Hip Hop con ‘Goteo’.

Nathy Peluso, C. Tangana o Rauw Alejandro son otros dos ejemplos más de una lista de nombres infinita y que no hace más que crecer. Sin embargo, sus colaboraciones más íntimas y personales son con Emilia Mernes.

Emilia y Duki, una relación de millones

Su relación con la también cantante Emilia Mernes ha sido idealizada por sus fans, que dicen creer en el amor gracias a la pareja. Todo empezó a raíz del lanzamiento de ‘Como si no importara’, su primera colaboración juntos. Desde entonces llevan tres años juntos.

Las miradas y gestos durante la promo y el videoclip de la canción les delataban, o eso pensaban sus seguidores, que se morían de ganas de que anunciaran que estaban enamorados. Poco después, Duki publicaba una foto de los dos besándose.

Aunque ahora su relación es más que pública: suben videos tiernos a Instagram, cantan juntos en sus respectivos conciertos y se dedican palabras de amor a cada momento que pueden. No siempre fue así, intentaron mantener su romance en secreto durante varios meses hasta que los rumores se hicieron insostenibles.

Antes de Emilia, la modelo Lola Magnin fue inspiración de muchos de sus temas hasta que rompieron en 2021. Un año antes, era la actriz Brenda Asnicar la que copaba sus pensamientos, pero su amor no sobrevivió a la pandemia.

Su lado más personal

Detrás de su cara llena de tatuajes se esconde un chico sensible e inseguro, tal y como él mismo se ha definido tantas veces. “Yo soy hombre, lloro desde que nací y viví triste toda mi vida. Gracias a eso me hice fuerte”, explicaba durante un concierto en el estadio más grande de Argentina. En ese mismo discurso, animaba a los jóvenes a expresar sus sentimientos.

Puede que esta sea la razón por la que es incapaz de hace daño a nadie. Si tras un evento o una aparición pública, por tema de tiempo no puede saludar a todos los fans que se le acercan, se le crea un sentimiento de culpa enorme.

Además, Duki, que cree mucho en las energías, no puede dejar que alguien le cargue con malas vibras, aunque sea de manera inconsciente. Y es que para él la relación con su público es circular: ellos le dan amor y él les recompensa de la misma forma.

Humildad es la palabra que más define su carácter. Nacido en el seno de una familia con dificultades económicas y con tres bocas que alimentar, siempre intentó ayudar en casa. Su madre ha recordado en varias entrevistas cómo destinó su primer salario en invitar a sus padres y hermanos a comer empanadas y, lo que sobró, para pagar la luz.

Aunque la relación con su familia sufrió una época tensa cuando decidió dedicarse a la música, a día de hoy son un gran apoyo, tanto es así que forman parte de su equipo de trabajo. “Una vez estábamos cenando y en chiste dijeron que yo iba a ser el último en irme de casa. Me fui y no volví”, contaba en ‘Caja Negra’. Y es que la música, que se le erice la piel con cada beat, eso es lo que le conecta con la vida, ha explicado varias veces. Y viendo los números, fue una decisión acertada.

Ahora su relación ha cambiado y es consciente de que su madre es una de las únicas personas que no le traicionarán jamás. Asimismo, agradece a su hermano mayor Nahuel y a su padre Guillermo, que le llevaran al primer concierto de su vida. Ellos fueron los que le inculcaron la pasión por la música.

Pasó de ser un chaval que se metía en peleas y se daba a los excesos a asentarse en la cima de la música urbana mundial. De ese proceso aprendió mucho y ahora intenta ayudar a cantantes que quieren recorrerlo también.

No deja pasar la ocasión de recomendar a pequeños artistas independientes que buscan su hueco en la industria y hace colaboraciones con traperos que están dando sus primeros pasos. “Al ser el pionero tengo la responsabilidad de ser el que abre el camino. El trap fue lo que nos levantó”, reflexionaba en el podcast. Quiere poder devolver las herramientas que otros le entregaron en sus inicios.