Los Kretz ponen a la venta la espectacular casa de Hassan II de Marruecos a 40 km de París por 180 millones de euros

En el 'reality' de Netflix 'L'Agence: l'immobilier de luxe en famille', que lleva cuatro temporadas, la familia Kretz ayuda a sus clientes a comprar y vender viviendas fabulosas por el mundo, principalmente en Francia. Y cuando decimos fabulosas, queremos decir súper lujo. El matrimonio formado por Sandrine y Olivier junto a sus cuatro hijos, Martin, Valentin, Louis y Raphaël cuentan su día a día de trabajo en la agencia inmobiliaria familiar y en sus propias vidas.

La agencia lleva más de un año operando en España, donde cuenta ya con una red de comerciales que asesoran en la venta de esas propiedades que no salen en Idealista. En nuestro país, por ejemplo, fueron los artífices de cerrar la venta del Castillo de Pedraza en Segovia al productor Luis Álvarez, Santiago Segura y José Mota, y han logrado mucha notoriedad con la operación del espectacular ático de Ágatha Ruiz de la Prada. No todas las transacciones que llevan a cabo son tan públicas.

El negocio familiar que lleva su apellido y que esta familia de Boulogne arrancó en plena crisis financiera ha conseguido vender en la última década algunas de las propiedades de lujo más espectaculares, cada una más sublime que la anterior. Y sin embargo, la última les ha dejado sin palabras incluso a ellos. En el segundo episodio de la nueva temporada de su reality, la serie lleva a los espectadores a Gretz-Armainvilliers, una localidad situada en Seine-et-Marne, a 40 kilómetros de París. Es allí, en una zona boscosa de 1.100 hectáreas, donde se asienta el castillo de Armainvilliers, una mansión de dimensiones desproporcionadas con una historia fascinante.

"No se parece a nada que hayamos visto nunca", dice Olivier, el patriarca del clan Kretz, mientras explora la propiedad desde su coche. “¡Es la casa más enorme que he visto en mi vida!”, añade estupefacto su hijo Valentín.

En sus redes sociales han publicado la ficha de esta espectacular finca: "Construido en el siglo XII, el castillo de Armainvilliers ha pasado por el tiempo hasta convertirse en una propiedad excepcional. Adquirido por la familia Rothschild en 1887, fue reconstruido en un estilo anglo-normando por el barón Edmond de Rothschild, antes de ser renovado y ampliado por Su Majestad Hassan II de Marruecos en 1984. A 40 minutos de París y ubicada en el corazón de una finca de 1.100 hectáreas, esta majestuosa residencia de 9.000 m² ofrece un entorno único con dos estanques, un bosque, una granja orgánica y 36 edificios anexados. Un lugar lleno de historia, donde el patrimonio y el prestigio se encuentran".

El barón Edmond de Rothschild compró esta antigua fortaleza del siglo XII y destruyó lo poco que quedaba de ella tras la Revolución Francesa para construir una mansión de estilo anglo-normando de extraordinarias proporciones, que cuenta con 127 habitaciones, por dar solo uno de sus estratosféricos números. El castillo, además, bordea un largo artificial, que está rodeado por una finca que se extiende por otros dos pueblos, Tournan-en-Brie y Favières.

A principios de los años 80, la propiedad tuvo una segunda vida cuando Hassan Il (rey de Marruecos entre 1961 a 1999, cuando le sucedió su hijo Mohamed VI) la adquirió y decidió convertirla en el palacio de 'Las mil y una noches'. Muebles tejidos con hilo de oro, mosaicos de Fez y Marrakech hasta donde alcanza la vista, escaleras de madera maciza, grifería de oro, baño de mármol, vías de tren en el sótano... Cada planta reserva su cuota de sorpresas que desafían la imaginación. “Esta visita es cada vez más surrealista”, comenta alegremente Olivier Kretz.

El exterior del castillo también presenta proporciones faraónicas, ya que por toda la finca se encuentran repartidos dos lagos, establos y 37 dependencias divididas en caseríos. “Entiendo mejor por qué cogimos el coche”, bromea Raphaël, el menor de los hermanos y también agente inmobiliario en la serie. “Me siento como en un safari”.

Tras la desaparición de Hassan II, Mohamed VI decidió vender la propiedad a un empresario de Oriente Medio cuya identidad es confidencial. El castillo no ha sido habitado por su actual propietario, y lleva meses a la venta, aunque en un principio estaba anunciado por 425 millones de dólares. Finalmente, el dueño ha pedido ayuda a los Kretz para venderlo, dando luz verde a una considerable rebaja (si es que esta palabra tiene sentido cuando hablamos de estas cifras): 180 millones de euros. Si tienen algo así en la cartera, ya saben.