El príncipe Hugo de Windisch-Graetz: la historia de vida de la figura clave en el funeral del Papa que acompañó a Donald Trump y Ursula von der Leyen

Hace exactamente una semana, durante el funeral del Papa Francisco celebrado en Roma, una figura discreta, pero central, atrajo la atención del protocolo vaticano: el príncipe Mariano Hugo de Windisch-Graetz. Gentilhombre de Su Santidad desde 1987, título conferido por Juan Pablo II, este noble de origen austrohúngaro desempeñó un papel esencial en el acompañamiento de personalidades como Ursula von der Leyen o Donald Trump en el solemne acto celebrado en la Basílica de San Pedro.

A sus 69 años, Hugo de Windisch-Graetz es el actual jefe de una de las casas nobles más antiguas de Europa Central. Nacido en Trieste e hijo del príncipe Maximiliano de Windisch-Graetz y de Maria Luisa Serra di Gerace, cursó sus estudios en Roma y posteriormente en la Universidad de Buckingham, especializándose en Ciencias Políticas y Economía. Con el fallecimiento de su padre en 1976, asumió el liderazgo de la familia con el tratamiento de Alteza Serenísima.

Más allá de sus compromisos diplomáticos, ha ejercido como embajador de la Soberana Orden de Malta en Eslovaquia 3n 2003 y embajador de la de Eslovenia en 2009, el príncipe ha forjado una sólida trayectoria empresarial en la industria alimentaria, siendo uno de los principales exportadores de mozzarella de búfala de Italia.

Casado desde hace más de tres décadas con la archiduquesa Sofía de Habsburgo, el vínculo entre ambos surgió en Marbella, en una fiesta del exclusivo Marbella Club. Su unión tuvo lugar en Salzburgo en 1990, con Sofía luciendo un vestido del diseñador Valentino y la tiara rayo de sol, perteneciente a su bisabuela, la gran duquesa rusa, Elena Vladimirovna.

La tiara, compuesta por finas hileras de diamantes fijados en una estructura de plata y oro, ha sido un símbolo familiar heredado por generaciones: Marina de Grecia, duquesa de Kent, en 1910, Isabel de Grecia, abuela de Sofía y la condesa Helena de Törring-Jettenbach, madre de la actual diseñadora.

La pareja, residente en Roma en un palacio con vistas privilegiadas al Vaticano, tuvo tres hijos: Maximiliano, Alexis y Larissa. La inesperada muerte de Alexis en un accidente de tráfico en 2010, a los 18 años, supuso el episodio más doloroso en la vida del matrimonio. Desde entonces, su hija Larissa , formada en diseño de moda en la Escuela Marangoni, colabora con su madre en la firma de accesorios Sophie Habsburg, una marca que ha conquistado a celebridades de la realeza europea.

Hoy, los Windisch-Graetz siguen activos en la vida social romana y mantienen estrechos lazos con otras casas nobles europeas. Alternan su residencia entre Roma, su finca en Sant'Angelo d'Alife, y frecuentes visitas a Austria y Londres, donde reside su hijo mayor. El príncipe Hugo continúa representando una combinación singular de tradición aristocrática, compromiso institucional y visión empresarial.