Este es el alimento prohibido para los cardenales durante el cónclave para suceder al papa Francisco

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Las miradas de buena parte del mundo están hoy dirigidas al cielo de la Ciudad del Vaticano, a la famosa chimenea donde se anunciará que ya hay nuevo Papa para la fe católica. El cónclave para suceder al papa Francisco, fallecido a los 88 años el pasado mes de abril, ha comenzado. Un importante evento religioso, aunque también para la nobleza más tradicional de Roma, de la que conocemos numerosos detalles.

Reunidos en la Capilla Sixtina para las votaciones y alojados en Domus Sanctae Marthae (la Casa de Santa Marta), los cardenales vivirán en un régimen de aislamiento estos días. Sin acceso al exterior, ni visitas, ni prensa o móviles. A lo que se suma un curioso menú.

El nutricionista Giorgio Calabrese, médico italiano especializado en Ciencias de la Alimentación, ha revelado para 'ACI Prensa' el plan alimentario que ha diseñado para los cardenales electores que desde esta mañana se reúnen en el cónclave para elegir al próximo Papa.

Unas jornadas que comenzarán con un desayuno dulce, con tostadas con miel o mermelada, té o café. A la hora de la comida se servirá un almuerzo ligero, rápido y sabroso, "que satisfaga el paladar sin sobrecargar de grasas", puntualizó el nutricionista.

"El vino se saborea para alimentarse"

Por ello, el menú cuenta con un primer plato como pasta ligera con tomate y albahaca fresca, o un risotto de verduras o legumbres. De segundo, sería "carne blanca o pescado a la plancha y no frito, con verduras al vapor o también a la plancha", como revela al medio italiano.

De postre, fruta y de beber sí pueden tomar una copa de vino, como destaca el nutricionista en 'ACI Prensa': "El agua se bebe para hidratarse, el vino se saborea para alimentarse". Eso sí, en vasos y jarras de cristal transparente para evitar la entrada de mensajes ocultos.

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Por la noche, la cena deberá ser "fácil de digerir", por lo que el menú cuenta con jamón cocido, salmón ahumado o sardinas. Además de quesos frescos. Aunque, como el propio Giorgio Calabrese precisó, este es el menú que ha sido entregado al Vaticano, pero las religiosas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que gestionan la Casa Santa Marta, son quienes tienen la decisión final.

Un menú cocinado y servido por "laicos de confianza" que trabajan bajo un juramento de secreto. Aunque, sí se conocen algunas curiosidades más sobre este menú. Por ejemplo que, a pesar de ser un plato ligero y saludable, no podrán comer ningún tipo de espárragos. La razón de su exclusión es pura química.

Los espárragos contienen compuestos de azufre, como el ácido asparagusico, que tras la digestión se descomponen en moléculas volátiles, responsables del característico y penetrante olor en la orina. Por ello, en el contexto del cónclave, donde los cardenales comparten baños, este tipo de alimentos se consideran inapropiados. "Es una cuestión de respeto mutuo en un ambiente cerrado y espiritual”, señala el liturgista Nicola Bux a L'Osservatore Romano.

Además, desde el siglo XIII también se prohíbe la comida rellena o cerrada. Es decir, aquella en la que se podría esconder algún mensaje. Por ello, no están permitidos platos como el pollo relleno, pasteles o empanadas. "El cónclave no es un retiro placentero; es un tiempo de discernimiento intenso donde cada elemento, incluso la comida, debe estar orientado al bien común del cuerpo eclesial", afirmó el jesuita Antonio Spadaro, director de 'La Civiltà Cattolica'.