Vuelve Oasis: Peggy Gallagher, la "feroz madre irlandesa" que ha logrado la reconciliación de Liam y Noel
Tras 15 años de disputas, la matriarca de los Gallagher, una limpiadora del Condado de Mayo, ha logrado lo que parecía imposible: reunir a sus hijos para un concierto conjunto que ya es historia del britpop
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Cardiff será el escenario del milagro. Tras más de una década de peleas fratricidas, insultos públicos y un divorcio musical con millones de testigos, Liam y Noel Gallagher volverán a subirse juntos a un escenario. Pero este esperado reencuentro no es fruto de una negociación millonaria ni de un documental de Netflix: es obra de una mujer sencilla, de voz firme y manos curtidas, que siempre estuvo ahí, en las sombras, sosteniéndolo todo. Su nombre es Peggy Gallagher. Es su madre. Y es, sin duda, la gran heroína de esta historia.
Margaret Gallagher, más conocida como Peggy, nació en el Condado de Mayo, Irlanda, en el seno de una familia modesta. Emigró a Inglaterra buscando un futuro mejor, y lo encontró en el barrio obrero de Burnage, en Manchester, donde formó una familia con Thomas Gallagher. Pero la vida no fue fácil. Thomas era alcohólico y violento. Liam ha relatado en entrevistas cómo su padre golpeaba a su madre mientras él se escondía bajo la mesa de la cocina. Noel, más reservado, reconoció que las palizas eran tan frecuentes que dejaron una huella indeleble en su carácter.
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Peggy tomó una decisión valiente: echar al padre de casa cuando los niños aún eran pequeños. Crió sola a sus tres hijos —Paul, Noel y Liam— trabajando como limpiadora, sacando adelante a su familia con el sueldo mínimo y una tenacidad de acero (lo que le ha valido que la prensa británica la haya bautizado como "feroz madre irlandesa"). Se levantaba a las cinco de la mañana para fregar suelos, pero nunca dejó de estar presente. Preparaba la cena, les cosía los uniformes del colegio y —sobre todo— les enseñó a resistir.
Fue Peggy quien, un día cualquiera, decidió comprarle una guitarra a su hijo mediano, Noel. Él pasaba por una época complicada: había dejado el colegio y coqueteaba con los malos caminos del barrio. Pero en esa guitarra encontró una vía de escape. “Peggy salvó a Noel de sí mismo”, diría años después un amigo de la familia.
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Liam, por su parte, descubrió la música a través de los discos de su madre. Ella tenía una pequeña colección con vinilos de The Beatles, Elvis y Dusty Springfield. No era una melómana sofisticada, pero tenía gusto, y supo ver en sus hijos una sensibilidad especial. Nunca dudó de ellos. Cuando Noel se unió a la banda de su hermano pequeño —Oasis— Peggy fue la primera en decir: “Esto va en serio”.
El éxito de Oasis fue meteórico. Con discos como 'Definitely maybe' o '(What’s the story) Morning glory?', se convirtieron en los reyes del britpop. La tensión entre hermanos actuaba como combustible pero también como dinamita para el grupo. En una ocasión, tras un concierto en los años 90, Liam y Noel acabaron a puñetazos en el camerino. ¿A quién llamaron los representantes para calmar la situación? A Peggy, por supuesto. Ella cogió el teléfono desde Manchester, habló con cada uno por separado, y consiguió que al día siguiente se presentaran en la sala de conciertos como si nada hubiera pasado.
Y así fue durante años. Cuando las cosas se descontrolaban —una pelea en Japón, una discusión en un plató de televisión, una amenaza de abandono— siempre estaba ella al otro lado del teléfono. No como manager, ni como pacificadora oficial, sino como madre. Su frase recurrente: “Sois hermanos antes que músicos”.
Pero todo tiene un límite. La ruptura definitiva llegó en 2009, en París, cuando Noel abandonó la banda tras una pelea que incluyó guitarras rotas y camerinos destrozados. Desde entonces, los hermanos han mantenido una guerra abierta y cruel, en la que no han faltado insultos en Twitter, desprecios personales e incluso burlas sobre los hijos del otro. Peggy, resignada, dejó de intervenir. Pero nunca dejó de sufrir.
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Ahora, a sus 81 años, ha tomado la palabra de nuevo. “No me voy a morir sin veros juntos otra vez”, les habría dicho recientemente, según fuentes cercanas a la familia. En una reunión íntima en su casa de Manchester, habló con cada hijo por separado como había hecho tantas veces en el pasado. Fue directa, emocional y rotunda. Ninguno de los dos pudo negarse.
Y así, el milagro se ha producido. Esta noche en el Principality Stadium de Cardiff, en Gales, Liam y Noel compartirán escenario por primera vez en 15 años. Será el primer concierto de una gira mundial de cinco meses. Cuarenta y una fechas, tres continentes y un setlist consagrado a sus clásicos. La gira arranca en Reino Unido —con varias fechas en Cardiff, Manchester, Londres, Edimburgo y Dublín— y recorrerá después Estados Unidos, Canadá, México, Japón, Corea del Sur, Australia, Chile, Argentina y Brasil.
Imaginamos a Peggy sentada entre bastidores, viendo a sus hijos reencontrarse no como leyendas del rock, sino como lo que siempre fueron: dos chicos de Burnage con una madre invencible.
Cardiff será el escenario del milagro. Tras más de una década de peleas fratricidas, insultos públicos y un divorcio musical con millones de testigos, Liam y Noel Gallagher volverán a subirse juntos a un escenario. Pero este esperado reencuentro no es fruto de una negociación millonaria ni de un documental de Netflix: es obra de una mujer sencilla, de voz firme y manos curtidas, que siempre estuvo ahí, en las sombras, sosteniéndolo todo. Su nombre es Peggy Gallagher. Es su madre. Y es, sin duda, la gran heroína de esta historia.