Recuerdo el día que conocí en profundidad a Eugenia Martínez de Irujo como se recuerdan esas escenas del cine clásico que, sin saber por qué, acaban convirtiéndose en preludio de algo que pasará tiempo después en tu vida. En televisión, mientras alguien narraba la triste noticia de la muerte de su mascota —Pincho, aquel cerdo vietnamita que la acompañó durante años—, un mal plano, una sombra en mi gesto, pareció una sonrisa. Y Eugenia, que ama a los animales con la misma devoción con la que otros veneran los templos, creyó que me había burlado. No lo hice, por supuesto. Lo aclaramos después de algunas llamadas sinceras, y de ese equívoco nació algo curioso: un respeto mutuo, una complicidad surgida de un desencuentro y el sentir de una cuita pendiente que algún día tendría que ser abonada; porque un Gay siempre paga sus deudas.

Por eso, cuando llegó el momento de decidir quién debía protagonizar la primera portada del nuevo Vanitatis, no hubo dudas. Tenía que ser ella. Porque Eugenia representa todo lo que este rediseño quiere contar: la unión entre el legado y la modernidad, entre el peso de la historia y la ligereza del presente. Es, como esas figuras renacentistas que posaban entre columnas clásicas y jardines nuevos, una mujer entre siglos.
Posó hace unas semanas en Madrid, rodeada de perros de protectoras, de la Guardia Civil y del Ejército, animales que buscan hogar y esperanza. Lo hizo con una naturalidad luminosa, como si abrazara a cada uno en nombre de todos los olvidados. Y su gesto —sereno, empático, auténtico— me pareció el reflejo perfecto de este nuevo Vanitatis: un lugar donde la elegancia no excluye la conciencia, donde la belleza puede ser también una forma de compromiso. Eugenia, al final, no solo inaugura una portada; inaugura una manera de mirar.
La duquesa
/y el legado

Heredera de una estirpe donde la historia se escribe con tinta y linaje, Eugenia mantiene viva la llama de la Casa de Alba con una naturalidad desarmante. Duquesa de Montoro por título, pero sobre todo por temperamento, encarna la continuidad de una saga que ha sabido habitar el pasado sin quedar anclada en él.

Me siento una persona muy libre: hago lo que quiero y lo que me gusta. Tengo la gran suerte de poder vivir así, y mientras no se haga daño a nadie, no veo problema en ejercer esa libertad. Mi madre, aunque muy libre en el sentido de que era transgresora y decía lo que pensaba, también asumía una enorme responsabilidad que llevó consigo toda su vida. No era alguien superficial; dedicó su existencia a preservar el patrimonio, cuidar el arte, los palacios y todo lo relacionado con la cultura. Esa responsabilidad la acompañó hasta sus últimos días, y su ejemplo sigue marcando la manera en que vivo y entiendo la libertad hoy.


Por un lado, es un orgullo inmenso formar parte de una familia con tanta historia, sobre todo por la conservación de los palacios y del patrimonio artístico que representan. Pero, al mismo tiempo, me considero una persona muy normal y me gusta vivir de esa forma. No me atraen las pretensiones ni las superficialidades; prefiero la sencillez y el trato natural en mi día a día.
Más allá del título y de la historia que acompaña a tu familia, ¿qué impronta te gustaría dejar como Eugenia Martínez de Irujo en tu generación y en la casa de Alba? ¿Cuál consideras que podría ser tu aportación única al legado familiar?No se trata tanto de mí ni de mi persona, sino del legado artístico y cultural que corresponde a la casa de Alba. Creo que mi hermano y mis sobrinos lo están gestionando muy bien, aportando además un toque de modernidad y un enfoque más actual.


Tuve mi época de juventud siendo muy mediática y muy perseguida, y en aquel momento lo llevé peor porque era muy joven y no lo entendía del todo. Hoy vivo tranquila; si voy a algún sitio sé que habrá prensa y lo tomo con naturalidad, sin problema alguno.
Tengo una relación de cariño y respeto mutuo con los medios, y creo que lo mejor es afrontar todo con naturalidad. Aunque al principio me costó, ahora lo llevo muy bien. Esa es la clave: no esconderse. Cuando eres transparente y no guardas secretos, el interés disminuye; si te escondes, se genera un efecto contrario, una especie de pescadilla que se muerde la cola.
El mecenazgo Mecenas
/y Eugenia

Como sus antepasados, Eugenia ha hecho del arte y la cultura una forma de vida. Su relación con la sociedad de su tiempo no es decorativa: es una herencia activa, un eco contemporáneo del mecenazgo que un día definió a su familia.
Me gustan mucho las tradiciones. Me atrae lo antiguo y creo que es fundamental que no se pierda. Por ejemplo, la artesanía es algo imprescindible que debemos conservar; son cosas que, desgraciadamente, se van perdiendo poco a poco, y por eso es importante darles un impulso y proteger lo que es único. Lo mismo ocurre con el flamenco: es un arte nuestro, insustituible, y no podemos permitir que se pierda. Creo que es posible mirar el mundo de manera actual sin olvidar aquello que nos ha construido y nos define.
Tu hija, Tana Rivera, fruto de tu primer matrimonio, crece entre el peso de un legado histórico y la libertad de forjar su propia identidad. ¿Cómo logras transmitirle los valores y tradiciones que te acompañan sin condicionarla, permitiéndole al mismo tiempo explorar y construir su propio camino?He intentado darle a mi hija la educación que yo recibí. Eso se traduce en el día a día: aprendí de mi madre a tratar a todas las personas por igual, a desenvolverme en cualquier ambiente sin sentirme superior ni dependiente de los títulos. Detesto los egos y la prepotencia, y creo que Tana ha absorbido esos valores a la perfección.


Me dicen mucho que hago “muy de mecenas”. No me considero una influencer, pero todo lo que me regalan, siempre lo comparto públicamente porque me siento muy agradecida. Es algo que aprendí de mi madre: siempre ser agradecida con los regalos, las cartas… creo que es importante cultivar la gratitud en la vida.
Muchas marcas que me envían productos, tanto las consolidadas como las que están empezando, las comparto en redes, intentando darles un pequeño empujón. La gente lo aprecia mucho y, a mí, no me cuesta nada hacerlo.
Una mujer
/del siglo XXI

Más allá de los blasones, Eugenia vive su vida en pleno uso de sus facultades y libertades. Defiende a los animales, apoya causas solidarias y encarna una nobleza nueva: la del compromiso, la empatía y la acción. En un siglo que exige coherencia, ella ha encontrado la suya en los gestos pequeños, en la elegancia de recordar lo que otros olvidan.
Me he criado entre animales y no podría vivir sin ellos.
Se debe castigar a la persona que maltrate un animal. Me parece un poco injusto que no estén incluidos en ese convenio los perros de caza; al final son perjudicados y no entiendo por qué se les excluye.
Lo que estamos haciendo nunca lo habías hecho en un medio: un reportaje con perros de protectoras, la Guardia Civil… Tú ya tienes catorce perros en casa, contando con Alicia, la galga con la que posas en este reportaje y que has adoptado. ¿Qué es lo que hace que esta causa te toque de manera tan personal?Me he criado entre animales y no podría vivir sin ellos. Me entristece profundamente la cantidad de abandonos que existen y cómo las protectoras están saturadas, sin poder dar abasto. Creo que es fundamental concienciar sobre la importancia de la adopción: un perro abandonado que encuentra un hogar recibe cariño, cuidados y, a cambio, es inmensamente agradecido.


Sí, funciono en redes y estoy muy agradecida por el cariño que recibo a través de ellas; eso no se puede pagar con nada y es lo que más valoro. También porque quienes me siguen perciben mi amor por la naturaleza y los animales; creo que la mayoría son muy sensibilizados con el medio ambiente y el bienestar animal.
Creo que tiene mucho que ver con eso. Además, el legado que me dejó mi madre es también el cariño enorme de la gente: quienes me escriben, me saludan por la calle o me hablan de ella. Esa es, sin duda, la mejor herencia que me ha dejado. Me hace sentir muy bien que la recuerden y la tengan presente; estoy convencida de que a ella las redes le habrían encantado.




Si te soy sincera, no me gusta mucho hablar de las cosas que hago, porque creo que todos los que podamos debemos actuar. Pero si compartirlo anima a otras personas a involucrarse, entonces merece la pena.
Apoyo las causas que me llegan. Los incendios, por ejemplo, son terribles; lo de este año ha sido desolador: tanta gente que lo pierde todo, hectáreas enteras arrasadas… Todo negro. De manera similar, cuando ocurrió la DANA, cedí una subasta que se celebrará para una cena destinada a ayudar a los afectados. Todo lo que pueda aportar, lo hago.
/Agradecimientos
Centro Militar de Cría Caballar de Ávila, perteneciente a la Subdirección General de la Admón. Periférica del Ministerio de Defensa: algunos perros que no cumplen con el programa de socialización, se derivan al protocolo de adopciones para encontrar un hogar.
Servicio Cinológico y de Remonta: órgano central encargado del adiestramiento y utilización del perro de trabajo en la Guardia Civil.
Benemeritvm: organización sin ánimo de lucro cuya misión principal es la búsqueda y tramitación de la adopción de los perros de trabajo que causan baja operativa en la Guardia Civil.
