Corinna decía la verdad

Viernes 20 de septiembre, 6 de la tarde. Toda la programación se interrumpe para conectar con el Palacio de la Zarzuela. Durante toda la mañana, los rumores se suceden y Twitter se convierte en un hervidero de chismorreos en el que se abren las apuestas. Rafael Spotorno, Jefe de la Casa del Rey, no puede disimular su nerviosismo cuando la cámara enfoca un primer plano, que recuerda a aquella España cuya única información venia servida por el conducto oficial.

La ruleta acaba de girar: ¿Abdicación, renuncia, regencia temporal?. Cien periodistas ansiosos de titular guardan silencio. Es la primera vez en la historia que palacio abre las puertas para dar parte de lo que a todos preocupa, pero nadie se atreve a decir. Los gestos empiezan a tener sentido y el beso de la Reina Sofía se convierte en un símbolo que todos comienzan a descifrar.

El mensaje es claro: la salud del Rey ha empeorado, ha habido preocupación y ahora hay alivio. ¿Qué se nos ha escapado por el camino?. ¿Hasta dónde ha llegado esa preocupación? ¿Alivio significa tranquilidad? Si es así, ¿por qué todos parecen tan nerviosos?. Una vez más, el gabinete de comunicación de Casa Real, interviene a destiempo. Un titular de El Confidencial esa mañana, señalando que el Rey deberá volver a ser intervenido, enciende la mecha y obliga al gabinete a comparecer y salir al paso de manera improvisada. Los españoles tienen más información por los medios de comunicación y por las redes que por los canales oficiales, y una vez más la prensa aclara lo que otros intentan disimular.

Termina la comparecencia, con el eufemismo que asegura que el Rey sufre cierto retroceso en la recuperación. Ninguna novedad, Corinna ya lo dijo hace algunos días desde su exilio obligado en el que no le han logrado tapar la boca. La bella princesa no da puntada sin hilo, conoce los tiempos y las frases adecuadas. Unas frases mucho más claras y directas que las elaboradas por un equipo anticuado que subestima a sus súbditos.

La alemana, fuente de sabiduría dada su situación de privilegio, no va a parar. Ella no es una cabaretera a la que el miedo paralice, sino una 'amiga entrañable' que sabe aguantar la presión.Tal vez por eso, la próxima vez bastará con leer los titulares que la rubia damisela ofrezca a algunas de esas revistas que no se leen en Zarzuela y que muchos vasallos rechazan, para saber la verdad que se esconde tras los muros de palacio.